Tras leer las perlas declarativas que suelta la clase política —las de Fox, por ejemplo—, dan ganas de parafrasear a Mafalda: ¡maldita sea la libertad de expresión! Pero no: también hemos leído a Voltaire.
Tras leer las perlas declarativas que suelta la clase política —las de Fox, por ejemplo—, dan ganas de parafrasear a Mafalda: ¡maldita sea la libertad de expresión! Pero no: también hemos leído a Voltaire.