Rocío Flores/Foto:JLP
OAXACA, Oax. Se han puesto a pensar ¿por qué entre los jóvenes de este país es muy fácil convertirse en sicarios? ¿Por qué resulta tan sencillo para los jóvenes utilizar un arma de fuego a cambio de tener ciertas cosas materiales o lo que les demanda el mercado? perfumes, carros, etcétera.
¿Por qué los hombres más que las mujeres? reflexionó la directora del Instituto de la Mujer Oaxaqueña (IMO), Anabel López Sánchez.
Para la directora del Instituto de la Mujer Oaxaqueña, el impacto del uso de las armas en las personas adultas (hombres y mujeres) es un tema que tiene que ver con la corrupción pero también con la educación.
López Sánchez trajo a cuenta la etapa de la infancia, que en estas fechas es la más festejada y regalada en la Navidad y también el festejo de el Día de Reyes.
“Los niños crecen en una masculinidad del poder, ellos crecen creyendo que lo que les toca es ejercer el poder y el poder a costa de lo que sea. Y las niñas muchas veces crecen aprendiendo que nuestro papel y nuestras responsabilidad sociales son la sumisión y la obediencia. Por eso cuando se da una situación de violencia muchas veces se percibe como normal porque no hemos aprendiendo a visualizarla”, explicó.
Como sociedad dijo, educamos hombres para la violencia desde que los primeros juguetes que les compramos son soldaditos, armas, y pistolas, porque en los hombres si les tenemos permitido los juegos bruscos, “es más entre más violentos mejor”.
Educamos niños que no se dejen y mientras los educamos para la violencia les reprimimos la educación emocional cuando les decimos los hombres no lloran, si se caen que no lloren, pareces niña, y el niño tiene que aguantarse sus emociones.
“El mensaje parece ser el hombre que no aplica el auto control y el poder es una niña, o es un pen…”
Con estas actitudes de comprarles juguetes bélicos a los niños estamos propiciando la masculinidad basada en la violencia y en el ejercicio del poder, la consecuencia es grave, remató.
“La mayoría de los muertos que hay en esta lucha terrible de violencia que vivimos en el país, son jóvenes y una buena parte son jóvenes que podrían ser nuestros hijos”, agregó.
La funcionaria admitió que hay una responsabilidad del Estado en estas tareas de educación ( y en el uso indiscriminado de las armas en las personas adulttas) pero dijo hay también una responsabilidad social de construirles a los niños y jóvenes una nueva formación.
“Tenemos que abrir los ojos a esta realidad, hay cambios que también se gestan desde la sociedad, desde la ciudadanía y debemos ofrecerles a los niños, a los jóvenes otra forma de ser hombres”.