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‘No necesito pintar fusiles para ser revolucionario’: Rubén Leyva  

Jorge González

OAXACA, Oax. Se le puede hallar casualmente por la calle, en el andador turístico de la ciudad de Oaxaca, quizá montado en su bici, vehículo que utiliza para trasladarse de algún punto del Centro Histórico de Oaxaca hacía el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), centro cultural que fundó en 1992 junto con los artistas plásticos Francisco Toledo, Luis Zarate y José Villalobos.

También puede ser que se le observe en algún barrio ‘oculto’ del centro de la ciudad, sentado a los pies de una cruz de piedra, tomando una taza de café o simplemente conversando con amigas y amigos de la cuadra, una de las aficiones de la “coreográfica” vida del Maestro Rubén Leyva, pintor oaxaqueño reconocido a nivel mundial, quien a sus casi 65 años asegura que es posible creer en las posibilidades que uno mismo se fabrica.

Buena tarde maestro, quisiera empezar citando al ensayista y escritor norteamericano Ezra Ponud, el asevera “los artistas son la antena de la especie” ¿qué piensa al respecto?

El juego y el rol de los artistas es muy importante y más en una sociedad en decadencia como la nuestra,  que día a día toma color desagradable, de una manera tan transparente en el cinismo y la mediocridad. Creo que tiene razón (Ezra Pound) en decirlo de esa manera en el sentido de que el artista muchas veces saca a flote toda una serie de cosas a las que hay que voltear a ver. Esto lo digo con un gran respeto, no solo para los pintores, sino para los poetas también.

¿Qué peso ha tenido a nivel personal y artístico el haber nacido en Oaxaca?

Más que peso , creo que tuve la oportunidad de haber nacido aquí. El hecho de tener en ciertos momentos la claridad que deseo tener para los eventos que se manifiestan ante mí, yo creo que es lo importante. No ha pesado absolutamente nada, ha sido un placer vivir de esto y ha sido un placer el hacer proyectos que también cuestionen.

Este lugar, más allá de un peso, me ha ayudado a encontrar la iconografía y los elementos para que no solo como artista haga pintura o escultura, sino que también haga la edición, que no es una tarea sencilla pero que en este momento nosotros estamos haciendo; pequeños y grandes proyectos para Oaxaca, que nacen en Oaxaca, en este caso los libros es algo que nos interesa seguir haciendo.

El haber nacido aquí me ha dado la claridad de lo que es la riqueza de un estado como Oaxaca, con sus grandes problemas  y aciertos. Afortunadamente los grandes aciertos vienen de la sociedad civil, no del Estado.

El artista como actor político, ¿qué papel juega en una cultura globalizada y homogeneizada como la nuestra?

Es un compromiso de la sociedad, un compromiso de los artistas y un compromiso humano tener una actitud crítica y autocrítica ante la vida. Creo que primero hay que saber expurgar, hay que saber definir qué es lo que queremos. La capacidad de elección ante la situación que vivimos actualmente, la tenemos que afrontar, no como viendo al gigante, sino haciéndolo de una manera inteligente para que esto no se vea como tal, sino para que esto se vea como algo que podemos solucionar y enfrentar e incluso también vivir al interior de ello.

Sobre “Memorial de Agravios, Oaxaca 2006” ¿cómo es que surge ese proyecto?

La idea del proyecto en sí se va gestando a través de un proceso, este proceso tiene que ver con los sucesos que ocurrieron a partir del 14 de junio de 2006 (fecha en que granaderos intentaron desalojar el plantón de la CNTE del zócalo de la ciudad de Oaxaca).  Oaxaca amanece con una terrible agresión y un supuesto desalojo, digo supuesto porque creo que los desalojados fueron los granaderos. Este proceso nos fue dando toda una serie de elementos para pensar y trabajar, pero para que esto sucediera tuvimos que estar y de esta manera nos fuimos nutriendo de las imágenes.

El hecho de ser pintor es una ventaja para ver de otra manera los hechos; la parte de lo socio-político, la parte de la estética, que en su momento fue impresionante: no podías ver ni un espacio libre, porque todo estaba impregnado por intervenciones gráficas de los colectivos que en ese momento se gestaron y de esta manera se comienzan a ver toda una serie de iconografías de alta calidad. A partir de eso es que voy viendo que un movimiento político como lo que ocurre en el 2006, que es de lo más importante, no solo en la lucha nacional, sino internacional había que registrarlo. La idea no es fácil, porque el registra un movimiento significa una postura, significa un análisis, significa un costo, significa creer en el proyecto y tener toda una serie de cosas y elementos para poder hacerlo.

 Yo creo que lo más importante de esto es que estuve ahí, no me perdí absolutamente de nada para poder tener toda la confianza que en su momento se necesitó para poder hacer un planteamiento de esta naturaleza, al interior de todo lo que estaba sucediendo y también con los fotógrafos, a los cuales les agradezco, pues es por ellos que este libro se llevó a cabo.

  El movimiento nos nutrió de una serie de panoramas, crueles desde luego, porque la represión fue muy fuerte, pero vale la pena recordar lo sucedido, vale la pena analizarlo y también vale la pena cuestionarlo que es lo más importante, ¿qué sucedió con todo esto? Y hoy más que nunca es precisamente la pregunta clave.

Entonces, ¿considera que el arte es una herramienta de lucha para buscar otras realidades o modificar un Estado?

Mi pintura se expresa como un figurativismo abstracto muchas veces y no necesito pintar fusiles para poder ser revolucionario o congruente, yo creo que la congruencia viene también por otros canales.

En este caso creo que la congruencia viene a partir de tener esa claridad para saber dónde estás parado. Yo creo que de una forma muy rápida te puedes atar a cualquier proyecto burocrático, por eso es importante hablar de proyectos autónomos, pero hay que tener cuidado porque al final de cuentas puedes terminar viviendo de eso y terminar alojándote en las zonas de confort, lo cual es grave. Debes de tener una claridad social y política para poder la ruta es por acá.

Respecto a esa claridad, ¿qué ocurre cuando la obra artística comienza como una expresión humana y después se mercantiliza? ¿Deja de ser una obra de arte?

En primer lugar hay que tener la claridad para saber que vivimos en una sociedad de consumo, en una sociedad capitalista, eso es algo fundamental para saber qué papel juegas. El Estado y la sociedad capitalista no la puedes borrar en ningún momento, estamos viviendo dentro de ello. El asunto es que mientras se tenga claridad de vivir en este país capitalista, en este país de consumo, tú tienes que responder de cierta manera, o sea tu trabajo no porque se venda deja de ser arte, ¡jamás!, “El Guernica”  no porque estuvo en Nueva York y hoy que regresa a su lugar de origen dejó de ser arte. Jugó un papel importantísimo tanto en Nueva York como en España, regresa a España reforzada por la historia que vivió pero no por eso dejó de seguir siendo arte. Es importante el papel y el roll que juega la propia obra y no se desvaloriza, más bien, esto toma mayor fuerza con relación al contexto histórico y por ende el papel que juega el artista también. Pero si tú eres un artista que da esas concesiones a esta sociedad del maniqueo, de la manipulación hacia el propio artista, pues tu trabajo se impregna de eso, entonces se devalúa, eres tú el que ejerce ese trabajo desde un principio.

El artista debe de estar claro de no entrar en la zona de confort y tener solucionada, entre comillas, su existencia, porque ese ya es un problema.

¿Cómo visualizas al artista dentro de la sociedad mexicana y su contexto actual? Y ¿qué futuro le augura?

Estoy convencido de que los espacios se tienen que tomar, porque no te los van a otorgar, tenemos que construirlos y creer que es algo posible.

Esos espacios que siempre han sido controlados por toda una política y una burocracia cultural, yo creo que tienen que ser menos cada día, confío en toda la gente que se organiza, confío también en colectivos de arte, confío mucho en ellos, me gusta mucho ver a los jóvenes que trabajen, me gusta mucho ver propuestas nuevas, me encanta ver que la gente joven se esté atreviendo a romper con toda una serie de propuestas ya establecidas y creo que nada puede detener esto.

El arte se va a poder ver desde otro punto de vista, desde otros soportes, desde otras calles, desde otros espacios, los museos tienen que salir también a la calle, no hablo de un populismo, hablo de una propuesta responsable, concreta y de alta calidad.

El 2006 generó toda una serie de propuestas, hoy indudablemente existe eso, porque a pesar de que se cometieron errores, porque a pesar de que muchos colectivos y artistas independientes entraron en la zona de confort, porque les encantó ser cooptados por galerías y por otras propuestas de arte controlado, entonces esto les maravilla, se sienten seducidos, deseados y esto también trajo un reflujo y también desaparecieron colectivos y hoy se sienten más artistas que antes, esa es la parte alucinante del sistema capitalista, que piensan que por esto se pelean la obra de él y el sentirse deseado de esa manera seduce.

Independientemente de las cosas que han sucedido creo que se avanzó, porque ahí están aún colectivos artísticos trabajando, muchos funcionando de una manera autónoma y esto habría que ver de qué manera se capitaliza para que esto no se vaya a la borda. Oaxaca es un soporte verdaderamente increíble de cultura y arte,  mucha gente vive del arte y yo creo que sigue siendo, a pesar de todos sus errores, la punta de lanza a nivel nacional en este aspecto.

 

 

Foto: Diario Marca