Agencias
MÉXICO. El presidente mexicano Enrique Peña Nieto anunció con la frase «misión cumplida» la recaptura del poderoso narcotraficante Joaquín «El Chapo» Guzmán, mientras ministros de su gabinete recibieron la noticia durante una reunión con diplomáticos, quienes espontáneamente se lanzaron a cantar el himno nacional.
Pero mientras el gobierno de Peña Nieto disfruta el triunfo de poner a Guzmán nuevamente tras las rejas, críticos y analistas le recuerdan que esta captura no resolverá los problemas de seguridad y corrupción de México.
Algunos comparan la reacción de Peña Nieto con las imágenes del expresidente estadounidense George W. Bush cuando parado en un portaaviones debajo de una pancarta que proclamaba «misión cumplida» anunció el fin del mayor combate en las operaciones en Irak en mayo de 2003.
«Justamente por lo anterior no fue una buena decisión de Enrique Pena Nieto anunciar como ‘misión cumplida’ la captura del nacotraficante dos veces fugado», escribió en el diario Reforma el historiador Lorenzo Meyer.
Nadie, ni siquiera funcionarios gubernamentales, cree que con esto se detendrá de inmediato el tráfico de drogas o que el poderoso cartel de Sinaloa de Guzmán se desmoronará.
Y Peña Nieto sigue en la mira por el caso no resuelto de la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa que fueron detenidos por policías corruptos y presumiblemente asesinados por narcotraficantes en septiembre de 2014.
El lunes, Peña Nieto reconoció en su mensaje de Año Nuevo que pese a la captura de 98 de los 122 criminales más buscados, «aún tenemos desafíos, pero los estamos enfrentando con visión y determinación».
El gobierno asegura que desde que entró en funciones, la cifra de asesinatos ha disminuido, pero expertos cuestionan esa estadística.
Misión «no» cumplida
«Se acabará el sexenio y la captura de ‘El Chapo’ no resolverá el problema del narcotráfico y la violencia no disminuirá, sino que puede incrementarse. La misión no está cumplida», dijo el diputado Víctor Manuel Sánchez Orozco, del izquierdista Movimiento Ciudadano.
Otros legisladores opositores señalan que si bien la captura fue un éxito, el gobierno debe combatir la corrupción que contribuyó a la fuga de Guzmán.
El gobierno de Peña Nieto fue humillado cuando Guzmán escapó de una cárcel de máxima seguridad a través de un túnel, 17 meses después de que militares de la Marina Armada lo capturaron en su natal Sinaloa (noroeste).
Las autoridades lanzaron una cacería humana que condujo a su recaptura hace una semana en Los Mochis, Sinaloa, un triunfo que ha compartido titulares con la revelación bomba de que el actor estadounidense Sean Penn y la mexicana Kate del Castillo se reunieron con el capo meses atrás.
Poner a Guzmán tras las rejas sólo «rectifica algo que les salió mal», comenta a la AFP el politólogo e historiador José Antonio Crespo, del Centro de Investigación y Docencia Económicas.
«Mejorará su imagen pública, le da al gobierno un respiro» pero difícilmente se recuperará en los niveles de aprobación, añade el experto.
Crespo subraya los resultados de una encuesta del diario El Universal según la cual 77% de los mexicanos cree que Guzmán volverá a escapar de prisión nuevamente, lo que demuestra que «la desconfianza en las instituciones prevalece».
El gobierno de Peña Nieto, que se resistía a entregar a Guzmán a la justicia estadounidense, inició ya el proceso de extradición mientras refuerza la seguridad en el penal del Altiplano, el mismo del que se fugó.
Crimen organizado
Christopher Wilson, subdirector del Instituto México en el Centro Internacional para Estudios Académicos Woodrow Wilson, con sede en Washington, señala que la recaptura de Guzmán es «un triunfo absoluto» para Peña Nieto.
«Al mismo tiempo, es sólo una persona. Los problemas de México no se solucionarán por poner a una persona tras la rejas», dice Wilson.
«Se resuelven creando instituciones como policías, jueces, fiscales que día a día puedan resistir las presiones del crimen organizado», añade.
El gobierno ha dado pasos para la renovación del sistema judicial y sus reformas económicas han sido reconocidas internacionalmente, pero terminará con un «legado contradictorio» en cuestiones de seguridad, indica Wilson.
Pese a que la captura de Guzmán sea una victoria, resume Wilson, «no es el tipo de acontecimiento que cambia la trayectoria de una presidencia»