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“Yo no llevo muchas cuentas, pero hace poco hice unas que quizá nunca las hubiera hecho”, me dice el pintor Francisco Toledo, de pie en el patio de la casa en la que vivió hace más de 40 años, ahora convertida en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca.
Minutos después de una rueda de prensa en la que se mostró abrumado por las preguntas del grupo de reporteros, el artista oaxaqueño habla sobre una de las 100 obras que exhibirá en las salas del IAGO antes de exponerse en una galería en la ciudad de Los Ángeles, en Estados Unidos.
-Si usted vive 77 años, ¿cuántas veces ha visto el sol o cuántas veces su vida ha girado frente al sol? Yo he vivido 20 mil ciento y pico días frente a él, 365 por 77… por eso ahí, en esa figura, en ese autorretrato, como un trompo demuestro que las vueltas frente al sol se me están acabando-, dice el juchiteco, que en el mes de julio cumplirá 77 años de vida.
Después de 50 años de trayectoria en torno a la pintura, la plástica, la cerámica y la escultura, Toledo regresa a su casa -en ese espacio que según sus cálculos habitó en los años 70- en donde mañana inaugura la muestra Naa Pia, Yo mismo, una serie de más de 100 piezas en la que expone un tema recurrente: el autorretrato. Y es que hace más de una década que el artista no dedica una serie a la pintura.
La ensayista y periodista Dolores Garnica describía, hace un par de años, cómo en el mundo de Toledo, los animales y los humanos son uno solo con la naturaleza. Animales reales e imaginarios abarcan sus pinturas, grabados, cerámicas, incluso a su propia persona.
En la etapa de su juventud y madurez (incluso en su vejez) a Toledo se le identifica como un mono: inquieto en su forma de actuar, de erguirse y desplazarse. Quizá porque el mono es su nahual.
En Naa Pia, el artista con más de siete décadas, se muestra más humano, menos mono. Toledo en un papalote, entre rejas, como un niño negro, un esclavo o un trompo.
“Pintarse como un trompo, como un ‘juguete’ del tiempo que no ha podido permanecer un instante quieto”, no carece de ironía, dice el escritor oaxaqueño Guillermo Santos, quién reseñó la muestra.
“Junto al espectador, el artista parece ir descubriendo facetas de sí mismo que no había hallado”, apunta.
Después de las 28 mil vueltas que la tierra ha dado sobre sí misma, durante sus 77 años, Toledo dice que hay algo que hace que le sea más fácil reconocerse, que el parecido en su obra pueda ser más verídico, aunque no es su fin.
Naa Pia, Yo mismo se inaugura mañana sábado a las 12:00 horas en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, ubicado en Macedonio Alcalá 507, en el centro histórico de la capital.
La muestra estará disponible un mes y medio.