Rocío Flores
OAXACA, Oax. «Hay ciertas experiencias que ningún tipo de tecnología puede registrar, son las vivencias humanas. Hay una magia en ellas. Algunas pueden plasmarse, incluso evocar momentos poéticos».
Sobre algunos de esos momentos habla el fotógrafo Javier Hinojosa (Ciudad de México, 1956) cuando relata cómo se creó La huella del jaguar, una serie fotográfica de un colectivo de artistas, hecha con una cámara estenopeica, “un sistema rudimentario, pero sencillo, de alguna manera primigenio, para un lugar que también lo es: la Selva Lacandona”.
La historia de esta serie comienza en el 2001, cuando Hinojosa es invitado por la asociación civil Espacios Naturales y Desarrollo Sustentable A.C. para realizar el proyecto denominado Arte para la selva, que puede sugerir o evocar decenas de imágenes, pero cuyo objetivo central fue crear un vínculo o acercamiento entre el arte, la conservación, restauración y preservación de la naturaleza.
[quote]“La selva es fábrica de vida. Una selva no se hace en dos días, ni en 10 días, ni en 100 años, ni en 500 años, su magnitud lleva miles de años, y quizá en una semana se pueden destruir miles de hectáreas, pero llevaría cientos de años en regenerarse”, apunta Hinojosa, quien está en Oaxaca precisamente para inaugurar una muestra de esas imágenes captadas por varios artistas en el estado de Chiapas, México.[/quote]
El proyecto evolucionó y en algunos momentos participaron también artistas visuales de otros países del mundo, “incluso hicimos un poco de dramaturgia”, apunta el fotógrafo documentalista.
De ahí surgió la idea de realizar una experiencia colectiva con varios fotógrafos como Pía Elizondo, Annie Waller, Silvia González de León, Carlos Jurado, César Flores, Gabriel Figueroa y Ricardo Garibay, para contribuir con un mensaje en la conservación de nuestras selvas en México (entre la que se cuenta también la selva de Chimalapas) y de otros lugares del mundo.
“Era también una manera para dejar colgado el ego en el clóset y participar en proyectos colectivos, nos refuerzan las relaciones como seres humanos”, agrega el fotógrafo e impresor, uno de los más destacados de México.
“Una ocurrencia mía fue que tomáramos fotografías con las estenopeicas, estas camaritas elaboradas con cajas de cartón o cajas de madera, cuyo objetivo en realidad es un pequeño agujerito, o estenopo, que se hace con la punta de una aguja”. Las imágenes se revelaron e imprimieron en la Ciudad de México y fueron inauguradas por primera vez en 2002 en el Palacio Nacional de Bellas Artes, con el título de La Huella del Jaguar.
Tomó este nombre porque una imagen icónica del proyecto fue una captada por el cinefotógrafo y director de fotografía Gabriel Figueroa alrededor de unos trescientos metros de donde se quedaban y donde está la impronta de una patita de jaguar, una foto que se tardó unos 45 minutos en exponerse y les costó miles de piquetes de mosco a varios de los fotógrafos, según el relato de Hinojosa.
La exposición viajó por varias partes del mundo, entre ellas en la región de la Toscana, en Italia y esta semana será inaugurada en el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, ubicado en esta ciudad.
La idea, dice el artista, es difundir todas las problemáticas que hay en las selvas sobre todo por la tala de árboles y la importancia que tienen las selvas como una fuente de agua, entre otras de las funciones ambientales.
Hinojosa habla también del arte como un vehículo para dar mensajes de conservación y de la imagen estenopeica como una herramienta para la educación de la Fotografía.
“Este tipo de encuentros con el arte es vital porque la gente puede maravillarse, porque vivimos en una época en que lo digital nos sobrepasa, esto nos da la posibilidad de ‘humanizarnos’, de ver otra manera de usar el tiempo y percibir la realidad, es una experiencia mágica y creo que necesitamos un poco de magia en nuestras vidas. Es necesario para que este país pueda avanzar y es también como un acto de sobrevivencia humana”, concluye el documentalista, con larga experiencia en el tema del arte y la naturaleza.
La exposición se inaugura el viernes 27 de abril a las 19 horas en el CFMAB como parte de la novena semana estenopeica en Oaxaca que se clausura el domingo 29 en el Centro de las Artes San Agustín.