Rocío Flores/Foto: Carmen Pacheco
ZIMATLÁN DE ÁLVAREZ, Oax. Rufina Velázquez vive en el núcleo El Rosario, en Zimatlán de Álvarez, a unos 26 kilómetros de la capital del estado. Su andar es lento, pero firme como su voz, cuando denuncia la contaminación del basurero sobre la tierra donde cultiva. Lleva 20 años percibiendo el olor de los desechos sólidos abandonados ahí, a medio kilómetro de su comunidad.
En el Rosario, viven cerca de 500 personas, la mayoría de las personas adultas se dedica a las labores agrícolas, a la siembra de temporal.
“El olor se expande por todos lados. Como nosotros siempre estamos por el campo nos damos cuenta. Aquí comemos, aquí bebemos, aquí servamos. No tenemos más terreno donde vamos a sembrar, rentar sale caro”
Su voz va cambiando durante la caminata hacia el basurero, no solo por la agitación debido al intenso calor, también por la añoranza de otros tiempos. Ella es madre de dos jóvenes, cuenta que al más pequeño le gustaba el campo. “Pero un día me dijo que mejor lo vendiéramos porque estaba muy sucio ahí para cultivar. Y pues… se fue a Estados Unidos”.
Cansados de la contaminación, los habitantes El Rosario acordaron notificar el día 12 de febrero al presidente municipal de Zimatlán, Javier César Barroso Sánchez, para buscar una posible solución, pero no se presentó, por lo que decidieron cerrar el viernes 19 de febrero el basurero y demandar a las autoridades su intervención.
La petición para resolver este tema también la hicieron ante la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, la cual quedó registrada con el número de expediente DDHPO/0262/(30)/OAX/2021.
Mientras tanto, el representante de ese núcleo rural, Epifanio Morales López, quien entró en funciones el pasado 1 de enero, explica que de manera informal el edil les invitó a una reunión este lunes con representantes de la Secretaría General de Gobierno, de la que no estaban seguros si se realizaría, por lo que decidieron seguir con el bloqueo del basurero hasta que la autoridad municipal se comprometa por escrito a la reubicación del lugar.
“Estamos abiertos al diálogo, pero buscamos un acuerdo que sea respaldado por la autoridad competente en el tema”, expone Epifanio Morales frente al basurero.
La asesora jurídica de la comunidad, Aimé Rodrígez Vázquez, explica que los habitantes piden la intervención de Derechos Humanos, la Secretaría del Medio Ambiente, Energías y Desarrollo Sustentable (Semaedeso) y la Secretaría General de Gobierno (Segego) para que se firme una minuta de acuerdo, y la autoridad de Zimatlán (Barroso Sánchez) forme parte de éste.
“Acordamos que ya no podemos seguir así. Ya nos hemos enfermado, la gente se ha quejado de gripa, de manchas en la mano. Tenemos problemas en la piel, estomacales, los ojos se nos ponen rojos” , destaca don Epifanio.
En El Rosario no hay más que una casa de salud para la atención a problemas de salud y ha estado cerrada durante la pandemia. Si se presenta una urgencia, los enfermos tienen que trasladarse a Zimatlán.
“Nuestros animales, no están para saberlo, pero no sé qué le encuentran al nylon, se lo tragan y al rato después de dos o tres semanas se enflacan, se enferman o se mueren”, cuenta mientras nos muestra con enfado la humedad de la tierra causada por los líquidos llamados lixiviados, ese jugo maloliente que sale de la basura y contamina el suelo, también el arroyo que va al río Seco 一y llega hasta el río Atoyac en la capital一 y el medio ambiente de esa comunidad.
Melesio Lucas Gaspar tiene un terreno, a un lado del basurero de esa localidad y lamenta que lo que se siembra ya no sirva para alimentar.
“Que el presidente no lo tome a mal. Esto no es un tema político, es un tema de salud. Fuimos muy claros. Los seres humanos merecemos respirar un aire limpio, tenemos derecho a vivir con dignidad. Lo que queremos es que cumpla con el servicio que está desempeñando, que se ponga en nuestro lugar, a nadie le gusta que alguien llegue a dejar basura al patio de su casa. Estos terrenos ya no se pueden trabajar. Aquí estamos defendiendo nuestra salud».
Los habitantes recuerdan que en cada periodo electoral han llegado los candidatos a proponer una solución para ese problema, pero al final no ha pasado nada.
“La misma autoridad que está, también se comprometió en su tiempo de campaña. Y nosotros no tuvimos ese cuidado de hacer un acta firmada en la que se comprometiera con el pueblo”, comentan. Hasta hoy, todo ha quedado en palabras. “Y las palabras que nos han dicho, todas se las ha llevado el viento”, dice Melesio.