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Crear economía desde la comunidad

Foto: Elisa Ruiz Hernández

Cocina Calmécac dignifica el quehacer de centro de formación musical

La pandemia impactó en nuestras actividades y cambió las formas de hacer la vida. Para el gremio cultural y artístico de Oaxaca no fue distinto. Los  proyectos como el del Instituto Intercultural Calmécac, que se sostenían por medio de conciertos y giras, enfrentaron una crisis que les obligó a repensar en las maneras de sostenerse y en nuevas formas de crear economía desde la comunidad.

Para Calmécac, un centro de formación musical ubicado en Nejapa de Madero, en la Sierra Sur de este estado, llegó un momento en que las rentas se tenían que pagar y a los maestros debían recibir una colaboración por pequeña que fuera.  “Los gastos estaban ahí, así que como director del Instituto asumí la responsabilidad de dar la batalla”, cuenta el músico Nathanael Lorenzo Hernández.

Lorenzo Hernández afirma que aun cuando no hay pandemia los proyectos culturales andan en crisis, así que a pesar de ella decidieron seguir y con el apoyo de una de las primeras alumnas, Alicia Zárate, quien se ha convertido en chef asesora, crearon  “Cocina Calmécac”, un mecanismo para generar los recursos necesarios para continuar con las actividades de formación musical y de la Banda Filarmónica.

Recetas desde la comunidad

Algo peculiar pasó con cada uno de las niñas  y los niños de este instituto durante la pandemia. Ante la falta de insumos, cada uno comenzó a llegar con ingredientes de su comunidad, que con el paso de los días fueron formando parte de la  riqueza gastronómica de lo que ahora llaman Cocina Calmécac.

Empezaron a llegar los chiles de las diferentes regiones: de la Sierra Juárez, Sierra Mixe, de Valles Centrales y de la Sierra Sur, de donde son originarios los estudiantes y con ellos los sabores que los han alimentado durante siete años.

“La vida nos dijo aquí están los sabores. Y así pasamos a la elaboración de  productos con recetas propias, es decir de  las comunidades de origen de los jóvenes, niñas y niños”, apunta Nathanael.

Esos ingredientes salieron a dar la cara del Instituto Intercultural Calmécac, cuenta el músico, quien desde hace más de siete meses con canasto en la espalda, viaja a la ciudad de Oaxaca  para comercializar sus productos.

“Lo digo de manera abierta porque prácticamente salvo financieramente a todo el proyecto. Tuvimos que recodar que somos un proyecto que  está basado en el trabajo en conjunto”, destaca.

En Oaxaca, varios proyectos culturales quedaron varados o desaparecieron, a pesar de algunas becas que el gobierno estatal promovió como impulso a los creadores. Calmécac sigue buscando opciones y oportunidades.

«Desde hace siete años buscamos autonomía, ser autosustentables, porque las comunidades lo tienen. Cocina Calmécac dignifica el quehacer del Instituto porque no estamos pidiendo que nos den, estamos haciendo lo propio de nuestras comunidades. Alicia Zárate, la chef, me dijo tienes que tener confianza en nuestra cocina y finalmente salió a dar batalla», remata el músico y compositor del Mantra para el regreso, la pieza que interpretó en la entrega del bastón de mando al presidente Andrés Manuel López Obrador en 2018, un canto para que las raíces indígenas recuperen el lugar que les corresponde.

Sabores Calmécac

Los productos de este instituto están elaborados de manera artesanal y envasados al vacío. Entre ellos se cuentan: la salsa macha, la estrella de la cocina Calmécac; la salsa macha gubixa, la cual contiene granos semillas de calabaza, cacahuate  y ajonjolí con aceite de oliva, de sabor ligero, especial para gente que no come mucho picante; la salsa macha Gih, que en zapoteco es fuego, esa sí es muy picante.

Además la crema de chile, elaborada a base de chiles endémicos, la salsa de huaje, miel de maguey de Yautepec, pinole de diferentes comunidades y la colección de tostadas de chile, frijol y de coco, entre otros productos que se pueden solicitar a través de su página oficial de Facebook.