Hoy todo ocurre por medio de pantallas y no es exageración decir que la inteligencia artificial ha suplantado a la inteligencia humana o al menos reconocer que los ordenadores han secuestrado nuestra concentración.
El escritor Nicholas Carr lo advierte en su libro Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?, publicado en 2010. Sin desestimar las valiosas aportaciones que la conexión instantánea nos ha obsequiado, este experto en tecnologías intenta a través de sus investigaciones llevarnos a reflexión de lo que la era digital ha causado en nuestro cerebro.
El autor plantea que entre más inteligente sea nuestro ordenador, más tontos seremos. Puesto de otra forma, entre más inteligente sea nuestro dispositivo, menos interés tendremos en cultivar nuestra propia inteligencia. Menos interés tendremos en adquirir sabiduría.
Y sí, claro que habrá quien diga que los libros no son los únicos que nos proveen conocimiento, sin embargo el riesgo existe, porque las pantallas han secuestrado algo más: nuestra concentración.
Hay cosas que solo obtenemos en la medida en que profundizamos en la búsqueda del conocimiento y en la contemplación de las razones y porqués del hombre y son precisamente los libros uno de los mecanismos que nos acercan a las contradicciones, descubrimientos y maravillas que el hombre experimenta a su paso por la tierra. La falta de concentración nos aleja de estos y del amor por el saber.
Por ello, la interrogante que se plantea en el texto es: ¿Existe todavía la posibilidad de recuperar nuestra concentración?
El biólogo computacional holandés, Van Nimwegen dedujo luego de uno de sus experimentos: que confiar a los ordenadores la solución de todos los problemas cognitivos reduce «la capacidad de nuestros cerebros para construir estructuras estables de conocimientos.»
Actualmente en México sólo 2.8% de las personas es analfabeta. Es decir, una enorme cantidad de mexicanas y mexicanos pueden leer y escribir. Sin embargo, el promedio de los libros que una persona del país lee es de 3.8 libros al año.
Las razones para no leer, según informes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, son: Por falta de tiempo (48.5%), falta de interés y gusto (22.4%), problemas de salud (12.7%), prefiero hacer otra cosa (11.7%), falta de dinero (4.1%). Y a todo ello hay que sumar lo que el internet y esencialmente lo que la era tecnológica ha hecho con nuestras mentes.
Hoy todas nuestras preguntas se las hacemos a un aparato, desde las más grandes hasta las más insignificantes dudas de nuestra existencia las resolvemos con un click. Eso es cómodo, quizá nos gusta, pero nos enfrenta al dilema de si seremos capaces de detenernos en algún momento para pensar y aprender. No tenemos tiempo. Vamos hacia adelante en una vertiginosa espiral de auto abandono, de inteligencia a medias y concentración secuestrada.