Evelyn Galán
Durante su discurso en el Consejo de Seguridad de Naciones en Nueva York, el presidente Andrés Manuel López Obrador, planteó llevar a cabo el Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar para el beneficio de los pobres de los diferentes países del mundo.
Acompañado del canciller Marcelo Ebrad y por Juan ramón de la Fuente, embajador de México ante la ONU, el Presidente explicó que esta propuesta se puede financiar con un fondo procedente de tres fuentes: el cobro por contribución voluntaria anual de un cuatro por ciento de la fortuna de las persona más ricas del mundo; la aportación de las corporaciones privadas más importantes por su valor en el mercado mundial y por ultimo una cooperación del 0.2 por ciento del PIB de cada uno de los países integrantes del Grupo de los 20.
El Presidente detalló durante su intervención, que de lograrse la meta de ingresos, el fondo podría ser de un billón de dólares y la Organización de las Naciones Unidas como agradecimiento podría otorgar certificados de solidaridad a las personas, corporaciones y gobiernos por su ayuda humanitaria al financiar la propuesta del Plan Mundial de Fraternidad de Bienestar.
“No creo, lo digo con sinceridad, que alguno de los miembros permanentes de este Consejo de Seguridad se oponga a nuestra propuesta pues esta no se refiere a armas nucleares o invasiones militares ni pone en riesgo la seguridad de ningún Estado; por el contrario, busca construir estabilidad y paz por medio de la solidaridad con quienes más necesitan de nuestro apoyo; estoy seguro que todos, ricos y pobres, donantes y beneficiarios, vamos a estar más tranquilos con nuestra conciencia y viviremos con mayor fortaleza moral”, expresó.
Dijo que los recursos obtenidos del Plan Mundial de Fraternidad de Bienestar deberán llegar a los beneficiarios de manera directa, sin intermediación alguna, mediante a tarjetas o un monedero electrónico personalizado, debido a que el dinero destinado en muchos de los casos se queda en pagos de oficinas de lujo, en mantener asesores o se desvía y no llega a las personas beneficiarias.
“El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional podría colaborar con hacer un censo de los más pobres del mundo y una vez definida la población objetivo, en cada país, comenzar a dispersar los recursos para el otorgamiento de pensiones a adultos mayores, a niñas y niños con discapacidad; becas a estudiantes; apoyos a sembradores y a jóvenes que trabajen como aprendices en actividades productivas, así como hacer llegar vacunas y medicamentos gratuitos”, finalizó.