“Ahora que se está cayendo el mundo que conocemos, cuando andamos un poco extraviados”, en tiempos en que más se necesitan los “intelectuales desprofesionalizados”, muere Gustavo Esteva.
Son sus palabras entrecomilladas, es su idea, el motivo por el que, después de cursar la carrera de Relaciones Industriales como alumno brillante en la Universidad Iberoamericana y ser reclutado por las empresas Procter & Gamble e IBM, inició a los 22 años de edad su “desprofesionalización” porque concluyó que por aquel otro camino no iba a tener una vida decente y digna.
Nacido en la Ciudad de México en 1936, Gustavo Esteva falleció la mañana de este jueves 17 de marzo a los 86 años de edad luego que en días previos sus familiares informaron que su estado de salud era delicado.
Fue investigador; docente en la UNAM; autor, coautor y editor de alrededor de 40 libros, unos 500 ensayos y miles de artículos; colaborador del periódico La Jornada; activista, y sobre todo, “intelectual desprofesionalizado”, como él se autodefinía.
Desde mitad de los años ochenta del siglo XX vivía en San Pablo Etla, Oaxaca. Su abuela fue zapoteca, tenía un puesto en un mercado de Valles Centrales. Siendo niño y adolescente, él pedía que en las vacaciones lo enviaran con ella: recibió así clases de vida que guardó en la conciencia.
Y en esa década de su llegada a la entidad, descubrió lo que tenía adentro, empezó a recordar lo que aprendió con su abuela y se pudo vincular más profundamente con los pueblos indígenas.
Por ese tiempo, también conoció por accidente a Iván Illich, el pensador austriaco, crítico de las principales instituciones de la cultura moderna y del consumo exacerbado de energía: “me fascinó lo que oí en un seminario al que acudí; me puse a leer frenéticamente sus libros, encontré ahí el discurso del pueblo, que yo oía en barrios y en comunidades, y entonces empecé a colaborar con él y nos hicimos amigos”, relató en una entrevista para la revista Magis del ITESO.
Y después, en enero de 1994, la primera semana del levantamiento zapatista en Chiapas le cambió la vida. Tanto, que después participaría con sus señalamientos teóricos sobre la autonomía en los diálogos de San Andrés Larráinzar.
Después que, en 1997, los pueblos indígenas de Oaxaca declararon de forma contundente que “la escuela ha sido el principal instrumento del Estado para destruir a los pueblos indios”, Esteva y otros pensadores crearon la Universidad de la Tierra, Unitierra —el nombre salió de Jaime Martínez Luna, uno de los fundadores—, donde “la forma de aprender es, primero, aprender haciendo. No es primero el rollo y después la práctica, sino que es primero la práctica; aprendemos haciendo. En Unitierra no hay maestros, no hay profesiones, todos estamos aprendiendo juntos las cosas que queremos. Uno de los más importantes principios es una frase de Iván Illich: ‘aprender debe ser la actividad gozosa de personas libres’”.
A partir de ahí y ante la crisis de la educación formal, “que no sirve para nada”, se desarrolló en Unitierra el “tratar de aprender en lugar de ser educados por algo o por alguien, lo cual implica el reconocimiento de la ‘contraproductividad’ de las profesiones mismas.
Se trata de evitar que en la educación sea un aparato central el que decida todo lo que se debe aprender y que rija el principio según el cual todos deben aprender la misma cosa, porque eso es “una aberración y un mecanismo de dominación”.
En los últimos años, Gustavo Esteva participó en un proyecto que buscaba “un mundo donde quepan muchos mundos” —esa sentencia zapatista—, en el que podamos realmente abrazar la diversidad y celebrarla”, para lo cual “tenemos que reconstruirlo todo, reorganizar la sociedad desde abajo”.
1 Comentario
Mirtha Urbina Villagómez
Qué pena, lamento muchísimo su partida. Un gran compañero, amigo y maestro. Siempre fraterno, sencillo y solidario. Siempre a la búsqueda de nuevos caminos hacia un mundo mejor. Tuve la fortuna de que nos impartiera un curso en el Colegio de San Luis, y sobre todo, de asistir a un taller en Unitierra. Una experiencia muy enriquecedora. Mis condolencias a su familia y a sus compañeros.
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