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La participación política desde los municipios y la comunidad

Debe quedar claro que Oaxaca se distingue por ser la entidad con el mayor número de municipios en la República. Esto se debe no solamente a su escabrosa o arrugada geografía, sino al tejido social que reciamente genera esa geografía, además de haber contado con un residente de larga duración en el poder nacional.

Los 570 municipios, revelan entre muchas cosas, el que sus habitantes tengan una elevada garantía de participación, como ya decíamos, cualitativamente demostrada. Y la participación concreta en la toma de decisiones de un municipio, equivale a un elevado grado de politicidad, es decir de una elevada conciencia del valor que tiene la participación política en la toma de decisiones. 

Esto, cotidianamente se demuestra en las exigencias que se le hace al poder, lo que ha convertido a la Ciudad de Oaxaca, en un espacio sumamente tomada o blockeada por diferentes organismos, que con o sin manipulación, encuentran en la participación activa, la realización concreta de su opinión.  

Este grado de politicidad proviene del modelo asambleario y cualitativo que forma al oaxaqueño comunal. Y es esto lo que debe respetarse, incluso valorarse para el diseño de nuevos modelos o formas de organización estatal. Es ésta formación política la que también revelan los oaxaqueños fuera del Estado, dentro y fuera de la República.

Esto demuestra también por qué los partidos políticos desde su nacimiento, han encontrado en la ciudad su espacio para su reproducción, así como para el ejercicio de una lógica individualista de la interpretación de lo político.

Es por ello muy grosero, que lo político se haya convertido en la política para la conservación de los privilegios de unas cuantas familias cuyos apellidos no nos interesa subrayar, y que se repiten en calles, gobernadores y altos ejecutivos de los poderes establecidos, que además de contar con una aparato burocrático que gasta y obstaculiza la dotación de recursos a éstos municipios, inhiben la participación concreta tanto de los municipios y agencias, como de todos los habitantes.

Esta realidad, de alta participación que permite la geografía de Oaxaca, es excluida para la reproducción del poder, cuestión que debe cuestionarse de fondo, si es que queremos un Oaxaca más justo y pleno, en la que sean sus capacidades naturales las que definan y diseñen la organización política que  debe prevalecer.