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La mariguana y la industria que viene en Oaxaca

Como en el caso del maguey mezcalero, el cannabis oaxaqueño apunta a la industria. El uso recreativo es solo la punta del iceberg, aclara en esta entrevista el ingeniero agrónomo Daniel Ramírez, representante del grupo multidisciplinario Oaxaca Highland, el cual busca desestigmatizar la planta entre los diversos sectores sociales.

—Se entiende que la entidad pueda ser buena productora de cannabis legal, apunta a una industria, como en el caso del mezcal, pero habría que ver que el maguey se está volviendo un depredador del medio ambiente, ¿qué puede pasar en el caso de la mariguana?

—Ahí  [en el caso del maguey mezcalero como depredador de ecosistemas], es su manejo. En cuanto a la mariguana, nosotros estamos priorizando el cultivo orgánico, completamente sustentable, sin agroquímicos ni moléculas sintéticas. Tiene que ser natural. Sería lo recomendable también para el agave.

Sobre todo porque en el caso del maguey mezcalero, contrasta, “se está usando un sistema de producción diferente, muy intensivo, muy agresivo con todo el medio ambiente”. Se debería pasar a un sistema más integrado, como se hace en ciertas zonas, intercalando maíz, por ejemplo.

La plática con Daniel Ramírez ocurre en una casona en obra negra de la calle Rayón, en el Centro Histórico de la ciudad de Oaxaca, que se ha acondicionado con una sala, macetas con plantas de cannabis, casetas de productos como fibras de cáñamo, un foro para la música y una cocina a propósito de la celebración del Día Mundial de la Mariguana.

Después de cumplir con el fume del ritual 4:20 y la sesión de música con instrumentos de origen prehispánico, este ingeniero agrónomo expone que el uso recreativo del cannabis es solo la punta del iceberg. Lo más visible, dice,  igual que su parte medicinal, pero, aclara, todo es mucho más amplio, los beneficios industriales son abundantes, como la extracción de fibras, la elaboración de papel o los bioplásticos, enumera.

Son beneficios de los que debe tener conocimiento la sociedad, indica y recuerda que al hilo de cáñamo lo desaparecieron, lo negaron no obstante que había empresas muy grandes dedicadas a su producción, incluyendo la de cuerdas para la Marina.

Hay potencial en las especies de cannabis oaxaqueña para su uso medicinal e industrial.  Dado que han sido cultivadas en plantaciones de traspatio por la población, se ha preservado la genética y ciertas características que son únicas.

Pero desde que se volvió un tabú, cuando Estados Unidos decidió que debería ser prohibida, fue difícil que se conocieran y transmitieran sus beneficios, explica Daniel Ramírez, pero antes no era así, tras que llegó hace 400 años se distribuyó en todo Oaxaca y cientos de años fue normal.

Puede compararse con lo que sucedió al maguey mezcalero luego que  fue ilegal. “Hay que recordar que anteriormente a las personas que apresaban en un palenque incluso las fusilaban. Hubo problemas serios en ese entonces”.

—Buscan quitar estigmas a la planta y darle buen uso, se entiende, ¿cómo ves el uso recreativo?

—Un abuelo me platicaba que en su tiempo también fue muy perseguida la planta, pero que hacían sus desacatos. En las familias, la oportunidad de fumar ha sido libre. Por lo regular, nunca ha sido malvisto su uso, se llega a un acuerdo y una convivencia sana.

“Con la posición del municipio de Oaxaca de Juárez [la del “trato digno” a mayores de edad que consuman cannabis en vía pública] se está informando de algo que nosotros ya sabíamos que pasaba, pero que por costumbre no lo exhibíamos en la calle. Se da tiempo hasta que se regule el punto específico con base en lo que establezca la ley”.

De acuerdo con este ingeniero agrónomo, si prevalece el criterio, puede ser un “detonante de cierta libertad, economía y cambio de cultura”, pero aclara que debe haber un reglamento.

—La industrialización del mezcal es un hecho y puede ser beneficiosa, pero lo que está sucediendo es un acaparamiento del mercado, ¿hay riesgo que pase igual con el cannabis?

—Nuestra visión es la de un comercio justo. Tenemos la posibilidad de aportar nuestro granito de arena para poder incidir hacia dónde podría ir esta industria. Y lo que conviene a todos los oaxaqueños es que haya un comercio justo siempre. Por eso es que trabajamos con las comunidades indígenas, que son dueñas de su tierra.  La idea es que estén bien cimentadas para que no venga una empresa extranjera y quiera mangonear.