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Una reunión entre espíritus afines alentó la creación de una sociedad de mujeres escritoras, poetas oaxaqueñas diversas que empezaron a reunirse para compartir su quehacer en la escritura, hasta que un día, a pesar de algunas sentencias propias de la misoginia, decidieron nombrarse formalmente la sociedad de las poetas, y un año después, publicar su primer libro.
La sociedad de las poetas surgió como una especie de caló, pero luego había que poner un nombre así que sin pensarlo fueron emulando de alguna manera a La sociedad de los poetas muertos, pero a la vez resignificando esa historia, pues ahora, dicen, es tiempo de las poetas vivas.
Ana Rodelo y Enna Osorio son parte de las integrantes, quienes hablan de la confianza como uno de los principios básicos de esta sociedad en la que hay tiempo para hablar en torno a la poesía y literatura y además para reconocerse y crecer, por ejemplo con un primer poemario: Escribir es lo desconocido, que, bajo el sello editorial 1450 ediciones se presentará este lunes en la ciudad de Oaxaca.
—Estamos muy contentas— cuenta Ana Rodelo. Comenzamos a juntarnos por una iniciativa de Jessica Santiago, una poeta de Teotitlán del Valle, quien vio la necesidad de conjuntar a las mujeres poetas en un espacio. Empezamos a reunirnos en torno a la idea que ella tenía y fuimos creciendo, no solo en número, antes éramos 11 y ahora somos 16, sino que la sociedad se volvió un taller y una forma de acompañarnos, nos leen con atención y amor y nos hacen alguna crítica constructiva que nos ayuda a crecer.
—Lo que nos junta es justo eso—precisa Enna Osorio. “Esta necesidad de confianza que todas hemos vivido para abordar ciertos temas. Porque sí, la abordamos desde nuestra experiencia. Los hombres nos han visto como objetos de adoración, de belleza, de placer y nos dicen cómo debemos ser, pero no saben cómo experimentamos el mundo. Esa es la importancia de que nos reunamos solo nosotras, sin estar recibiendo la aprobación de un varón y poder además abrirnos en confianza a partir de la poesía, donde la verdad aflora”.
Cuando solo quieres embellecer un texto se nota, la impostura se nota. Aquí estamos hablando con palabras francas—abunda la autora— por eso el libro se llama Escribir es lo desconocido, una frase de un ensayo personal de Marguerite Duras donde expresa como cuando una mujer escribe (o un hombre) tiene que hacer un trabajo de reconocimiento, se conoce así mismo, pero en la medida en que lee a los demás los conoce y en el otro te reconoces. Ahí está esta cuestión de construcción a partir de la escritura, de reconstrucción.
Enna cuenta que en este proceso, algunas venían con el temor del taller porque ya habían ido a algunos talleres donde les habían dicho “ lo que tu escribes no sirve, primero ponte a leer”, donde les criticaban tanto sus textos, que los acababan despedazando.
Por fortuna, la Sociedad de las poetas no es un grupo con jerarquías, según nos cuentan. La idea de la horizontalidad, que implica incentivar la participación y decisión de cada una de las integrantes les ha permitido conformarse como una sociedad diversa, donde todas aportan, construyen y deciden.
Aquí se rompe el estereotipo de las poetas, en esta sociedad lo mismo convergen quienes se dedican de lleno a la poesía y a la literatura, como mujeres que combinan sus labores en el hogar con el quehacer poético, empleadas de diferentes ámbitos, una médica entre ellas, pero que tienen como punto de encuentro la poesía.
El rango de edad de las poetas es amplio. En la sociedad de las poetas, dice la poeta Enna Osorio, hay un abanico de voces con una experiencia bastante amplia que permite observar la diversidad de formas de habitar la literatura, y equilibrar la vida. Cada una de ellas aporta, se va descubriendo y presentando a través de la escritura.
“No estamos descubriendo el hilo negro, eso ya estaba. Las voces de las mujeres con más tiempo en este mundo son voces muy fuertes, son voces que realmente han estado escribiendo, trabajando en la literatura”
Enna Osorio, poeta.
En el poemario Escribir es lo desconocido se van develando quienes son, cómo miran la otredad, los cuerpos, cuestionan el lenguaje, los roles sociales, reflexionan sobre la búsqueda de libertad. No están todos sus poemas, pero eligieron los que más las representaban. Los que permiten saber cómo están habitando la literatura.
—Esto se ha vuelto un crecimiento constante, nos damos cuenta como escribíamos antes de la sociedad y como nos ha ayudado a crecer como escritoras , como mujeres, como amigas, como personas, “la convivencia con otros espíritus afines” se ha transformado en lazos amistosos muy fuertes y nos hemos estado acompañando en momentos bien difíciles. Nos sentimos cobijadas, tenemos nuestro cuarto propio— comparte Ana Rodelo refiriéndose a la Biblioteca Henestrosa donde cada martes se reúnen.
En un principio, relata, cuando hablaban de la sociedad con varones había comentarios como “mujeres juntas ni difuntas” “a ver cuánto les dura”, pero en vez de hacer una réplica ellas decidieron seguir trabajando.
—Nos dimos cuenta de que esas premisas son una cosa que nos invita a competir entre nosotras, pero llevamos un año y ninguna de las profecías catastróficas se ha cumplido, al contrario cada vez somos más, cada vez somos más fuertes y ahora estamos pariendo— agrega Ana con una ligera y franca sonrisa.
En esta escena de la escritura donde es más visible la literatura hecha por hombres, para ellas lo más valioso es descubrirse y que quienes las lean sepan cómo habitan las mujeres la escritura. “La poesía no se cuenta, sucede y está sucediendo, aquí la pueden sentir”, concluye Enna Osorio.
Escribir es lo desconocido incluye poemas de Andrea Carrasco, Bricia Cruz, Libertad, Fridanel Díaz Carrillo, Laura Escobar Colmenares, Elia Pérez López, Enna Osorio Montejo, Ana Rodelo, Jessica Santiago, Nallely Tello y Bety Soto. El prólogo está a cargo de la poeta Yendy Ramos. La portada es gracias a una colaboración de la artista Susana Wald. El título será presentado este lunes a las 12:00 horas, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO) en el Foro Panorámico del Centro Cultural de Convenciones.