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El miedo se volvió grito, estrofa, furia, fuego. Nada detuvo el paso de miles de mujeres que salieron a las calles de Oaxaca para reclamar y reprochar a un Estado que, en teoría, debería regular la vida en sociedad y garantizar la seguridad de todas, pero que en lo cotidiano para muchas se ha vuelto protagonista de la violencia, por la impunidad en desapariciones, agresiones y feminicidios.
¡Ante la guerra machista, autodefensa feminista!, gritan, reunidas en la fuente de las Ocho Regiones, desde donde reclaman justicia para Giovanna, para Jazmín Aquino, para María del Sol, para Nathalie, y la aparición con vida de Irma Galindo y Zayra Loyola.
¡Aquí está tu manada Zayra; Marielita, aquí está tu manada, Maria Elena, aquí está tu manada! repiten en primera fila las más jóvenes, eufóricas y valientes.
La madre y hermana de Elvia Azomalli García, una joven de 19 años, también están en primera fila, aunque más tímidas, incluso tristes. Elvia no aparece, desapareció en noviembre de 2022, en la calzada San Felipe del Agua, aquí en la capital del estado. Desde esa fecha sus familiares no saben nada de ella.
“Las autoridades sólo nos traen de papeleo en papeleo, dicen que hay avances y se lo agradecemos, pero no la hemos escuchado, no nos ha dicho estoy bien, no sabemos de ella. No vamos a parar, vamos a seguir buscándola”, resuelve su hermana e inmediatamente alza su pancarta como si quisiera alzar su voz y gritar su opresión.
Con esa opresión, coraje y valentía marchan unas tres mil mujeres, diversas, con carteles frases y leyendas que evidencian los casos de violencia y un estado de impunidad en ellos.
Entre ellas, un grupo alza una enorme pancarta con fotografías de jueces y juezas que entorpecen sus procesos. Son mujeres víctimas de violencia vicaria.
A su paso, algunos extranjeros les preguntan quienes son ellos (los de la pancarta) y sin dudarlo responden: son jueces corruptos que defienden a agresores y encarcelan a mujeres.
También entre ellas camina un bloque negro pintando paredes, destrozando cristales con furia, prendiendo fuego en los lugares que simbolicamente representan al Estado y al patriarcado.
“Estado corrupto, por tu culpa estoy de luto! gritan otras mientras el bloque negro rompe cristales en tiendas, farmacias de las que salen volando toallas sanitarias, y edificios de instituciones que representan al Estado.
Además, un grupo denominado 50+ 1, integrado por mujeres priistas de Oaxaca que esta vez han convocado a otras mujeres a sumarse a la marcha. Entre ellas, Karla Mingo, la diputada local Mariana Benítez y la ex secretaria de estado Ana Vazquez Colmenares, a quien muchas mujeres señalan de inoperante durante su trabajo al frente de la Secretaría de las Mujeres de Oaxaca.
“Hoy viví por primera vez la experiencia de asistir a una marcha 8M, compartí un momento muy especial donde nuestra lucha y nuestras voces se volvieron una”, tuiteó minutos después una de las integrantes.
Otro pequeño grupo asociado al Partido Unidad Popular y unas cuantas mujeres (cinco aproximadamente) cercanas a los 60 años liderando, dando instrucciones a algunos contingentes.
“Diles que no tomen fotos” dijo una de ellas frente al teatro Juárez y el edificio de la Secretaría de Turismo”.
“¡Vamos vamos no se separen, avancen más rápido!» grita otra en dos momentos, durante la marcha mientras caminaban por la Avenida Juárez rumbo al Zócalo.
“Este día no se me va a olvidar, fue muy divertido”, dijo frente al edificio del Monte de Piedad una de esas mujeres que parecían ajenas a la marcha, eso sí, vestida ad hoc, tenis nike, gorra de la misma marca y bien maquillada, aunque nunca gritó una consigna, solo miraba y sonreía a una de sus compañeras.
“Miles de mujeres de todas las diversidades posibles juntas, unidas, dueñas de la calle, con la convicción de que somos poderosas; muchísimas jóvenes, pero también señoras asomándose en sus ventanas levantando el puño, sonriendo. Fue increíble, liberador. Escuché mi voz con la de todas y me sentí diferente, no sé aún definir cómo, pero esto es como una revolución de pensamiento. Sí, contra la gordofobia, la violencia, la devaluación de la inteligencia de las mujeres, la lucha de las infancias, fue todo y todo válido contra el patriarcado. Hoy, fuimos un solo cuerpo de miles de corazones verdes y morados, dijo otra de las participantes, una poeta ajena al mencionado grupo.
La movilización terminó en el zócalo con gritos, caos, selfies, sombreros tirados en las jardineras, donde por la tarde otras mujeres habían sembrado flores, como sembrando esperanza de justicia.
Destaca de esta marcha la imagen de decenas de sillas colocadas como protección en el restaurante Mayordomo del Zócalo, tazas rotas, vasos y chocolates al aire, y la gran valla que montó al frente de Palacio de Gobierno, la administración del nuevo gobernador Salomón Jara Cruz, valla que en menos de 10 minutos terminaron derribando las mujeres del bloque negro, así como el eco de esos cristales rotos cayéndose a pedazos como una analogía del sistema judicial que han llevado a la calle a miles de mujeres este 8 de marzo.