El primer actor Ignacio López Tarso falleció este sábado 11 de marzo a las 98 años de edad en la Ciudad de México.
López Tarso, uno de los máximos representantes en la escena del cine y televisión mexicana fue hospitalizado el 3 de marzo en StarMedica Roma 1 debido a una oclusión intestinal.
Su hijo Juan Ignacio Aranda había informado que además padecía de una neumonía, que en los últimos días se fue agravando. Hasta el momento, la familia del primer actor aún no ha hecho declaraciones respecto a la muerte del histrión.
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) lamentaron el fallecimiento del actor, quien deja un legado fundamental en el cine mexicano.
El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) informó que realizará un homenaje póstumo en Bellas Artes, aunque no precisó la fecha.
Gran histrión
Ignacio López Tarso fue un primer actor reconocido y admirado a nivel nacional e internacional; destacó en teatro, televisión y cine.
Inició su amplia trayectoria en 1951 con la obra Nacida ayer, de Garson Kanin. A partir de entonces participó en innumerables obras de teatro, como La Celestina, Don Juan Tenorio y Cyrano de Bergerac.
Entre otras obras teatrales en las que participó están: Moctezuma II, de Sergio Magaña; Otelo, Edipo Rey, El avaro y Tirano Banderas; en 1966 debutó en la versión mexicana de Hello Dolly, al lado de Silvia Pinal.
En cine, Macario fue la película con la que marcó un precedente con personajes que permanecen en la memoria colectiva del país. Otras actuaciones en cine fueron en El gallo de oro, La vida inútil de Pito Pérez, El profeta Mimí y Los albañiles.
Intervino también en teleseries como Senda de gloria, La malquerida, entre otras. Grabó ocho discos de versos y corridos y también incursionó en el doblaje.
Una carpa de teatro lo atrapó
En múltiples ocasiones refirió que su pasión por la actuación comenzó a los ocho años, cuando vio una función de teatro en una carpa en el barrio de Analco, en Guadalajara, Jalisco.
La falta de recursos económicos para continuar sus estudios después de la secundaria lo llevaron a ingresar en el Seminario Menor de Temascalcingo, Estado de México.
Allí se inició en el teatro, en el grupo que organizó un sacerdote para realizar representaciones a beneficio del seminario y donde empezó a leer a los clásicos: Lope de Vega y Calderón de la Barca, entre otros. Además, se convirtió en el lector oficial, por lo que aprendió a recitar poesía con dicción y métrica correctas.
A los 20 años abandonó el seminario por falta de vocación y realizó el Servicio Militar durante un año en diferentes regimientos, aunque le auguraban una exitosa carrera militar, también la dejó por no ser de su agrado.
Al sufrir una caída, quedó incapacitado por un año, tiempo que aprovechó para leer y descubrir la poesía de Xavier Villaurrutia. Al mismo tiempo se enteró del inicio de cursos de actuación en el Palacio de Bellas Artes, donde uno de los maestros sería Xavier Villaurrutia.
El poeta y dramaturgo reconoció el interés del aspirante a actor y lo aceptó como oyente y poco tiempo después se integró al grupo. Posteriormente se integró al grupo de Teatro Estudiantil Autónomo, fundado por Xavier Rojas, participó en presentaciones al aire libre, en calles, plazas, mercados y tiene contacto con el público.
Además de Xavier Villaurrutia, Roberto Rojas, Xavier Rojas y Salvador Novo, Ignacio López Tarso tuvo como maestros a Clementina Otero, Celestino Gorostiza, André Moreau, Seki Sano, Fernando Wagner, Fernando Torre Lapham, entre otros.