Con más de 30 años de trayectoria en la escena de la danza, la bailarina, coreógrafa y gestora cultural Laura Vera considera que en Oaxaca todavía no hay una visión o un proyecto desde las instituciones donde se pueda, de alguna forma, cobijar a todo este gremio de bailarines de actores, músicos y equipo en general que hacen posible cada espectáculo dancístico. No hay –dice– un proyecto donde se beneficie a los artistas y a toda la comunidad.
A pesar de eso, Laura Vera ha logrado consolidar su carrera y ubicarse como bailarina y coreógrafa en grandes encuentros, talleres, residencias y ha mantenido su proyecto Escénica Contemporánea Laura Vera, que este 2023 cumple 20 años, desde donde continúa fortaleciendo su espíritu artístico.
Platicamos con la artista oaxaqueña sobre su trayectoria, su proyecto y de la nueva pieza que está montando como coreógrafa, y desde luego, para conocer en su experiencia, las condiciones en las que se desarrolla esta disciplina artística en Oaxaca.
La entrevista ocurre en un lugar privado de la colonia Reforma, donde se ofrecen talleres de yoga y danza contemporánea entre otras. Laura es precisa, dice que encontrar espacios para la danza en Oaxaca cada vez es más complicado.
– Antes éramos pocos, a lo mejor era más fácil, pero ahora somos muchos bailarines y artistas y las instituciones no ven que si se beneficia a los artistas obviamente se va a abrir muchas posibilidades para Oaxaca. Puede ser un lugar muy interesante, de mucho arte y comunidad. Hay mucha gente intentando encontrar esos espacios.
– ¿Cómo lo has resuelto tú?
Pienso que con la trayectoria se te van abriendo las puertas, si tú estás preparándote y creando, estás presente y las puertas se van abriendo, la cuestión es estar.
–Pero también eres una mujer con mucha disciplina…
–La disciplina es una cuestión de temperamento. Desde que entré a Bellas Artes supe que la única forma de estar bien preparada, y poder llegar a bailar es tener disciplina y estar todos los días entrenando, tomando clases. Cuando me fui a Querétaro era todavía más, era la sede del Ballet Nacional de México, de Guillermina Bravo y yo estuve ahí con una disciplina ruda, y además de la técnica Graham que es muy fuerte, pero era lo único que se entrenaba en ese tiempo. Siempre la visión era poder llegar a bailar a un lugar y era con disciplina. No había de otra, me eduqué en esa forma de estar todo el tiempo entrenando al cuerpo.
Laura Vera ha forjado su trabajo también en la constancia. Comenzó en la Danza desde muy joven, cuando cursaba la secundaria en la escuela de Bellas Artes. Tenía como 15 años.
–En esa época abrieron un taller con Alejandra Serret. Mi papá vio este anuncio de Danza Contemporánea y nos dijo a mi hermana y a mí. Ahí empezó todo. Estuve un tiempo como estudiante y más adelante fui parte de la Compañía Estatal de Danza Contemporánea de la maestra Alejandra Serret.
Después viajó a Querétaro para hacer un diplomado que luego se convirtió en una carrera técnica como docente en danza contemporánea, específicamente para la técnica Graham. Cuando terminó quiso conocer otros escenarios y se fue a Argentina donde recibió varias invitaciones para bailar.
–Fue una etapa de mi vida muy importante. Fue como un parteaguas de algo que sentía muy rutinario. Descubrí cosas nuevas; estar con otros coreógrafos me permitió ver el trabajo totalmente diferente. Poder entrenar otro tipo de clases, otros estilos fue para mí un descubrimiento y descubrí que podía moverme de otra forma. Saberlo y reconocer que podía moverme desde Laura, fue fundamental, no como alguien me decía que debía moverme.
En ese entonces Laura tenía 27 años, ya había bailado en festivales y en teatros, así que decidió postularse a una beca desde allá (Argentina) y después de un tiempo decidió volver a Oaxaca con esa beca del Fonca a la que postuló.
A su regreso fundó su propia agrupación independiente: Escénica Contemporánea Laura Vera, la cual cumple 20 años en este 2023.
–Regresé pero yo quería hacer mis propias creaciones, a partir de lo nuevo (nuevos aprendizajes) que ya traía. No me quedó otra que empezar a crear. Pensé: tengo que ser yo, tengo que empezar a crear, hacer talleres. etc.
– ¿Y cómo te sostenías en ese tiempo en Oaxaca?
–No fue fácil, era muy joven y las ganas de hacer cosas me dieron impulso, bailaba, gestionaba –algunas compañeras me ayudaban o mi pareja que formó parte de la agrupación– aplicaba a becas, algunas veces salían otras no. Y muchas veces cuando no la ganábamos, igual lo hacíamos. Dar clases era otra forma de tener ingresos, en ese momento habíamos varios que teníamos ganas de hacer cosas y todos colaboramos, no nos pagaba nadie pero intentábamos buscar funciones o aplicar a becas, de esa forma nos sosteníamos.
– ¿Hace falta impulso?
–Las autoridades no quieren darse cuenta de que si benefician a todos los artistas obviamente se va a abrir otras posibilidades, Oaxaca puede ser un lugar muy interesante de mucho arte y comunidad. Si hace falta apoyo desde las instituciones para que pueda haber un boom, hay lugares donde así es porque las mismas instituciones abren esa oportunidad. Pero aquí en Oaxaca faltan espacios, por ejemplo, los teatros deberían estar con mucho más movimiento, pero de pronto ocurre que están cerrados, no hay nada. Facilitar los teatros es otro proyecto que podría tener la Secretaría de Cultura para que haya actividad, son (los teatros) del Estado y creo que podrían, es una cuestión de visión, y realmente sería impresionante abrir los espacios y que la gente vea que hay danza, teatro música, son pocos pero se deben abrir.
–¿Se complica solicitar el teatro?
Sí, y entonces los artistas preferimos ir a otros lugares donde es más fácil y se tiene más acceso, aunque son privados. Por ejemplo, vas a la Locomotora y tienen su cartelera toda llena, porque la renta es barata, pero desde los institucional se pone complicado y por eso hace falta un cambio, hace varios sexenios en que no sucede nada importante. Hasta ahora, lo que más se ve y se escucha es la Orquesta Sinfónica y muchos eventos privados.
–¿Alguna vez te has desesperado por esta situación?
Sí, he soltado o tirado un poco la toalla, me he decepcionado mucho. En el sexenio pasado me quedé esperando y casi no sucedió mucho, salvo por la Muestra Internacional de Danza en la que directamente la Casa de la Cultura me invitó porque desde hace años conocen mi trabajo, pero de ahí nada, fue difícil hasta que te dieran una cita, no hubo apoyos, sí me desespere un poco. Afortunadamente desde lo federal hay otras opciones, pero también hay mucha competencia. Es difícil, pero es parte también; sin embargo con el trabajo que hemos logrado y con este no parar todos los años se abren las puertas. Yo espero que haya una nueva visión para las artes en Oaxaca en este nuevo gobierno, siempre tengo fe y esperanza, aunque a veces con el tiempo me he ido decepcionando. Al parecer con el nuevo secretario puede suceder algo, creo que es una persona diferente, pero no quiero adelantar nada.
Llevo una trayectoria y he caminado con mi proyecto, no lo he hecho sola, ha habido gente que me ha acompañado en muchos momentos. Y a la par también he estado en otros proyectos como bailarina o coreógrafa, o bien me invitan a dar talleres, a encuentros o residencias, que también me gusta mucho. Considero que es importante estar presente en lo que está sucediendo actualmente, y hacer otro tipo de cosas. Ahora con Rosario Ordoñez estoy trabajando en Invernadero Danza en una pieza como coreógrafa; ella y yo bailamos juntas en algún tiempo y ahora me invitó a hacer un montaje junto con la artista Claudia Terroso, es un proyecto que tiene que ver con las memorias, estamos en proceso, escuchando las memorias y preparando todo para este mes, pienso que será muy interesante lo que va suceder,
– ¿No te cansa no parar?
– No, es qué, sino que hago. Desde que conocí la danza dije, esto me gusta, eso quiero hacer y no he parado.