La corrupción se ha instalado en nuestro país porque la mexicanidad “es bien aguantadora”, su capacidad de “resiliencia” da para aguantar un pésimo y caro servicio de transporte; para aguantar “más topes y más topes”, para tener claro que cuando un agente de Tránsito te pide que te orilles, no es para aplicar el reglamento sino para buscar cómo extorsionarte.
“Somos una sociedad muy aguantadora”, la “resiliencia” se ha convertido en un “valor” de la sociedad mexicana, pero estamos a nada “de darle la vuelta a las cosas”; porque la corrupción lo destruye todo, expuso el presidente de Transparencia Mexicana, Eduardo Bohórquez, en su conferencia magistral “El futuro del Sistema Nacional Anticorrupción”.
Eduardo Bohórquez, politólogo y economista de desarrollo con 24 años de activismo por la transparencia y contra la corrupción, fue puntual en sus señalamientos contra quienes hacen de la corrupción un modus vivendi: la clase gobernante, la clase política y la delincuencia organizada, sea de cuello blanco o de estilo ranchero, pero, además, hizo una dura crítica a una ciudadanía excesivamente “tolerante”, adaptada, podría agregar, que no hace nada si para exigir un buen transporte público que en todas partes está regulado por el gobierno, ni para intentar saber por qué hace falta la lámpara en el poste del alumbrado público.
“Quién de ustedes ha hecho algo por cambiar el transporte público de su ciudad?”, preguntó a las y los politólogos en formación que asisten al Seminario Nacional “Construyendo Integridad: Participación y vigilancia ciudadana contra la corrupción”, organizado por los Comités de Participación Ciudadana estatal (CPC Oaxaca) y el del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), así como por la Asociación Nacional de Estudiantes de Ciencia Política y Administración Pública (ANECPAP), con apoyo de otros organismos ciudadanos.
“Tal vez no han hecho nada porque nadie los ha convocado o, porque somos un país donde tenemos miedo a que las cosas cambien. No vaya a ser que un día funcionen bien los camiones del transporte público”, dijo Bohórquez en clara provocación a las y los jóvenes que desconocen que el sistema Compranet, diseñado hace más de 23 años por un grupo de talentosos jóvenes mexicanos, fue quizás el primer antecedente de lo que hoy son las compras por internet.
Ese es otro problema de México, que “no sabemos convocar el talento; lo que no haría yo con 40 de ustedes en mi equipo; no saben de lo que seríamos capaces, lo que cambiaríamos todos los días, y no hay que esperar diez años para cambiar el planeta”, agregó el conferencista.
Y, enfatizó en tema del cual, desde su experiencia, parte la corrupción, el de los egos: “Cuando tenemos egos frágiles y sentimos que somos el centro del mundo, nos olvidamos de defender lo colectivo; y cuando los egos chiquitos se hacen superamigos y se sienten que cada uno de ellos es superimportante, destruyen lo colectivo, y la antípoda de la corrupción es la construcción de lo colectivo; y eso son los sistemas anticorrupción, organismos que defienden lo colectivo”.
Por último, convocó a la ciudadanía a dejar de ser “followers” y devotos de las marcas y de los “símbolos del poder”: “Cómo nos impresionan las marcas.
Estamos en la quinta vez que los tenis Converse se ponen de moda, y como en la sexta vez que las guayaberas se ponen de moda, solo que antes eran de algodón y ahora son de lino y con bordados. Somos folllowers y pensamos que somos únicos e irrepetibles….”
Señaló que la definición más aceptada y generalizada de corrupción es “el abuso de la confianza depositada en una persona por un colectivo, para un beneficio privado”. Así que “ya no le pongan like a la foto de la hija del Secretario porque ese vestido lo pagamos todos nosotros con una vaquita muy grande”, finalizó.