La imagen de un gobierno se construye a partir de varios aspectos, todos importantes,  eso lo deben o deberían  saber los asesores del gobernador Salomón Jara Cruz y su equipo.  Mencionaré solo dos,  la Identidad de Gobierno, es decir, la esencia de su proyecto político, y la Comunicación.

Lo que un gobierno dice, cómo lo dice, cómo lo presenta, como difunde sus políticas públicas, y cómo las pone en práctica es crucial. Ya que, parafraseando la frase popular, “no solo se trata de decir que se es bueno, sino que además hay que parecerlo”,  porque en algún punto las cosas que parecen marchar bien, pueden volverse en contra del vendedor de apariencias.

Esto le ha sucedido al gobierno actual, que en su afán de construir la imagen de cercanía con  la gente, o demostrar distancia con respecto a las prácticas de gobiernos priistas anteriores, abusa del tema de la cultura y la identidad. 

Un ejemplo es la Guelaguetza de la Lectura, una iniciativa (des) coordinada  por la subsecretaria de Planeación Estratégica de la Secretaría de las Culturas y  Artes  de Oaxaca (Seculta), Carmen Sánchez Parada, cuyo objetivo, según un comunicado oficial, era mostrar la diversidad cultural y lingüística de la entidad.

Dicha iniciativa, a la vez pretendía o pretende  fomentar la lectura “por placer y no por obligación». Pura teatralidad, con selfie incluida, como se puede ver en las imágenes.

Desde su título. Utilizar la palabra Guelaguetza, que en su sentido original es el acto generoso de las comunidades de dar, se ha convertido en un cliché, una expresión usada en exceso, hasta el punto en que pierde novedad. Así ha perdido fuerza la palabra Guelaguetza en el ámbito oficial.

Quien le va a creer a una subsecretaria de estado aquello de “por placer y no por obligación” si sus invitados, en su mayoría jóvenes estudiantes de diversas instituciones y entre ellas, algunos planteles del Colegio de Bachilleres, fueron convocados a  “una actividad de fomento a la lectura”, a unas cuantas horas de tal evento por  mensajes de Whatsapp.

La invitación, cabe decir, venía acompañada de un mensaje que más bien parecía advertencia: es importante acudir pues contará para el tema de la liberación.

La “primavera oaxaqueña” no cabe duda,  está asesorada por  expertos en imagen. Insiste en la cercanía con la gente, en garantizar un  desarrollo integral de las juventudes con paneles de discusión, lecturas de textos “selectos” y en medio de todo, danzas tradicionales de diversas regiones de Oaxaca.

Así que pasamos de los primeros creadores de imagen, Murat y su genial Ivette Morán,  a la teatralidad de la  Guelaguetza que sabe cautivar a muchos, sobre todo cuando nuestros invitados o invitadas son ajenas a este contexto social, como  la reconocida activista, defensora y profesionista cubana Aleida Guevara March, hija del líder revolucionario Ernesto «Che» Guevara, que estuvo en esta actividad el viernes pasado en el Centro de Convenciones de Oaxaca, ante cientos de estudiantes parados sin saber de qué se trataba esto del intercambio de ideas y foros o paneles de discusión.

Todo bien en el discurso. Se recrea la idea de un gobierno que genera un estado de bienestar para todas y todos, en donde “nadie se quede atrás y nadie se quede fuera”, algo que no ocurrió, pues todos los estudiantes se mantuvieron parados durante algunas horas  o en los jardines del centro de convenciones y sin entender del todo el motivo de su participación.

Todo puede parecer  bien para los organizadores,  pero no basta hablar de “transformación” para destruir la política de gobierno anterior, si los patrones se repiten, si se dejan intactas esas viejas prácticas de elegir a los amigos, amigas sin perfil,  esos patrones se repetirán…  sobre todo hay que tener claro que cuando el iceberg  comienza a ser evidente, es una señal de que el exceso de imagen comienza a chocar con la realidad.