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Ernesto Reyes

En el tránsito de convertirse en la primera jefa del ejecutivo mexicano, después de 200 años de vida independiente, la doctora Claudia Sheinbaum recibió constancia de mayoría como presidenta electa de México. Será el uno de octubre cuando comience a levantarse el segundo piso de la Cuarta Transformación, proceso iniciado por el presidente Andrés Manuel López Obrador.  Guardando las formalidades, es una virtual asunción del poder.

Ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Claudia llamó a los órganos correspondientes respetar la voluntad popular en el reparto de los escaños plurinominales legislativos, proceso cuestionado por la oposición, con el objeto de que el partido ganador y sus aliados no ejerzan la mayoría calificada y aprueben reformas como la del poder judicial.

Desechadas las impugnaciones, las cuales fueron consideradas insubsistentes, se cumple la condición de certeza que requiere todo proceso electoral. Es un triunfo legal, legítimo, incuestionable e histórico. Y abre la puerta a un nuevo periodo donde las autoridades, mediante el concurso de otros órdenes de gobierno, trabajen para brindarle a todos, particularmente a los menos favorecidos, mejores condiciones de vida y bienestar. Hoy disfrutamos de mayores espacios para el ejercicio de libertades de expresión, manifestación y competencia democrática, gracias a casi 36 millones de personas que escogieron en junio, continuidad con cambio.

Existe la creencia muy extendida, de que las mujeres son más honradas, previsoras y trabajadoras que muchos hombres. Es cierto. Ahora las cosas cambiarán para hacer realidad, gracias a muchas mujeres y movimientos en favor, la igualdad sustantiva, es decir, que las leyes y políticas garanticen que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres en todas las esferas de la vida. Es una conquista histórica que no hay que echar por la borda debido a diferencias políticas, ideológicas o protagonismos.   

Sin embargo, hay reductos regresivos – Oaxaca como ejemplo- donde el año pasado decidió el congreso que las mujeres ejerzan una mini gubernatura de dos años a partir de 2028, con el objeto de armonizar comicios locales con federales en 2030 y ahorrar gastos generados por las campañas políticas; pero una vez regularizada esta situación, que vuelva un varón a encabezar la administración pública, por el periodo completo de seis.

Lo anterior, si en la entidad se aplicara el principio de alternancia de género que favorecería la posibilidad de que el próximo gobierno esté encabezado por una mujer. Sin embargo, con la reforma constitucional y la ley electoral vigentes, cometieron violencia política de género. No se considera a las mujeres capaces de ejercer un mandato largo. A menos que en el futuro se reviva la lucha por revertir dicha limitación.

El discurso de Sheinbaum se puso a prueba esta misma semana con la sospechosa liberación, mediante sentencia absolutoria, del presunto agresor intelectual, con ácido, de María Elena Ríos: el exdiputado priista y empresario gasolinero, Juan Antonio Vera Carrizal y dos cómplices. Las denuncias de la víctima el día de la decisión del juez, José Gabriel Ramírez Montaño, amenazaron con empañar la ceremonia del 15 de agosto, fecha que coincidió con las festividades católicas en que pueblos -como Nochixtlán, Tlaxiaco y otros tantos- tienen en común dedicarlo a la asunción de María.

Una acción refleja del gobernador Salomón Jara echó abajo la decisión del juzgador de marras y devolvió a los acusados a su condición de prisioneros. De manera formal, la jueza sustituta del Tribunal de Enjuiciamiento del Circuito Judicial de la Mixteca, María Antonia Esteva Domínguez, dejó sin efecto la boleta de libertad. Los abogados y sus corifeos, alegando que no existen pruebas del delito de feminicidio en grado de tentativa, denunciaron intromisión del ejecutivo en el poder judicial. Fue un acto de justicia para esta joven mujer que con otras personas feministas y sectores progresistas promovieron la llamada “Ley Malena” que tipifica la violencia ácida como delito y garantiza justicia para las víctimas.

El festejo alegró a miles de corazones, como sucedió hace seis años con el triunfo de Andrés Manuel, quien fue aclamado como el mejor presidente que ha tenido el país, compromiso respaldado por la próxima presidenta constitucional. Ésta ofreció jamás deslindarse de las políticas emprendidas por el fundador del movimiento de regeneración nacional y honrar su legado.

Claudia Sheinbaum comenzó a asumir, en los hechos, la presidencia número 66 -presidenta con “a”- pidió tangencialmente a Gerardo Fernández Noroña para que se respete el lenguaje inclusivo. Esperemos que, en la nueva etapa, liderada por mujeres, no se permita que anulen el reclamo de justicia de María Elena Ríos y de quienes aspiran a encabezar una gubernatura completa en la entidad oaxaqueña. Velar porque nadie sea discriminado y hacer valer la convicción de que con ella llegaron todas.

@ernestoreyes14

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