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Las tribulaciones de María Elena Ríos comenzaron en 2019 con el cobarde hostigamiento de su ex empleador Juan Antonio Vera Carrizal cuando la joven de 26 años de edad se negó a seguir manteniendo una relación extramarital con el político y empresario que entonces tenía 56 años de edad. No contento con acosar a la joven, el millonario mandó a dos individuos, Ponciano Hernández Yescas y Rubicel Hernández Ríos, contratados por su hijo, Juan Antonio Vera Hernández, a bañar con ácido a la joven en su propio domicilio.
A partir de ese ataque, Ríos Ortiz debió no sólo luchar por recuperarse de los daños sufridos tras el ataque con ácido, sino emprender una larga campaña por que sus agresores fueran sancionados por la ley. Si bien Ponciano y Rubicel fueron capturados el mismo año del crimen, las autoridades de Oaxaca omitieron actuar contra Vera Carrizal y su hijo hasta que la periodista Patricia Briseño informó en 2020 sobre el caso en una serie de notas informativas en el diario nacional Excelsior.
Al verse forzada la Fiscalía estatal a proceder contra los autores intelectuales del crimen, el mayor de los Vera Carrizal se entregó a la policía, mientras que su hijo huyó y hasta la fecha continúa prófugo de la justicia. Es muy probable que se oculte en el mismo estado de Oaxaca, donde lo protegen no sólo sus familiares, sino políticos amigos de su padre.
Durante los años que Alejandro Murat Hinojosa fue gobernador, las autoridades judiciales del estado entorpecieron y demoraron el proceso contra los Vera, padre e hijo, permitiendo inclusive que uno de los agresores materiales, Ponciano, muriese en la cárcel en 2021. Pese a las numerosas denuncias de Ríos Ortiz contra los jueces estatales, el proceso contra sus agresores permaneció estancado.
Mientras tanto, la joven agredida se convirtió en activista contra el feminicidio y logró que en 2024 se aprobase la llamada Ley Malena, cuyo principal objetivo ha sido reformar el Código Penal para considerar la violencia ácida como tentativa de feminicidio, estableciendo penas de 25 a 40 años para los responsables. Sucesivamente, esta ley fue establecida en los códigos penales del estado de Puebla, de la Ciudad de México, de los estados de Baja California, Quintana Roo, Nayarit y Guerrero. El estado de Oaxaca continúa sin incorporar dicha ley a su código penal.
Mientras tanto, Ríos Ortiz ha pasado seis años debatiendo con el poder judicial oaxaqueño para que su agresor principal sea condenado y su hijo capturado, pues aunque se ofrece por este último una recompensa de un millón de pesos, las autoridades no lo ubican. En cambio, diferentes jueces han pretendido liberar a Juan Antonio Vera Carrizal “por razones humanitarias” de edad y salud.
El agresor principal de María Elena Ríos sigue un patrón de cobardía en sus acciones contra la joven: desde que encargó a su hijo en 2019 contratar a los dos hombres que atacaron a la joven, pasando por involucrar a su esposa, sus hijas y sus empleadas en campañas de difamación electrónica y presenciales contra su acusadora. Esto, sin contar con las intimidaciones que sus cómplices en los gobiernos de Alejandro Murat y Salomón Jara han dirigido contra la víctima del ataque con ácido.
Un consistente uso y manipulación de mujeres para difamar, agredir y descalificar las demandas de María Elena Ríos Ortiz ha sido evidenciado en las acciones de Vera Carrizal y su batería de abogados, que en 2022 incluyó a once litigantes: Carla Pratt Corzo, Carlos Jaime Pratt Straffon, Jaqueline Méndez Velázquez, Andrea Sánchez Camacho, Ivone Santillán Rodríguez, Brandon Pastrana Valencia, Felipe López García, Mariana Salime Barrera Ávila, Guadalupe Nancy Hernández Delgado, Esmeralda Arévalo Galiote e Iliana Janeth Cerón Díaz.
A este grupo de abogados se unieron Edgar López García, Ernesto Amaury Pacheco Cayetano, Alma Franco Vargas y Miguel Padilla Martínez para que en 2024 el juez José Gabriel Ramírez Montaño le concediera la libertad a Vera Carrizal. Sin embargo, la presidenta del Tribunal Superior de Justicia del Estado, Berenice Ramírez Jiménez, revocó esa decisión y mantuvo al acusado en la cárcel.
El caso se había estancado de nuevo tras ese intento de López García, quien entonces, junto con su pareja Andrea Monserrat Ramos Gómez, se dedicó a revictimizar y hostigar a la víctima Ríos Ortiz en los encuentros que tenía con ella en los juzgados, según consta en videos que presentó la intérprete de saxofón y activista por las mujeres.
El 19 de diciembre, María Elena Ríos se presentó en el hospital Reforma de la ciudad de Oaxaca para denunciar públicamente que desde el 2 de diciembre de este año su agresor estaba alojado en esa clínica, sin notificación ni custodia judicial, por disposición de un médico particular.
Mientras Ríos Ortiz y su hermana custodiaban la entrada del sanatorio para evitar que Vera Carrizal escapase, se presentó hacia las ocho de la noche Andrea Monserrat Ramos Gómez, pareja del abogado López García, para provocar a la saxofonista.
Cuando María Elena Ríos intentaba grabar con su teléfono a Ramos Gómez a fin de tener una prueba de su provocación, la enviada del abogado le lanzó un golpe a la joven. Esto detonó la respuesta violenta de María Elena y su hermana, quienes golpearon a la provocadora mientras la pelea era contemplada por personal de seguridad del hospital y dos custodios de la Fiscalía estatal que poco o nada hicieron para frenar el pleito.
Tras difundirse un video incompleto (grabado y filtrado a medios de comunicación por el hospital Reforma), en el que Ramos Gómez parecía ser víctima de una agresión gratuita, la agresora declaró a medios que ella no conocía a la saxofonista ni tenía nada que ver con Vera Carrizal, pues había ido a visitar a otra persona al sanatorio.
Sin embargo, poco después, Ramos Gómez fue exhibida por María Elena Ríos en grabaciones de video donde se la ve asumir actitudes burlonas junto con su pareja López García ante la joven atacada con ácido. Así, la versión de que fue agredida porque Ríos Ortiz la confundió, quedó desmentida.
Los medios interesados en defender a Vera Carrizal y su cobarde ataque a María Elena Ríos Ortiz han tratado de hacer ver a Ramos Gómez como una víctima de la mujer a la que periódicamente ha hostigado. Reconstruyendo los hechos con todas las grabaciones de video necesarias, queda claro que Andrea Monserrat Ramos fue a provocar a las hermanas Ríos Ortiz y que éstas, al caer en la provocación, la sobrepasaron en fuerza y le propinaron varios golpes que dejaron huellas en el rostro de la enviada del litigante.
La cobarde utilización de una mujer por parte de Vera Carrizal y su pandilla para agredir a María Elena Ríos Ortiz deja una nueva víctima, que no sólo fue golpeada sino humillada al difundirse indebidamente las imágenes de la pelea.
Cobardía tras cobardía, el proceder del agresor de María Elena confirma un sistema de violencia y ocultamiento de un “patriarca” que ahora deja heridas en otra mujer, mientras las autoridades rehúyen concluir con este caso cuyas irregularidades llaman a sancionar urgentemente a cuantos servidores públicos han sido omisos y morosos en proteger y asegurar la justicia para la joven víctima de intento de feminicidio.