Compartir
Por Angel Morales
Comienzan a salir la lista de los mejores libros publicados en el año. En realidad, esos artículos representan intereses y sólo muestran los títulos de amigos, encargos editoriales y best sellers. Las reseñas son breves y los tonos suelen ser sensacionalistas para ayudar a las ventas. Ignoro si funciona. La intención de este artículo sólo es mostrar un panorama general de los títulos y dar a conocer obras y autores.
En Oaxaca la producción de libros sigue en aumento este año. En parte es por el trabajo de las editoriales independientes. Empecemos el recuento con 1450 ediciones: Manuel Matus publicó La musa del mezcal; Concepción Núñez Miranda, Cuentos para despertar al olvido; Cuauhtémoc Peña, La oscurana, y Noa González, con su libro de cuentos Colores Santos. Por su parte, Almácigo ediciones publicó Afuera está el abismo de Antonio Pacheco; Saharasia de Nallely Guadalupe Tello; Hermoso mundo de pecado, de Jorge Pech Casanova, y el poemario Pájaro de Nieve, de Israel García Reyes. En FR Editor se publicaron Amanecer en Puerto Escondido de Francesco Di Benedetto; Un sonido sin igual. Poemas didácticos de Abril Sánchez Aragón, y El hijo de las mareas de Fernando Amaya.
La economía del estado no está para comprar todos los libros que se publican cada año. Los lectores agradecerían que se pudieran encontrar varios títulos en la biblioteca. Sería bueno que los autores donaran alguno, sobre todo porque en un estado sin facultad de literatura, muchos de ellos se formaron en la biblioteca del IAGO.
Pero continuemos con más libros de poesía: Samuel Pérez García publicó La tarde en que los años eran una fiesta; Gustavo López, He aquí al hombre, en Laberinto ediciones; Alejandro Reyes Sánchez, Paisaje de voz en el silencio; Alejandro Rosas, Los demonios de la ebriedad; Irma Pineda, Hablo de un corazón, en Círculo de poesía; Enna Osorio Montejo con La edad terrible, que apareció conla Universidad Autónoma de Sinaloa y en Argentina en Ediciones Hasta Trilce; Ibán de León, quizá el escritor más laureado de Oaxaca, publicó Un solar es la noche, Premio Nacional de Poesía Ydalio Huerta Escalante, en Editorial Garabatos y Mamborock.
Después de pasar años bajo la sombra de la pintura, la literatura oaxaqueña empieza a reclamar y a tomar sus espacios en los medios culturales y periodísticos. También han empezado a aparecer algunos trabajos entre poetas y pintores y quizá pronto se vean resultados más concretos. Algunos artistas que publicaron sobre su obra fueron Amador Montes con Así sueño; Pantaléon Ruiz hizo una recopilación de su trabajo; Yuma Díaz fue publicada por su exposición en la CDMX; también salió Mesa de trabajo, de Omar García, en Dzitts & Hihanox ediciones; la investigación Grupo 65. Grupo mira; y hay que hacer mención del libro de Crispin Vayadares, Cuatro décadas dedicadas a la pintura, que salió el año pasado, pero durante este 2024 recibió el galardón al Mejor Catálogo de Arte del 44º Premio Nacional de las Artes Gráficas.
Si bien antes las personas escribían para ahorrarse el psicólogo, hoy en día con lo caro que cuestan las escuelas para escritores, mucha gente prefiere regresar a las consultas. Es verdad que las relaciones que otorga asistir a esas escuelas ayuda a obtener becas y premios, pero en Oaxaca cada vez hay más autores que no necesitaron viajar a la CDMX para crear o recibir la legitimación de una gran editorial para presentarnos su obra.
Volvamos a la lista, en cuento se pueden mencionar: Esclava del deseo, de Abigail Maritxu Aranda Márquez;Más allá del aula, de Noé Abel Velásquez Ramos;Isaías el flojo y otros cuentos de Juan Carlos Cruz Rosas; Cuentos del alma de Silvia Santiago Cruz; Juchitán callejones de la memoria, de Gerardo Valdivieso, en FR ediciones. También aparecieron las siguientes antologías: La tierra se levanta mapa geopoético; Lo etéreo y lo mundano, y Ahora nos tocó ser cuerpo, Antología de escritoras oaxaqueñas.
No hay que olvidar que la literatura en Oaxaca se nutre en gran medida de la literatura en lenguas originarias, y este año aparecieron Deche yoo, El baño, de Natalia Toledo, con ilustraciones de Alejandro Magallanes; Ra bidapa dxi, Jueves, de Víctor Fuentes; Natmas-Confesiones, de Bertha Cenobio en FR Editor. En la Colección Huella y Memoria de Seculta, aparecieron los libros Ixpantepec Nieves. Crónicas y relatos, de Pedro Ildefonso Salas Morales, y Alambradas del tiempo, de Juan Henestrosa Zárate.
En las publicaciones abundan sobre todo poesía y cuento, falta el ensayo y la reflexión crítica. Los novelistas se cuentan con los dedos de las manos, aunque algunos se quieran hacer pasar como tales, su obra los desmiente. Quién sabe sino debamos recurrir a la posmodernidad (esa horrible palabra) para explicar que la gran productividad literaria es consecuencia de la época; es decir, basta con vestirse de monje para serlo, a condición de ser respaldado por el mercado. Tal vez por eso hoy en día los currículums que se inventan los literatos son tan amplios y largos que pareciera que tendremos al próximo Premio Cervantes en el estado, pero en esos casos habrá que dejar de lado las credenciales y juzgar solamente la obra.
Mejor prosigamos con otros libros de narrativa que se deben mencionar: Leonardo da Jandra publicó El Estado planetario en editorial Avispero; Yásnaya Elena A. Gil. fue traducida con This Mouth is Mine; Orfandad de Karina Sosa, en Random House; Oaxaca NO Oaxaca, de Fernando Montes de Oca, en FR editor,y Berenice Andrade que ganó el premio Mauricio Achar para primera novela con Nadie recuerda su propia muerte.
En Oaxaca la lista de obras aumenta si consideramos otros libros que tal vez no sean de literatura, pero aportan al estado: Reino de luces y sombras de Pilar Quintero; Breves historias de mujeres cambiando la educación de Arantxa Navarro; ¿Feminista Yo? de Ana Vásquez Colmenares; Autarquía Mezcal y Tierra, de Alejandro Montes González con fotografía de Michael Matus; El juez literario, de Marcos Geraldo Hernández Ruiz, Editorial Libitum; la primera parte de La Radiogragía del rock en Oaxaca; Existimos, luego… pensamos. Apuntes desde la comunalidad 2017-2021 de Jaime Martínez Luna (que apareció a finales de 2023); y Salvavidas para madres solteras Autónomas, de la impulsora de la Ley Sabina, Diana Luz Vásquez, en editorial Grijalbo.
En Oaxaca aún falta que las personas se involucren en los eventos culturales, son pocas las personas que asisten a las presentaciones y eventos, ya sea literatura, pintura o conciertos. Quizá porque en Oaxaca las manifestaciones artísticas mantienen una parte comunal o social y no ocurren dentro de las galerías que inventan artistas, o en los teatros, a cuyos conciertos solo acuden extranjeros. En Oaxaca las manifestaciones artísticas ocurren en la calle: en el color de la ciudad, en las tradiciones, calendas, las visitas a las iglesias y sus ritos (ahora turísticos). Incluso la feria del libro también volvió a la calle, donde los oaxaqueños pueden tener cerca los libros y ya no están obligados a asistir a eventos. Aunque es verdad que la feria ya no tiene la misma proyección que en las ediciones anteriores, al parecer el amor a Oaxaca se acaba si no hay presupuesto gubernamental.
Habrá que insistir en que la producción de libros se debe en gran parte a los talleres literarios. Pero hay que hacer énfasis en que hoy en día los imparte cualquiera, incluso Chachita, excusándose con el viejo pretexto de que fue bolseada. Si se le exige a los médicos e ingenieros el currículum o las credenciales para trabajar, también se debe aplicar el mismo criterio a una persona que está frente a un taller literario, laboratorio, cártel o cualquier denominación que utilicen hoy en día las tertulias. Se preguntarán por las consecuencias. Diría que ya están sucediendo: gente que no es poeta, que tiene inmensas deficiencias de ortografía, que hace un documental sobre sí mismo, también se inventa un premio literario con su nombre. Quizá no debería importar, de hecho así es, sin embargo, como lo realiza en complicidad con la máxima casa de estudios, la UABJO, mejor dicho, con sus directivos que se prestan a esos circos, tenemos que denunciarlo.
Pero la ignorancia de los directivos de la UABJO no es un caso nuevo. Es un mal que padece la política cultural del estado, que se debate entre la improvisación y el cacicazgo de algunos funcionarios. ¿No fue lo que ocurrió en el MACO? Este año llama la atención la reapertura del museo, al haber una nueva administración, y al cambiar de manos la política cultural del museo, quién sabe si no estamos presenciando una ruptura con la estética tradicional que solíamos ver. ¿Se acabará por fin la mezcla de pintura y tierra en los cuadros? ¿Llegará el fin de los imitadores y los maquiladores? No lo sé. Pero se abren las puertas a quienes las tenían cerradas. No es el único cambio. El maestro Eliseo Martínez, que fue siempre fiel a su estilo académico, dejó este año la Orquesta Sinfónica de Oaxaca. En la literatura también parece que se avecina un nuevo target de las editoriales, después de haber desangrado lo más que podían a las olas del movimiento feminista, empiezan a inclinarse hacia un nuevo tema: la ecología, la tierra, y el calentamiento global. Tal tema no se necesita una explicación. El siguiente año quizá empiecen a ser más palpables los cambios.
Si alguien se toma la molestia de contar los libros, notará que la lista oscila entre los cuarenta títulos; además de los que se me pasaron, o que quedaron fuera, como investigaciones o los publicados por el Municipio de Oaxaca, ellos entran en otra categoría. Pero los lectores tienen suficientes opciones para bajarle un poco a su esnobismo de sólo leer yankees o europeos y adentrarse de vez en cuando, bajo su propio riesgo, a las letras oaxaqueñas.