La migración tiene significados diferentes para las mujeres debido a las situaciones particulares de violencia que enfrentan. De acuerdo al Instituto para las Mujeres en la Migración A.C. (IMUMI) las situaciones varían según si permanecen en las comunidades de origen de la migración, si se trata de mujeres transmigrantes, mujeres inmigrantes en México o si se encuentran en el país de destino.
Miriam González Sánchez, integrante y vocera del IMUMI, explica que el organismo ha documentado tres ejes principales sobre el impacto de la migración: la violencia, la unidad familiar y la identidad.
La violencia está presente prácticamente a lo largo de todo el continuum de la migración, sin embargo la modalidad más visible de violencia de la que son objeto principalmente las mujeres que viajan sin documentos ocurre durante el tránsito.
La debilidad del sistema de justicia en México, ocasionada por la falta de recursos, la impunidad y corrupción, inhibe a las mujeres para acudir a las autoridades cuando se ven inmersas en una situación de violencia, abundó.
La desconfianza de la autoridad, el temor a la deportación y a la “pérdida” de derechos, entre otros factores, contribuyen a la mínima denuncia de la violencia en contra de las mujeres en la migración, en especial de las migrantes en situación irregular.
Sin embargo, explica la violencia puede permear la estructura social del lugar en el que viven. “Puede darse de manera emocional y psicológica para las mujeres que permanecen en las comunidades de origen por quedarse “solas”, al igual que en el país de destino tanto en el hogar como en el ámbito laboral, e incluso durante el retorno” expuso.
Muchas niñas se quedan al cuidado de las madres y son ellas las que deben buscar la forma de supervivencia en tanto el padre obtiene trabajo y recursos para enviarles, en caso de que permanezcan en sus prioridades.
Miriam González explicó durante su vista a esta ciudad que la migración no empieza cuando das el primer paso para partir, la migración también la viven quienes se quedan.
Los efectos en la unidad familiar han recibido la atención de algunos especialistas en el tema de la migración. Sin embargo expone la vocera, las políticas migratorias todavía experimentan un rezago. Por ejemplo, en México, la legislación contempla facilidades para la regularización del estatus de los padres de niños(as) nacidos en México. Sin embargo, la situación de las familias binacionales todavía entraña retos considerables.
De acuerdo al IMUMI otro de los efectos de la migración menos estudiados es la manera en que produce cambios en la identidad de las mujeres. La participación de las mujeres en la migración, conlleva cambios en actitudes debido a que se enfrentan a entornos, estructuras sociales e institucionales diferentes, lo que en el largo plazo influye en la identidad.
En el caso del derecho a la identidad, las mujeres migrantes enfrentan obstáculos en los países de tránsito y de destino al carecer de estatus legal y no contar con documentos de identidad.
En el tema de los hijos e hijas de mujeres en estatus irregular, la legislación en México estipula que los jueces del Registro Civil tienen la obligación de registrar a los hijos e hijas de extranjeros(as) aún si no cuentan con un documento que compruebe su legal estancia en el país. Aunque esta normativa es aplicable a nivel nacional, en algunas regiones los jueces del Registro Civil aún notifican a las autoridades de migración al momento en que personas extranjeras indocumentadas se presentan a registrar a sus hijos.
No obstante, refiere el IMUMI en independientemente si permanecen en sus comunidades de origen, o si se encuentran en tránsito o en el país de destino, las mujeres enfrentan obstáculos y retos legales muy similares: son sujetas a discriminación por ser mujeres y por ser migrantes, enfrentan problemas para comprobar su identidad, para acceder al sistema de justicia, y a servicios de educación y de salud.
Al agregar el estatus migratorio irregular tanto a la condición de género como la de ser migrante, se crea una condición de vulnerabilidad que requiere de programas muy específicos para garantizar el pleno acceso a derechos y servicios que ofrecen los Estados.
En este sentido, el organismo expone que la migración debe ser considerada como un proceso fluido en el que las personas, independientemente de las categorías conceptuales, tengan derecho a la identidad, al nombre y a la nacionalidad, así como a la unidad familiar, “son derechos básicos de toda persona y que a menudo se ven atropellados en el caso de los y las migrantes” .