Rocío Flores/Foto: Giselle Melchor
OAXACA, Oax. 103 periodistas ejecutados desde el año 2000. Ningún indicio de los desaparecidos. Menos del cinco por ciento de los casos han sido resueltos. Un ataque cada 22 horas. Éste es clima bajo el que se ejerce el periodismo en México.
¿Hay necesidad de repetir las cifras para que la sociedad entienda la barbarie en la que México se encuentra?
La pregunta, lanzada a bocajarro por una periodista oaxaqueña, cala en la piel más que el intenso sol y casi 35 grados Celsius en el que se desarrolla la protesta en Oaxaca.
Ahora es por Miroslava, antes fue Regina, Rubén, Moisés, Reinel, Francisco, Atilano, Francisco, Gerardo, José Antonio, Marcos, más de una centena de periodistas asesinados en México.
Ya no queremos gritar el nombre de nadie más. Basta de mecanismos irracionales de protección. Basta de balas, no se mata la verdad matando periodistas.
Ésta fue la exigencia de la Red de Periodistas de a Pie, de organismos de Derechos Humanos, de integrantes de la sociedad civil y de todas las reporteras y reporteros ahí reunidos por el crimen de Miroslava Breach, corresponsal del diario La Jornada.
A Miroslava la mataron la mañana del jueves 23 de marzo frente a su hijo, afuera de su domicilio en Chihuahua. Reporteaba violaciones a Derechos Humanos, reveló relaciones entre el poder político y la delincuencia organizada.
Por ella y por todos los periodistas asesinados, Periodistas de a Pie demanda a la Secretaría de Gobernación (Segob) y la Procuraduría General de la República (PGR) rendir cuentas.
De la responsabilidad de este homicidio ―señalaron― no se salvan ni el gobernador de Chihuahua, Javier Corral; ni el titular de la Segob, Miguel Ángel Osorio Chong; ni el presidente de México, Enrique Peña Nieto.
Tampoco los funcionarios de Derechos Humanos que cobran a cuenta del mecanismo. Ni los tres ministerios públicos federales asignados a los casos. Ni los diputados y senadores que proponen iniciativas y leyes de protección a periodistas pero que luego no hacen nada para que se cumplan.
Nadie quiere gritar un nombre más, nadie quiere más crímenes en México, no se mata la verdad matando periodistas.