Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

San Mateo del Mar: la ayuda que no llega

A pie de carretera, en la calle, los ikoots esperan…

Rocío Flores

SAN MATEO DEL MAR. Camino a esta población indígena ikoots, se observan calles sucias, casas agrietadas, techos caídos y, a orilla de la carretera, decenas de mujeres con una sola pancarta en la que se lee: “ayúdenos, por favor”.

Metros más adelante, anuncios de programas sociales impulsados por la Secretaría de Desarrollo Social pintarrajeadas en algunas bardas a punto de colapsar.

Ha pasado más de una semana y la población de Colonia Juárez y San Mateo del Mar conserva la esperanza de una ayuda humanitaria gubernamental que no se concreta.

El miércoles pasado llegaron en helicóptero el gobernador del estado, Alejandro Murat Hinojosa, y el secretario de Medio Ambiente, Rafael Pacchiano Alamán, junto con elementos del Ejército, a entregar unas cuantas despensas que repartieron en el centro del pueblo.

[quote]“Al parecer no le alcanzaron”, dicen dos jóvenes profesores del bachillerato comunitario, donde fue instalado un albergue. En uno de los salones, junto a las computadoras, hay más de cinco bultos de arroz, frijoles y avena; también botes de leche, sal, papel higiénico y otros productos de la canasta básica.[/quote]

Narran que ese día llegó a la escuela un comandante y pidió que le dieran las despensas que habían acumulado, pues sólo elementos del Ejército y la Marina estaban facultados para la entrega de ayuda. Se negaron, le explicaron que esas cosas habían sido enviadas por sus familiares, amigos y redes de paisanos que están en la Ciudad de México y otros lugares del país, incluyendo los del extranjero.

[quote]“Nos pidió nuestros nombres, se notaba molesto, pero al final se retiró sin nada”.[/quote]

En esa fecha se instaló al lado del palacio municipal una pequeña cocina y una unidad móvil para atender a quienes requieran de asistencia médica, pero algunas personas prefieren no acudir por comida, dicen que se han enfermado del estómago o prefieren estar cerca de su casa,  o lo que queda de ella.

Murat Hinojosa dijo a esa población ikoots: “estamos de pie, somos fuertes… aquí estoy y lo estaré todo el tiempo que sea necesario, hasta reconstruir todo lo que se perdió”.

“Tienen todo el respaldo del presidente Peña Nieto. Confíen en nosotros y no nos vamos hasta que todo regrese a la normalidad”, agregó.

Hasta hoy, muchas familias que se quedaron sin casa después del sismo del 7 de septiembre aún duermen en la calle, pues sólo hay un albergue instalado por los mismos habitantes. Algunas personas se fueron con sus familiares a Jalapa del Marqués, otras instalaron lonas, sillas o hamacas, en las que pasan el día esperando recuperar algún día la normalidad de su vida, después de ese sismo de 8.2 en la escala de Richter que azotó su pueblo y evidenció la pobreza de los hogares.

Mientras recorro el pueblo, algunas mujeres me invitan a pasar a sus casas, con el deseo de que haya constancia de lo que han perdido, con la esperanza de esa ayuda que los gobiernos prometieron.

De regreso a Salina Cruz, en la agencia Colonia Juárez, un grupo del Ejército tiene instalada una cocina, a donde llegan en la mañana, en la tarde y en la noche, cerca de 900 pobladores, hombres, mujeres, niñas y niños, para hacer una larga fila y esperar su comida. “Algunos no han logrado llegar a su turno, se han desmayado en la fila”, afirmó un soldado.

En la carretera, camionetas particulares o gente en caravana motorizada lleva ropa o pequeñas despensas, al igual que una camioneta del DIF cuyo conductor se muestra indeciso sobre su destino. El número de mujeres se ha multiplicado, algunas cargan en brazos a sus hijos y corren detrás de las camionetas que llegan a repartirles despensas o comida preparada por sus paisanos del puerto.

IMG_4756