Rocío Flores
OAXACA, Oax. Entre copa y copa se construyó esta historia. No es reciente, ni fue a prisa, tiene al menos unos 25 años, cuando Regina Mejía visitaba a su abuelo “El Viejo Maqueos”, quien atendía la cantina de su pueblo Talea de Castro.
“Olía a mezcal, mis hermanos y yo, desde arriba podíamos escuchar las canciones y a veces las pláticas del abuelo con la gente del pueblo que llegaba a echarse un trago”, rememora la periodista y fotógrafa mientras comenta las 12 imágenes de su exposición denominada Entre copa y copa.J
Montadas en las paredes de El Otro Mundo, una cantina de esta ciudad, las 12 imágenes estenopeicas que integran esta muestra revelan no solo el gusto de la periodista y fotógrafa por estos lugares de redención o liberación que aún persisten en Oaxaca, además muestran su pasión por experimentar el proceso de captar la luz en otro tiempo, más artesanal, más frugal, quizá rememorando a la luz de esos paisajes de lo alto de la Sierra Juárez, donde vivía su abuelo, don Agustín Bautista Maqueos.
Regina Mejía capturó con su cámara estenopeica, sin usar objetivos o lentes, unas 100 imágenes de distintas cantinas, como El Otro Mundo, Los cocos, El Jinete, El Pava, El faro, Garibaldi, Pollos Bar, El veinte y Rey de Talea y con ellos más de 100 historias.
Durante un año visitó los lugares, platicó con los dueños y algunas de las personalidades asiduas a esos sitios, disfrutó, bebió, observó y esperó el momento para captar con su caja oscura los rayos de luz que, al incidir sobre el papel fotográfico, darían lugar a imágenes en las que buscó recuperar la esencia de estas cantinas.
Muros de colores vivos, o sobrios en algunos casos, rótulos y mobiliarios, momentos de luz, pero sobre todo imágenes de cuerpos anónimos fueron recuperados, entre copa y copa, por la fotógrafa, quien comenta que quizá pertenece a otros tiempos, por su gusto por estos sitios tan llenos de símbolos y contradicciones, donde aún se puede disfrutar de largas pláticas y risas interminables y la música de José Alfredo o Cuco Sánchez, o como dice Octavio Paz, espacios donde se interrumpe la marcha del tiempo, para celebrarlo todo, el amor, el desamor, la alegría, la muerte, la indiferencia o el llanto.
Regina Mejía decidió volver la mirada a las cantinas para explorar de cerca, con tiempo y a través de su cámara estenopeica, en donde todo es ocasión para reunirse y a través de las imágenes recuperadas nos convoca a mirar, evocar o volver a esos lugares que el tiempo, la modernidad, lo global y lo instantáneo va diluyendo.
La muestra en El Otro Mundo (Escuela Naval MIlitar 109c) estará hasta finales de este mes de junio.