Tlacochahuaya y Teotitlán del Valle, los pioneros en esta práctica en Oaxaca
Por Leticia Sánchez Jacinto
El periodo de sequía de 2021 en los Valles Centrales de Oaxaca evidenció la necesidad de impulsar acciones a favor del cuidado del agua y orientó a familias de San Jerónimo Tlacochahuaya y Teotitlán del Valle a participar en cursos y talleres enfocados al aprendizaje de principios, herramientas y técnicas de agricultura regenerativa, como una alternativa para su cuidado.
San Jerónimo Tlacochahuaya y Teotitlán del Valle se ubican en el Valle de Tlacolula, una microrregión de los Valles Centrales, considerada una de las cunas de la agricultura mundial y de las civilizaciones mesoamericanas. Sus habitantes, indígenas zapotecas, siguen practicando la agricultura y conservan una gran cantidad de elementos de la agrobiodiversidad mexicana.
Sin embargo, sus prácticas y cultivos se encuentran amenazadas por la introducción de especies y variedades alóctonas o exóticas no nativas del lugar, prácticas de la agricultura intensiva que han cambiado los agroecosistemas tradicionales, y el crecimiento de la mancha urbana, entre otros factores.
Rosalía Martínez Alvarado e Hilda Martínez Martínez, ambas habitantes de la comunidad de San Jerónimo Tlacochahuaya y participantes de los talleres de agricultura regenerativa recordaron que en el año 1968 el agua se podía encontrar a un metro de profundidad y el riego se hacía por cántaros, actualmente el agua en los pozos se encuentra a más de 15 metros de profundidad y este año en especial se vivió por primera vez el agotamiento del agua en los pozos.
Esos cambios que se han dado en el territorio en los últimos 50 años, se logran apreciar en un análisis fotográfico realizado por el equipo de la Villa Agroecológica Tierra del Sol, donde se observa el cambio de uso de suelo, el crecimiento de la mancha urbana y la pérdida de cobertura vegetal, condiciones que suman en gran manera a la situación de escasez de agua que se vive actualmente en las comunidades y que al mismo tiempo nos reflejan el cambio del estilo de vida campesina a una vida urbana-moderna.
Recuperar formas sanas de producción y cuidado del agua
Rosalía e Hilda, junto a otras familias, se dedicaron durante el ciclo agrícola 2021, es decir, de marzo a octubre de este año, a recuperar o aprender formas sanas de producción de alimentos, con el sueño de regresar al trabajo con la tierra en parcelas abandonadas o recién heredadas y promovieron técnicas de la agricultura regenerativa.
Mediante tequios colectivos bautizados como Jornadas de regeneración por la tierra, familias locales y participantes de otras iniciativas colectivas de la ciudad de Oaxaca, llevaron las manos a la tierra, abonando, sembrando, podando, cubriendo el suelo y al final de estas labores participaban de una amena convivencia acompañada de comida local, rica y nutritiva, que recibían con la satisfacción que da el trabajo con la tierra.
Los cursos y talleres realizados bajo la metodología “Aprender haciendo” fueron, a solicitud de las comunidades y facilitados por la iniciativa Mujer Tierra en colaboración con la Villa Agroecológica Tierra del Sol, Cooperantes Voluntarios y el Proyecto Agrobiodiversidad Mexicana operado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).
Dentro de los temas abordados están la recuperación de la salud del suelo mediante la siembra de especies productoras de biomasa o materia orgánica, la elaboración de enmiendas orgánicas sólidas y líquidas y la diversificación de especies; también se priorizaron las especies nativas de la agrobiodiversidad local, para favorecer una agricultura sana libre de tóxicos y al mismo tiempo el crecimiento de la vegetación natural en las áreas agrícolas que permitan una mayor infiltración del agua.
El resultado de este trabajo colaborativo en este año, ha sido la creación de la Comunidad de Aprendizaje Agroecológico Tlacochahuaya y Teotitlán del Valle (CAATT), que busca continuar con las acciones colectivas en el año 2022 que sumen a la necesidad apremiante de cuidar el agua y el suelo para la generación de alimentos sanos que puedan ser ofrecidos a los habitantes de la región.