Es un mal día este martes 26 de julio de 2022. A los 52 años, ha fallecido el artista juchiteco Soid Pastrana. Una pena, una gran pérdida para la cultura oaxaqueña y nacional. Lo recordamos aquí con parte de una entrevista que este reportero le hiciera en septiembre de 2009 y que fue publicada en la sección cultural del periódico El Financiero.
Luego de pasar largos días de su vida en la colonia Roma de la ciudad de México, conviviendo y creando a la par de promotores culturales como Carlos Martínez Rentería y escritores como Francisco Hernández o Guillermo Fadanelli, Soid Pastrana (Juchitán, 1970) regresa a radicar al pueblo zapoteco que siempre ha traído adentro, en particular al barrio popular y tradicional de la Sección Siete, desde donde gesta su producción propia a la vez que emprende proyectos aquí y allá, con poetas y colegas: lo mismo ilustra una plaquette, difunde las actividades de Didxaza, “Zapotecos del Mundo” u organiza, en coordinación con el foro Tarragona, la exposición intitulada Obra gráfica de Demián Flores+Guillermo Olguín+Soid Pastrana.
—¿Con qué pintores dialogas?
Responde Soid Pastrana: “Directamente y en la actualidad, en su mayoría con los de Juchitán y, a través de Internet, con artistas de la ciudad de Oaxaca, Yucatán, Tijuana, el Distrito Federal: pintores, poetas, músicos. En particular, en este momento con Demián Flores y Guillermo Olguín estamos trabajando varias proyectos al mismo tiempo, aunque cada uno con sus propuestas: Willy, por ejemplo, abrirá su espacio cultural en Nueva York y estoy ya invitado para exponer ahí. A través de mi vida, durante mi estancia en el DF, lo mismo he convivido e intercambio experiencias con Héctor Vázquez, Rocío Caballero, Leticia Luna, Natalia Toledo, Nelson Domínguez, Roberto Fabelo, Luis Miguel Valdez. Y vía las influencias artísticas, con José Luis Cuevas, Francisco Toledo, Jesús Urbieta, Remedios Varo, Boris Viskin: “Porque uno se va nutriendo de sus imágenes quiérase o no, pues a veces son tan relevantes que se tornan influencias casi inconscientemente, aunque a la vez, por medio de ese eclecticismo, uno se va sacudiendo y construyendo una identidad y un lenguaje propio”.
—¿A qué tipo de artistas te sientes más cercano?
—Tengo más afinidad con los poetas; de hecho, empecé como tal. Me gusta la poesía: he trabajado con Víctor Terán, Ludwig Amara, Leticia Luna, Francisco Hernández. Y con Guillermo Fadanelli acabo de realizar una serie de grabados para la revista Moho.
Autodefinido como “ti binnizá rutiee” (“un hombre de la nube que pinta”), Soid Pastrana dice que generacionalmente se identifica con los de su edad, pero aprende de los viejos y no de los jóvenes, ve cada que puede la película Nunca te vayas sin decir te quiero y escucha la rola “A la orilla de la chimenea”, de Joaquín Sabina , y admira a personajes como Nelson Mandela.
Cuando Soid Pastrana se encierra en su estudio pone música de fondo o si no la tararea y práctica “el arte como deporte”, se enfrasca en un juego que va de la cotidianidad al mundo de la imaginación, como en el caso de su gráfica de la hamaca, digamos: “Ahí he pasado una buena temporada de mi vida. De hecho, en Juchitán no puedo dormir en la cama, a pesar de que tengo una King Size duermo en una hamaca, porque me relaja y sueño más. Mis hijos también siguen durmiendo en ella.
“La hamaca es sumamente importante para los juchitecos, no sólo por el dormir sino por el amor, es una pieza fundamental dentro de un hogar. No solo cumple la función de descanso, pues, sirve también para follar y correr aventuras, ya que en una sola pueden caber hasta tres gentes. De ella pende la vida y también se muere en una hamaca”.
Por eso “está llena de imágenes. Haciendo cuentas paso en ella entre ocho y diez horas durmiendo, pero además durante el día hago ahí la siesta, por lo que la tengo bien visualizada; a veces incluso amanece uno con las redes, los hilos pegados al cuerpo, y en el momento de plasmar todo eso en el papel se va soltando y desarrollando gráficamente la referencia cotidiana de la hamaca”.