*El arma que Jorge Javier utiliza, desde febrero de 2022, para lastimar a Paola, es impedirle ver a su hija de 16 años de edad.
Por Nadia Altamirano
Paola ha vivido 18 años de violencia familiar, por lo que recibir acompañamiento psicológico se ha convertido en la clave para que pueda comenzar a superarla, a la par de una buena asesoría legal para enfrentar la violencia vicaria de su agresor Javier J. R. V., el padre de su hija menor.
Javier le ha impedido verla desde febrero de 2022 por una supuesta orden de restricción. La amenaza de quitársela se dio cuando logró divorciarse de quien la violentó físicamente desde los dos años de casados. “Te voy a dar en donde más te duela”, le dijo amenazante y días después supo que el daño sería impedirle convivir con su hija que está por cumplir 17 años de edad.
Un matrimonio empañado por la violencia
En el año 2003 Paola se casó enamorada y feliz. «Fue por la iglesia, tuve mi vestido de novia, pero a los dos años empezaron los primeros golpes, patadas», recuerda la mujer.
Con el tiempo, ha entendido que no debe sentirse culpable de haber permanecido en una relación violenta. También admite que en ese tiempo no había tomado las terapias que le orientarán para tomar una mejor decisión.
Paola identificaba que las infidelidades que cometía su entonces esposo, elevaba su nivel de violencia, «quizá porque yo le estorbaba, a la vez que no tenía el valor de decirme que no quería nada conmigo», dice.
Hizo un primer intento de separarse, pero un segundo embarazo, el de una hija menor que ahora tiene 16 años, incidió para que ella aceptara volver con él.
De esa decisión se arrepintió tiempo después y por mucho tiempo, porque la violencia que ejercía Javier no desapareció y la culpa le impedía recurrir de nuevo con su familia. Además su círculo se redujo a las labores de casa y la crianza de su hijo y su hija.
Mientras vivieron como pareja, Paola denunció la violencia familiar más de una vez, pero Javier encontraba la forma de amenazarla para lograr que ella retirara la denuncia.
Una navidad, ya separada de Javier, él propuso salir juntos a cenar y al regresar a donde vivía Paola, aprovechó que su hija e hijo dormían para amenazarla con un cuchillo, jalarla de los cabellos y amarrarla de las manos.
Esa noche Javier se quedó a dormir en la habitación de su hijo y Paola salió descalza a pedir ayuda a la Policía Estatal, ya que desconfiaba de la Policía Municipal de San Sebastián Tutla, en donde se localizaba la casa y de donde Javier era regidor.
Javier estuvo detenido hasta la tarde del día siguiente. Tiempo después, con el argumento de dialogar, la convenció de subirse a su camioneta, la cual manejó rumbo a la Sierra Juárez entre amenazas de chocar o matarla si no retiraba la denuncia más reciente que había interpuesto en su contra.
«Para mí fue de los peores momentos de mi vida porque me imaginaba que iba a terminar como esas mujeres cuyo cuerpo se encuentra entre matorrales, pensaba en mi hija e hijo mientras él amenazaba con chocar contro otro auto, matar a mi familia, hasta que se paró en una curva, me hinqué, le supliqué y le prometí retirar la denuncia».
Después de este acontecimiento, se presentó con un abogado y lograron iniciar un expediente por intento de feminicidio.
La afectación emocional que había causado en Paola tantos años de violencia le impidieron contar todo a su familia, seguir con el proceso legal o buscar ayuda psicológica. Lo hizo hasta el 2021.
La psicóloga que comenzó a acompañar a Paola le hizo ver la gravedad de convivir con quien intentó matarla, pero al tratar de poner nuevos límites, él le pidió dejar la casa donde vivía con sus hijos y además su suegra la denunció, presuntamente por llevarse cosas. Esto propició que ingresara la Policía Municipal, incluso que su esposo la denunciara por violencia familiar.
«Me salí de la casa sin mis hijos porque lo único que pude conseguir era una casa hecha de lámina que esperaba acondicionar para traerlos a vivir conmigo en días posteriores, pero él no lo permitió».
Paola tuvo que retomar las visitas a los juzgados. Finalmente al inicio del 2022 logró divorciarse y aún sigue sin entender cómo le cedieron a él la guardia y custodia provisional, y a ella solo las convivencias con su hija menor cada 15 días, convivencias que él ha obstaculizado.
«Durante el divorcio que él amenazó con darme donde más me duele y así ha sido». Por casi dos años no ha podido volver a ver a su hija menor, en el caso de su hijo, quien tiene 19 años de edad ha podido convivir con él sin impedimentos.
Sin fundamento jurídico
Consultada al respecto, la abogada del Grupo de Estudios sobre la Mujer Rosario Castellanos, Monserrat Rosario Avendaño advierte que son las hijas y los hijos quienes sufren los maltratos físicos y psicológicos que un padre ejerce para dañar indirectamente a su pareja o ex pareja.
Monserrat Rosario brinda asesoría jurídica por violencia de género, y observa que hasta el momento, el término de violencia vicaria no está jurídicamente fundado y motivado, sólo existen iniciativas que responden al movimiento de mujeres y madres que la han vivido.
Actualmente muchas abogadas, sobre todo feministas, decimos y mencionamos la violencia vicaria, pero para el Estado, representado por la autoridad juzgadora que es el juez, la Jueza, el Ministerio Público o Secretarios Judiciales, no existe porque no está incluido en el Código Penal.
Paola supo que vivía violencia vicaria por su terapeuta, quien le aconsejó buscar a algún grupo de mujeres y así encontró a la representación del Frente Nacional contra la Violencia Vicaria.
Flor Robles López, psicóloga del Grupo de Estudios sobre la Mujer Rosario Castellanos, considera que el acompañamiento psicológico permite a víctimas de violencia de género recuperar la autonomía económica y emocional, poder tomar decisiones por ellas mismas, además recuperar e incrementar la autoestima y autoconocimiento, sobre todo cuando su pareja o ex pareja trata de hacerle daño a través de un hijo o hija.
«La terapia psicológica permite hacer una deconstrucción del amor romántico y cuestionar todo lo que sostiene a una mujer en situación de violencia, la cultura, la religión, creencias, estructuras sociales y psicológicas, además de reconocer y nombrar las violencias que se suelen normalizar e invisibilizar».
«La violencia vicaria es de las peores que puede vivir una mujer. La terapia me ha ayudado mucho, pero con la separación de mi hija tengo mis retrocesos, porque a veces la extraño y no puedo dejar de llorar, pero agradezco que dentro de todo tiene salud y crecerá para darse cuenta qué es lo que ocurrió realmente», expresa Paola, quien además que confía que el proceso legal avanzará y volverá a tener la custodia.
VIOLENCIA VICARIA
Se trata de una violencia desplazada al utilizar a hijas o hijos para herir a una mujer.El término lo acuñó en 2012 la psicóloga clínica y forense Sonia Vaccaro.
LEGISLACIÓN
El 8 de diciembre de 2022 la Comisión de Igualdad de Género de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión aprobó el dictamen a las iniciativas con proyecto de decreto por el que se adicionan y reforman diversas disposiciones de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia en materia de violencia vicaria.
En febrero de este 2023 el pleno de la 65 Legislatura del Congreso de Oaxaca aprobó en lo general y en lo particular una reforma a la Ley Estatal de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, en la que se reconoce la violencia vicaria, pero faltan reformas en el Código Penal.