La réplica del Sabinosaurio que se exhibe en el Centro Cultural San Pablo de Oaxaca es un recordatorio de que la vida no apareció con nosotros
¿Te imaginas caminar por una localidad del país y encontrar piezas de esqueletos de un dinosaurio? Esto le ocurrió en 2001 al ingeniero Juan Pablo García, en el Ejido El Mezquite en Sabinas, Coahuila, cuando vio unas rocas que por la forma parecían vértebras.
La bióloga Felisa Aguilar Arellano, especialista en el tema de paleontología del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) explica que ese hallazgo resultó ser el esqueleto de un hadrosaurio que tiene la edad aproximada de 70 millones de años, comúnmente conocidos como “pico de pato”. Estos dinosaurios habitaron principalmente al final de la era mesozóica y en el periodos cretácico.
“Fue un hallazgo fortuito bastante relevante”, indica la especialista, quien se encuentra en Oaxaca para apoyar en la exhibición de una réplica de esa especie a la que luego llamaron Sabinosaurio, la cual se exhibirá en el Centro Cultural San Pablo durante dos meses a partir de este 12 de diciembre.
Hasta ahora se considera que es uno de los más completos Lo que se recuperó de esa especie fue de entre el 60 y 70 % porque hay que aclarar, no siempre se encuentran esqueletos completos, a veces solo molares, o las vértebras otras solo patas delanteras o traseras.
“Cuando encontramos esqueletos articulados es que hubo condiciones para que eso quedara enterrado, en este caso parece que sucedió así, o al menos la erosión evitó que no se dispersara la totalidad del ejemplar”, cuenta Felisa Aguilar, quien además es Presidenta del Consejo de Paleontología dentro del INAH.
La especialista considera importante saber sobre estos fósiles, por un lado, para entender qué le ocurrió al planeta tierra, y por otro, para comprender que todo tiene un origen y la transformación sucede porque la tierra se va moviendo y se van alterando las condiciones que hacen que sea más propicia, o no, para los seres vivos.
Felisa Aguilar habla de procesos naturales de evolución muy largos para el tiempo de vida que nosotros tenemos como seres humanos. Cuenta que esas especies desaparecieron porque hubo tanta temperatura que hizo que se arrasaran con los ecosistemas y la cadena alimentaria comenzó a disminuir.
“Son procesos naturales que ocurren en nuestro planeta, en donde somos afortunados en tener vida. A veces, inmersos en nuestras actividades cotidianas dejamos de percibir eso. El tema paleontológico nos ayuda a recordar que la vida no apareció con nosotros”, comparte en entrevista.
El planeta tierra tiene esas dinámicas, incluso por eso hay posturas de gente que justifica el calentamiento global como parte de un proceso natural, pero nosotros hemos agregado un catalizador, algo que lo hace más rápido, dice. La crisis climática es, en parte, el resultado.
«Somos nada, somos un microsegundo de lo que hay en este planeta», añade. Para ilustrar cuenta que en su campo hacen un ejercicio de estimación de lo que sería la vida, tomando en cuenta la referencia de nuestro brazo.
En este ejemplo, la vida total de los seres vivos que ha tenido la tierra aparecería a la altura de la muñeca. Los dinosaurios estarían apareciendo al final de la segunda falange y nosotros como humanos seríamos la punta de la uña. «Somos la mugre de la uña», dice bromeando.
El pasado de la vida a través de los fósiles
Esto de mirar e investigar donde la vida ha terminado, es parte del trabajo de detective que hacen los paleontólogos para tratar de asociar esas formas extrañas, en este caso vinculadas a las huellas o a los fósiles.
Ahora, gracias a su trabajo, sabemos que los fósiles se encuentran en los estratos de las rocas. Son evidencias de organismos, pequeñas impresiones o restos de lo que fue el cuerpo de algunas especies que alguna vez transitaron y respiraron en este planeta tierra.
“Tomando en cuenta estos procesos de evolución y adaptación, lo que estamos viendo en el pasado nos ayuda a entender mejor qué es lo que está pasando en el presente”.
Todo esto que nos ha contado la especialista es parte de la investigación que hacen para fijar los parámetros para la conservación de los restos fósiles, los cuales también forman parte del Patrimonio Nacional, como el Sabinosaurio que se encuentra ahora en Oaxaca, encontrado en el estado de Coahuila.
Ese estado se considera un semillero con restos paleontológicos, desde la década de los 90. Sin embargo no es el único, en Oaxaca se han encontrado huellas de dinosaurios en la Mixteca baja, incluso un poquito más de antiguos, como de 90 millones, de la temporalidad del Jurásico. «Recordemos que nuestro planeta no es una masa uniforme «México es un mosaico de historias que nosotros podemos ir registrando«, concluye la Maestra en Ciencias Biológicas.