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Hijos de su… caterva

Hace apenas seis años, el hoy senador Raúl Bolaños-Cacho Cue era un prominente funcionario del priista Alejandro Murat Hinojosa, en la secretaría estatal de Desarrollo Social y Humano.

Era notorio que a Bolaños-Cacho lo preparaba el mandatario para que fuese el candidato del Partido Verde Ecologista Mexicano en las elecciones gubernamentales de 2022, pero a fines del sexenio de Murat —cuando quedó claro que el estado quedaría en manos de quien representara al Movimiento de Regeneración Nacional— el secretario estatal de Desarrollo Social tuvo que despedirse, con gran pesar, de la gubernatura. 

Su lugar lo tomó el dirigente estatal del PRI, Alejandro Avilés Álvarez, quien se postuló por su partido para ser derrotado con amplio margen por Salomón Jara Cruz.

Sin embargo, Raúl Bolaños-Cacho no se hundió junto con el partido que toda la vida lo benefició. El senador renunció al gobierno de Murat Hinojosa y, postulándose por el PVEM, buscó obtener una senaduría para seguir cobrando del erario. Tampoco obtuvo así los votos necesarios, pero como quedó en segundo lugar en las votaciones, logró una curul senatorial por el principio de primera minoría.

En su cargo de representación popular, Bolaños-Cacho olvidó su pasado priista (desde 2013, como secretario particular e Murat, fue parte de dependencias controladas por el PRI) y pronto se ofreció a ser aliado de Morena.

En Oaxaca muy poco, si es que algo, se le volvió a ver como representante popular. Ahora que regresó a postularse como candidato a diputado federal por el PVEM, alegó que estuvo encargado de labores partidistas. Es decir, que dejó tirado su compromiso como legislador para dedicarse a asuntos de su partido.

Como presidente en el Senado de la Comisión de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Cambio Climático, Bolaños-Cacho tampoco se distinguió por sus gestiones ecologistas, como le recordó la organización Green Peace en un comunicado difundido en diciembre de 2020: “Está en sus manos aprobar un dictamen que modifique la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos siguiendo criterios de protección ambiental para atacar el problema de raíz, ese es su deber”.

Ornela Garelli, especialista en Consumo responsable y cambio climático de Greenpeace México, alertó en esa ocasión en cuanto a que “la Comisión de Medio Ambiente, presidida por el senador Bolaños, ha preparado un dictamen que vela por los intereses de la industria poniendo la culpa por la contaminación plástica en la ciudadanía”.

Sin inmutarse por los daños a la ecología que prolongaría con su dictamen, Raúl Bolaños-Cacho Cué continuó su cuestionada gestión en el Senado, hasta que en 2021 operó para que se aprobara un dictamen que permitiría al magistrado Arturo Zaldívar Lelo de Larrea mantenerse como presidente de la Suprema Corte hasta noviembre de 2024, lo cual implicaba prolongar el encargo del juzgador más allá de lo establecido por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Aunque Bolaños-Cacho Cue promovió la aprobación de la llamada “Ley Zaldívar”, la Suprema Corte invalidó la decisión del Congreso de la Unión al declarar inconstitucionales las modificaciones. Así, Arturo Zaldívar tuvo que abandonar su cargo en diciembre de 2022.

A Raúl Bolaños-Cacho el fallido movimiento le valió la gratitud del régimen morenista, y quizá por eso retorna a Oaxaca, de la cual no se ocupó durante sus seis años en el Senado, para solicitar el voto de las mayorías y continuar viviendo del erario, ahora como diputado federal.

La conducta de Bolaños-Cacho Cue no se distingue de la de muchos políticos que llegan a la Legislatura para no hacer nada bueno en sus puestos, y seguir pasando de una curul a otra en espera de convertirse en gobernadores o, al menos en presidentes municipales.

Raúl Bolaños-Cacho Cué es un hijo de la caterva que durante años ha depredado a Oaxaca desde puestos públicos. Si bien su capital político se lo proveyó el ex gobernador Alejandro Murat, no fue ajeno a ese apoyo su padre, Raúl Bolaños-Cacho Guzmán, expresidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Oaxaca y, desde 2019, cónsul general en Sao Paulo, Brasil.

A su vez, el actual cónsul Bolaños-Cacho Guzmán fue apoyado en su carrera política por el padre de Alejandro Murat, José Nelson Murat Casab, y por su propio padre, Raúl Bolaños-Cacho Güendulain, quien fue diputado federal y senador por el PRI.

La fortuna política de la familia se remonta a 1902, cuando Miguel Bolaños Cacho se convirtió en gobernador de Oaxaca durante el porfiriato, y volvió a ocupar ese cargo de 1912 a 1914, durante el periodo secesionista y reaccionario conocido como “la Soberanía”.

Además, la familia cuenta entre sus descendientes al ex presidente genocida Gustavo Díaz Ordaz, quien fue hijo de una hermana del ex gobernador Miguel, Sabina Bolaños Cacho.

Con esa estirpe, no cabe duda de que Raúl Bolaños-Cacho Cue es un hijo de la caterva que durante más de cien años ha vivido de los impuestos de la población oaxaqueña.

Después de recibir la sustanciosa dieta económica del Senado, ahora el pariente de Díaz Ordaz busca vivir de otra dieta legislativa, vía diputación federal. Y con el aval del Movimiento de Regeneración Nacional mediante el parasitario Partido Verde.

Parecido caso, aunque con mucha menos “prosapia”, el de otra candidata del PVEM en Oaxaca, Gabriela Pérez López, quien busca reelegirse como diputada local después de haber llegado a la legislatura estatal por parte del PRI en 2021, para cambiarse al año siguiente al partido Verde. Tras de abandonar al partido que pretendió hacer gobernador a su padre Eviel Pérez Magaña como sucesor del siniestro Ulises Ruiz Ortiz, la diputada Pérez López se lanza de nuevo como candidata al mismo puesto por la Villa de Etla, pero ahora con la figura de “representación de las personas con discapacidad”.

A la legisladora se la ha señalado porque cuando llegó al Congreso como priista en 2021 ni siquiera mencionó durante su campaña a las personas con discapacidad, pero después de deshacerse del compromiso con el partido que durante décadas benefició a su padre con recursos públicos, esta hija de la caterva priista se envuelve con otro membrete y pretende representar una causa a la que difícilmente beneficiará. Lo más indignante en estos casos es que los cuestionables candidatos del PVEM en Oaxaca son parásitos de Morena, como antes lo fueron del PRI.

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