Abraham Rasgado González/ OPINIÓN
Ésta es una historia que no surgió por generación espontánea ni por una graciosa ocurrencia. Es producto de un trabajo que también cuanta una travesía precaria pero animosa. Es un relato del viaje de la nada cultural hacia el hacer, hacia el inventar, hacia el proponer y romper la sucia inercia que se presenta como forma de hacer arte y cultura en nuestro pueblo tehuano. No hemos inventado el agua tibia, pero tampoco nos quedamos con lo que se nos ofrecía: sométete y tendrás presupuesto.
El sábado 2 de noviembre el colectivo Camilo Flores, que engloba, por ahora, tres esfuerzos culturales y de comunicación (la Radio Ciudad Principal, el semanario la Rebelión de Tehuantepec y el proyecto en comento), echó a andar este nuevo espacio cultural: la Fábrica de Artes y Oficios (Faro) “la Catrina”, ubicada en pleno corazón del barrio Santa Cruz Tagolaba, barrio tradicional como el que más de nuestro pueblo.
Un diagnóstico que conocemos todos en Tehuantepec sobre los quehaceres culturales es que no hay ningún canal de participación, no hay espacios para crear y menos para exponer lo creado; vemos a algunos artistas quejándose de la falta de apoyo por parte de las autoridades de todos los niveles: la cultura no significa absolutamente nada para los políticos, sólo es un pretexto para cooptar incipientes esfuerzos individuales para sus campañas electorales; la exigencia debe seguir, porque hay recursos económicos destinados a la cultura, que desvían u otorgan a cuentagotas a familiares o a los que acepten limosnas, con los agradecimientos en los programas de mano despectivos; sin embargo, nosotros en el colectivo Camilo Flores sostenemos que se pueden hacer las cosas sin contaminar esos esfuerzos con la presencia y los condicionamientos de políticos y gobernantes. Y hemos dado un paso importante hacia ese fin.
La presencia de la comunidad es muy importante.
Cuando iniciamos las transmisiones formales de la radio, por algunas semanas tuvimos un interesante programa llamado “Por la comunalidad”, una emisión dominical en la que los integrantes del colectivo nos reuníamos en torno a un tema: cómo construir a partir de la cultura y la crítica social una nueva forma de desarrollar lo que nosotros consideramos le hará bien a Tehuantepec. Un acuerdo fue unánime: la presencia de los partidos políticos en todos los campos de la vida tehuana es lo que ha acentuado la decadencia de nuestro pueblo. Los partidos políticos han partido cualquier unión, cualquier incipiente intento de empezar a reconstruir lo que los gobernantes han destruido.
Esto es, tenemos que prescindir de ellos, eliminarlos de nuestros proyectos, y confiar en la comunidad para, con austeridad pero con mucha dignidad y sobre todo con libertad, proponer nuevos conceptos de cultura, nuevas formas de lucha popular a través de las artes, ofrecer a Tehuantepec una cultura alternativa, que se irá construyendo con la ayuda de los que impulsamos este proyecto, pero que se acrecentará sobre todo con la participación de la gente, de la comunidad en la cual está inmerso este espacio de cultura y libertad, que es Tehuantepec en su totalidad.
El Faro “la Catrina” es una esfuerzo colectivo, pues en individual nada puede avanzar permanentemente, tal vez avanza un mes, pero inevitablemente se vendría abajo, por eso el colectivo Camilo Flores le apuesta a lo colectivo, y sobre todo a lo comunitario, a la comunalidad, que recupera las antiguas formas de organización para renovar nuestras formas de hacer arte y cultura. Por eso nos sentimos sumamente motivados por la respuesta de la gente, que inundó el espacio del Faro, y que nos ha empezado a ofrecer su tequio cultural para poder realizar los fines que se han planteado en este proyecto con mayor decoro.
Nuestra única aspiración es reanimar el arte y la cultura de nuestro pueblo. Pero de una forma novedosa, alternativa, con calidad; con un carácter comunitario y con vocación social. No entendemos un arte de élite, no entendemos un arte que el pueblo no entienda y que no haga suyo. No queremos un arte atado a los intereses de nadie más que de la gente popular. La calidad no quiere decir inaccesibilidad. Aspiramos a un arte nacional de Tehuantepec. Dimos el primer paso.