Foto: Carlos Hernández. Globe Studio (Agencia)
La Danza de los Diablos es una manifestación cultural híbrida que remite a episodios de la vida de México. Contiene elementos de diversos orígenes, algunos datan de la época colonial, cuando surgieron las haciendas españolas y emplearon en ellas a hombres y mujeres de piel negra, quienes fueron utilizados en las rudas jornadas de trabajo.
La Danza de los Diablos surgió como un un ritual dedicado al espíritu del dios negro Ruja, a quien honraban y pedían ayuda para liberarse de sus duras condiciones laborales. Por eso, al inicio de la danza se le invoca con respeto y reverencia.
Cuando estalló la Revolución Mexicana, un grupo de gente negra huyó hacia la costa de Oaxaca con la intención de embarcarse y retornar a África. Pero cumplir el objetivo fue complicado por su numerosa población y debido a ello muchos se establecieron en el litoral oaxaqueño, donde se continuó con esta tradición.
La danza no es exclusiva de ninguna zona. Actualmente se baila en la región de la Costa, pero también en la Mixteca durante el Carnaval. Incluso ha traspasado fronteras debido a la migración de Oaxaca, que retoma este baile como símbolo de identidad. Esta danza se puede apreciar en distintos festejos, por ejemplo en la Guelaguetza realizada en San Marcos California por la Coalición de Comunidades Indígenas de Oaxaca (Cocio). Otras veces en eventos realizados por nuestros oaxaqueñas y oaxaqueños que viven en otras partes de México y de la Unión Americana.
Durante la Danza de los Diablos las calles se visten de color y se escucha las famosas chilenas, mientras los diablos, al son que les toquen, látigo en mano, golpean el piso y gritan para intimidar a la gente.
¿Bailamos?