Las tecnologías de video y las redes sociales nos permiten presenciar sucesos que preferiríamos ignorar: agresiones indignantes, tragedias fácilmente evitables, muertes por irresponsable temeridad. Quizá lo más doloroso es poder atestiguar agresiones que antes permanecían como pura referencia verbal de testigos conmocionados. Ahora, la accesibilidad a la violencia real o imaginaria es un espectáculo global.…