Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

Flavio Sosa: El 2006, cuando creímos derrotar al PRI

Rocío Flores

En el 2006 Oaxaca parecía tener un proceso esperanzador, había una chispa que recorría las colonias, que recorría los pueblos, se sentía algo en el ambiente y sabías que algo estaba pasando, dice uno de los protagonistas de este proceso histórico: Flavio  Sosa Villavicencio.

Ese año  fue para una etapa que marcó también a actores políticos de una revuelta, un proceso que hasta la fecha la sociedad en general recuerda con reproches y temor a la repetición.

Flavio Sosa  Villavicencio, además de  su “antagónico” Ulises Ruiz Ortiz,  es uno de los personajes más visibles y polémicos de ese periodo y  uno de los que hasta la fecha recibe reproches luego de su participación política en esos sucesos y la posterior inclusión en la vida política parlamentaria, incluso gracias a esto ha sido descartada su participación en un posible nuevo movimiento magisterial.

“Refúndaremos la APPO pero sin Flavio Sosa, porque “Flavio Sosa no es la APPO”, dijo la dirigencia de la Sección 22 a finales del pasado mes de julio luego del anuncio del gobernador sobre la reestructuración del IEEPO.

¿Quién es Flavio Sosa?

Sosa Villavicencio responde a través de un flash back, quién es Flavio, el del 2006 y sobre su cuestionada participación política en los hechos que volcaron a la sociedad en Oaxaca, actos por la que ahora la Sección 22 advierte que “no se cometerán los mismos errores que en el pasado” en su lucha contra las reformas impuestas por un nuevo PRI, el mismo partido que en 2006 volcó a la sociedad en Oaxaca.

Prófugo de Chapingo

Flavio confiesa sonriente: soy prófugo de la Universidad Autónoma de Chapingo, traté  de estudiar ingeniería pero no la terminé,  pero ahí me  formé como gente de izquierda, apunta el activista y cuasi sociólogo.

“La universidad me impacta, pero la realidad es mucho más compleja que la que observas en los libros” justifica,  y relata una gran parte de su activismo político,  el eje de su vida.

Sentado en la mesa de un café narra que en 1988 inició sus actividades como activista en la región de la Costa, formó organizaciones económicas y sociales en esa región del estado y además en ese tiempo le tocó ser fundador del PRD, partido que dejó en el año 2000.

“En el 88 me convertí en activista político del PRD en esa y en otras regiones,  pero no  solamente fui miembro del PRD, también participe en distintas luchas y en distintos procesos”, recuerda Flavio, un poco parco hasta este momento de la entrevista.

De su recuento en la Costa destaca que formó Despertar Campesino, una unión de ejidos que agrupaba ocho giros de la Costa de Oaxaca, y que según su relato tenía como objetivo mejorar las condiciones de vida de los productores agrupados en esa unión. Posteriormente  formaría  la Unión de Productores de Café, una asociación  que agrupaba pueblos negros, mixtecos, mestizos, amuzgos,  “viví en la Costa del 88 al 94”, dijo el activista y ex legislador local.

Del 94 al 2000 se incorporó al PRD en el estado. “Fui quien más comités creó en Oaxaca”, presume.

«No fui amigo de Fox»

En  el año 2000  cambian las cosas, “creíamos que era  la posibilidad  de derrotar al PRI, la posibilidad de sacar al PRI de Los Pinos, como se decía en ese momento, habíamos concebido que el principal obstáculo para que el país avanzara era el régimen de partido de Estado… con Vicente Fox” comenta.

-¿Por qué te fuiste con Fox?  se le cuestiona al activista supuestamente formado en la Izquierda.

Por nada, lo dejamos a cambio de nada,  sólo por derrotar al PRI.

Recuerda que en ese tiempo, con 35 años, sentía un compromiso generacional: quería contribuir a acabar con un régimen que tenía ya 70 años en el poder, el mismo régimen que hoy gobierna al país, el “renovado” PRI.

“Mi compromiso como miembro de esta generación era acabar con un régimen,  no quería desaprovechar la oportunidad histórica de ser parte de ese proceso”, comenta, un tanto  emocionado, el político y activista oaxaqueño.

Sosa Villavicencio intenta diferenciar su posición: “nos agrupamos  en torno a una organización de Izquierda al interior de este movimiento en Oaxaca, no fuimos amigos de Fox, no nos integramos nunca, aclara.

Se nos estigmatizó,  se nos criticó: pero sabíamos quiénes eran los amigos de Fox, dialogamos con ellos, era una élite económica,  los observamos, teníamos claro cuál era el proceso en el que estábamos  participando,  no fuimos amigos de Fox, nunca nos afiliamos al PAN, reitera.

En ese tiempo había una discusión en el marco de una caracterización teórico política sobre lo que tenía que ser la Nueva Izquierda. Había una crisis de paradigmas en el mundo, apuntó.

“Nosotros decíamos, vamos a construir una nueva izquierda que tenga que ver con las personas indígenas, que tenga que ver con la comunidad y con la realidad oaxaqueña. De ahí al 2006 construimos ese proceso, hasta que finalmente se da lo que todo sabemos”, infiere.

¿Qué fue el 2006?

En este periodo había en el estado una serie de inconformidades, una larga lista de atropellos del  entonces gobernador del estado Ulises Ruiz Ortiz, contra los movimientos sociales.

La represión del 14 de junio  al magisterio fue quizá una de las detnonantes de la revuelta social, donde durgió también la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, la APPO;  estalla entonces en  Oaxaca, principalmente en el Valle, una revuelta en la que también decide participar.

-¿Cambió tu concepto de hacer política en el 2006?

Mmmm… lo que pasa es que uno  se forma con los procesos en los cuales participa, el proceso de universitario te forma.

“En la universidad yo me convierto en socialista, en un hombre de izquierda  con una formación teórico político de izquierda, pero luego te vas a la realidad y es mucho, mucho más compleja y te marca”.

Activista desde los 26 años, Sosa Villavicencio dijo haber observado en su trayecto en la Costa,  los índices  de pobreza más altos en Santiago Ixtlayutla, cuando recién había pasado una epidemia en esa zona,  donde dice, helicópteros de la ONU llegaron a llevarse a decenas de niñas y niños que estaban muriendo.

¡La ONU llegando a rescatarles! dijo reviviendo quizá ese momento de su estancia en esa zona de Oaxaca colindante con Guerrero, donde había ecos de la lucha guerrillera de Lucio Cabañas de al menos una década atrás.

“Había mucha efervescencia política porque querían cambiar las cosas y no encontraban el camino para cambiarlas. Eso también te va formando”,  sentencia.

Conforme  va haciendo el recuento, Flavio va notándose menos parco, más animado, se quitó ya la envestidura de rock star que le protegía de la reportera y comienza hablar con pasión de eso que en ese momento entiendo, es el eje de su vida, la política, cuestionada, criticada, vapuleada  pero a la que él defiende y define como un ejercicio para la transformación social o para la opresión (dependiendo de quien la ejerce según el activista).

Flavio fue diputado federal en 1995, ( un años y medio), así que para su llegada al movimiento del 2006, ya ha recorrido además de una ruta en el activismo, un poco de las dinámicas parlamentarias.

APPO

Con el paso del tiempo, las experiencias te van marcando y aprendes a olfatear políticamente, dice el exlíder de la APPO al recordar cómo se vivía al inicio de esa revuelta social en la capital.

“En el 2006 hay una chispa que recorría las colonias, que recorría los pueblos, se sentía  algo en el ambiente, esa chispa la vas viendo, la vas sintiendo en el ambiente ,se siente la revuelta, sabes que algo estaba pasando, o qué algo va a pasar,  yo percibía que algo estaba pasando aquí”,  dice el polémico oaxaqueño, quien decide entrar en ese momento a un conflicto que inició por un reclamo magisterial y que culminó en una gran revuelta en la que se cometieron graves violaciones a los derechos humanos,  segun refieren las relatorías de algunas de las víctimas.

Otros actores 

Sosa Villavicencio recuerda ese proceso como un momento muy esperanzador, recuerda el acercamiento de la APPO con distintos actores políticos, intelectuales, políticos, miembros de la Iglesia, el mismo obispo José Luis Chávez Botello, el mismo que ahora apoya la reestructuración del IEEPO.

“El obispo estaba asustado de dialogar con nosotros, estaba asustado, estaba,  porque el movimiento ya había atravesado la Iglesia, ya había  muchos curas comprometidos, pero hasta esa fecha la Iglesia siempre había tenido una posición conservadora aunque toda su base social estaba metida en el proceso de la  APPO”.

Chávez Botello, sacerdote de la élite eclesiástica de Guadalajara dialogó con la APPO, dice Sosa Villavicencio.

“Cuando le explicamos el proceso le acercan otras miradas  dice: “es una hora de gracia para Oaxaca, lo recuerdo perfectamente”, comenta, justo en ese momento de fondo se escucha una música eclesiástica que da al relato un tono particular.

Para el expreso político, el 2006 era una gran  puerta que podía abrir muchas cosas nuevas, por lo que se sumó a la revuelta.

-Hubo rechazo, hay críticas fuertes por tu participación

Por supuesto que hubo rechazo, hubo crítica, empiezan a decir  ¡ah! ¿Éste tipo vienen de apoyar a Fox? cuidado puede ser un traidor, ¿este tipo  viene de un partido político que no estaba apoyando a la APPO? cuidado hay que tener cuidado con él… ¡ah fue diputado!, hay que tener cuidado y tienen razón de alguna manera comenta en tono irónico.

La APPO fue  fundada en el 2006,  no había casi nadie que viniera de un partido político, la mayoría eran dirigentes sociales.

“Los que venían de un partido y que entraron en un primer momento a apoyar fueron los primeros que salieron corriendo o que se vendieron, fueron los primeritos,  no tardaron ni una semana al interior de la APPO, se fueron a besar a Ulises, se fueron a poner de acuerdo con él o se fueron a esconder a su casa, porque les dio miedo, se asustaron cuando vieron que la revuelta era un monstruo, apunta Sosa Villavicencio ya con la adrenalina que recuperó en el flash back.

¿Qué papel jugabas en la revuelta?

En un primer momento era uno, posteriormente me tocó ser partícipe de la dirección política, la que participó en los diálogos, la que daba la información a la prensa,  la que tenía acercamientos con otros actores, como personajes, artistas, intelectuales, pintores, la Iglesia, actores políticos en el estado.

Era un movimiento que según testimonios tenía al menos a 100 personalidades con experiencia en dirigencia política

Flavio  mira ahora el 2006 un poco más analítico, “era un movimiento que fuimos  construyendo, el 60% de los líderes del movimiento magisterial estaban en la APPO, ahí se gestaron ideas, se estaba pensando en construir una agenda de lo que necesitaba Oaxaca”,  dice.

Fui parte del movimiento, dice Flavio antes detenerse por unos segundos en el recuento, que hasta ese momento hacía brillar su mirada.

¿De dónde viene el reclamo a Flavio, por qué perdura en la memoria del 2006?

Tiene distintos orígenes, durante el proceso APPO en el 2006 y 2007 hay una competencia al interior del movimiento, es natural que haya pugnas por el  liderazgo, que se busque la conducción del proceso, y en particular en la APPO.  Ahí hay un primer momento de la disputa.

Un segundo origen es la construcción mediática que pega no sólo a la sociedad sino que impacta al interior, el que se dice violentado por los medios al final reproduce lo que los medios están diciendo.

Canibalismo de izquierda

Flavio describe las disputas entre los líderes políticos: el “canibalismo de la Izquierda”  es la tercera fuente o explicación de los reclamos.

Esas disputas también se dieron intensamente dentro de la APPO,  el propio congreso de la APPO que se dio en el 2006 con la presencia policiaca y es parte de ese proceso de búsqueda de liderazgo, agrega y remata: ese canibalismo  es también otra de las fuentes de donde brotan los cuestionamientos.

Huésped del Altiplano

La parte más fea y la más triste de mi participación en el 2006,  fue la cárcel, dice tajante.

“Estuve un año y medio preso, eso a veces no se dimensiona, no hubo otro preso que estuviera más tiempo que yo”, reclama.

De estos hechos algunos diarios documentan  como 300 personas presas,  unas estuvieron un mes, otros dos días, otros 10 meses.

“Yo me chuté la Navidad del 2006, la del 2007, y parte del 2008 en el bote y esa es la parte más triste, porque estando en la cárcel me hicieron señalamientos

Decían que era una mentira, que yo tenía mucho dinero, o sea toda  la mierda que se lanza en los medios de comunicación  y muchos compañeros la reproducen, la digieren perfectamente y la vomitan, suena feo pero es la verdad, apunta.

Lastima, lastima, puntualiza.

Después de nueve años, los señalamientos a Flavio todavía se escuchan  cuando se recuerda ese episodio en Oaxaca. “Es un oportunista”, buscaba figurar en los medios,”, son algunos de los comentarios sobre el tema.

Flavio apunta que quienes lo hacen buscan explicaciones, sin embargo dice, “muchos de los que te señalan andan en Europa explicando el movimiento”,  dice el ex dirigente de la APPO pero evita dar nombres.

Otros están recibiendo financiamiento internacional porque están defendiendo presos… les llegó un mensaje de: “te voy a matar puto” y se fueron corriendo hasta España”, critica.

«También decían que estaba  preso por  que tenía un pacto y lo traicioné».

“Nos estaban satanizando, también encarcelaron a mis dos hermanos, a uno en Matamoros, a otro en Almoloya, encarcelaron también a otros de mi equipo, el Estado mexicano se fue con todo contra nosotros y todavía  hay quien a pesar de todo esto nos siguen satanizando.

¿Cómo saliste de la cárcel?

Gracias a la movilización popular,  se desvanecieron  los cargos,  no tenían pruebas;  me acusaron de todo lo que sucedió en el movimiento, de que yo fui quien incendió el auditorio  Guelaguetza, que yo  incendie los edificios del Centro Histórico, que torturé a los policías, que yo me robé unos autos en Miahuatlán, que yo tomé Canal 9, ¡que hice todo!

-¿Y qué de eso hiciste?

Nada, es absurdo, ahí están los videos…

Cierto día el movimiento tomaba Caminos y Aeropistas de Oaxaca, dicen que se robaron computadoras y que eran encapuchados, también  me culpan de eso y de que yo encabecé la quema del edificio del Tribunal Superior de Justicia.

-¿Quiénes fueron entonces?

En muchos casos fue el movimiento, en otros casos fueron infiltrados, provocadores. El informe de la PFP es elocuente, ellos dicen: hay un grupo de jóvenes encapuchados  que  están quemando los edificios, está en el parte informativo  y no aparezco yo, y sin embargo estuve en la cárcel. Se me estigmatizó como el violento entre los violentos, explica.

-¿Qué hacías en la cárcel, cómo pasabas tanto tiempo?  Enmudece…  dirige su mirada a otro punto… con la voz más o menos entrecortada responde.

Bueno… cuando podía escribir, escribía, leía, observaba los pajaritos, platicaba con mis vecinos,  escribía cartas, versos, son vitales para mí en la cárcel, dice de estos últimos escritos.

–   ¿A quién le  escribías?

Al padre Marinero, a mis familiares, mis hijas, amigos. En ese momento mi hija tenía 19 años y todas las semanas me fue a visitar a la cárcel de máxima seguridad, iba solo a estar unas horas conmigo.

Flavio cambia rápidamente de tono como queriendo continuar a prisa la historia.

Salgo de la cárcel, logro demostrar que son falsos y vengo a Oaxaca,  todavía olía a quemada  la ciudad, huele a violencia, huele a muerte”, recuerda el activista ya reincorporado a la actividad a la que dedica gran parte de tiempo.

De la revuelta a la curul

En el 2009 Flavio Sosa pasó de la revuelta a un espacio en  la vida política, ¿Cómo fue electo como diputado local?

Cuando llego a la Cámara soy un traidor,  en la lógica antisistémica sí, lo reconozco dice Sosa, sí la APPPO fue un movimiento antisistémico, que estaba contra el sistema, pudiera ser contradictorio sino conoces  el proceso APPO.

Explica entonces que la APPO tuvo un proceso de reflexión teórico política, tuvo al menos tres eventos de carácter nacional,  en los cuales se reflexionó acerca de lo que quería Oaxaca, de lo que se necesitaba.

Una de las conclusiones fue: necesitamos una conclusión democrática…necesitábamos transformar la constitución, el código penal, etc. Yo estaba participando en esa perspectiva, justifica.

– ¿Creíste tú también en Cué?

Por supuesto, parecía necesario un cambio…

-¿Y ahora?

Ahora Cué está convertido en un gendarme, ahí está feliz, optó por hacerse a un lado de los mugrosos  y apoyar a un gobierno que va al abismo, el de Peña Nieto.

De la APPO, de la transición, de Cué,  Flavio habló de decenas de historias, anécdotas, de poesía y  cartas escritas durante  su encierro en el Altiplano, que también  le marcaron;  hoy con 50 años a cuesta, confirma que  el activismo político es el eje de su vida, a pesar del 2006.

¿Y la  APPO?

Tratamos de reconstruirla, no se puede pues vámonos, uno no se puede detener,  vivir de los recuerdos es masturbarse, no puedes vivir en la masturbación.