Puede haber un Orson Wells mexicano, o un Tarkovsky mexicano, pero solo hay una Jaime López mexicano: Julián Herbert
Redacción /Foto: Carlos Bautista
OAXACA, Oax. Unidos por la pasión a las letras, en honor a las palabras, a la música y por su «amor irredento» al destacado músico Jaime López, los escritores Benito Taibo, Julián Herbert y Fernando Rivera Calderón, participaron la noche del sábado en el homenaje al compositor y cantante tamaulipeco, que no tuvo más que aceptar los elogios a su trabajo porque, dijo, le tocaba “pagar el pato, bato”.
En una época en la que todos rockeros de su generación se querían parecer a Mick Jagger, él sólo quería parecerse a Jaime López, y con eso, “fue dándole lógica y sentido a la vida de nuestra generación allá por los años 80, a quienes nos perdimos del 68”, dijo Benito Taibo, quien por la tarde había presentado en la Feria del Libro Oaxaca, su libro Desde mi muro.
El poeta, novelista y ensayista Julián Herbert, quien le hiciera una extensa entrevista a Jaime López para la revista Gatopardo, ratificó lo dicho por Benito Taibo y comentó que puede haber un Orson Wells mexicano, o un Tarkovsky mexicano, pero solo hay una Jaime López mexicano.
“Es no solamente un gran artista en términos letrísticos, a mí me parece que es uno de los guitarristas más arriesgados de este país, y uno de los poetas más impresionantes que ha producido este país”.
En su turno, Fernando Rivera Calderón, fundador del trío Monocordio, leyó el texto compuesto ex profeso con títulos y versos de canciones del homenajeado, una figura polémica por su actitud rebelde al margen de grupos o posturas políticas, cuyas letras inteligentes y desinhibidas han marcado ya varias generaciones de rockeros.
“Dios está en el infierno, y como todos tenemos corazón de cacto, te digo, nena, haz patria… ama a Jaime López”, parafraseó Rivera Calderón antes de dar pie a la intervención del rockero que además ha creado canciones de corte tropical, ranchero, blues y bolero.
Benito Taibo fue quien antes había recordado que tras el terremoto de 1985, en los trabajos de rescate en los que participó con miles de capitalinos en la Ciudad de México, las rolas del homenajeado, que escuchaban todo el día, fueron en aquel momento un soplo para ellos, le pidió hacer uso de la palabra y lo hizo parafraseando a Juan Rulfo: “Yo vine a Oaxaca porque me dijeron que aquí estaba mi padre, un tal Jaime López”.
En una breve intervención, el artista de 61 años agradeció a los tres sus palabras, sobre todo, precisó, porque no hubo culto a la imagen, sino a su trabajo.
“Me gusta el culto al trabajo, y lo acepto porque esta noche me toca pagar el pato, bato. Ustedes los tríos, nosotros los rockers. Denle un aplauso a estos señores que yo me ganaré el suyo al rato”
Tras la entrega de un reconocimiento de la presidenta de la Fundación Ventura, Vania Reséndiz, y Guillermo Quijas director general de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO) -organizadores de este homenaje- Jaime López tomó su guitarra para interpretar entre otras rolas, En todo la extensión de la palabra amor, Bonzo y “Asunto nauseabundo.
El público asistente ovacionó de principio a fin al músico, considerado el mayor interprete y pilar fundamental del rock mexicano.