Nuvia Mandarín/Foto: JLP
OAXACA, Oax. Las muñecas, casitas, accesorios para maquillaje, ‘trastesitos’ y un serie de juguetes rosas son considerados objetos para niñas, mientras que las espadas, pistolas y ‘cochecitos’ para los niños, sin embargo tienen la función de reproducir estereotipos de género; inconscientemente son los más comunes cuando se piensa en obsequiarles un regalo en la Navidad, Año Nuevo, en Reyes o en sus cumpleaños.
Marissa Soriano Fuentes, especialista en Pedagogía, señala que este tipo de artículos son juguetes sexistas, es decir están totalmente diferenciados, dirigidos especialmente a la niña o al niño; para ellas en colores suaves como el rosa y morado, para ellos en tonos fuertes como rojos y azules, muy propios del sistema patriarcal que hasta la fecha ha marcado que juguete o juego le corresponde a cada quien.
Soriano Fuentes, encargada de la Línea de Educación Inicial en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), explicó que los juguetes son herramientas de aprendizaje, de reproducción y de conocimiento, que producen placer a las niñas y niños, sin embargo estos llevan una intención implícita que asignan roles, que con el paso del tiempo se naturalizan.
Aunque el género no es muy consciente, afirma, se tiene interiorizado; en el caso de los juguetes pueden fomentar en las niñas un gusto por la maternidad, la pulcritud o el servilismo, con ello se les dirige al ámbito doméstico o privado, donde les toca desempeñar el papel de la cuidadora, siendo un rol pasivo.
En los niños impulsa su rudeza, el carácter de mando, el poder sobre las mujeres, porque tienen un espacio de juego más grande, como los patios donde corren, andan en bicicleta o trepan árboles, aprendiendo a dominar mejor su cuerpo, pero también a apropiarse de las cosas con poder y fuerza.
Sexualidad no se define con un juguete
La pedagoga aclaró que la sexualidad de una niña o un niño no se define a partir de un juguete o juego, es decir, no se va a volver homosexual o lesbiana por tocar una muñeca o un carrito.
“Los juguetes solo les dan la posibilidad de explorar, de crear y de representar su mundo. Las pequeñas y pequeños no vienen programados para comportarse como tal, es en su primera infancia –de 0 a 7 años- cuando adoptan la imagen que les trasmiten las personas cercanas, al jugar hacen representaciones, es su manera natural de aprender”.
Vender por vender
La publicidad es un factor importante que sostiene estereotipos, la constante competencia para vender en la mayoría de las ocasiones deja fuera la tan buscada equidad de género, los anuncios tienen que ser directos y llamativos para las niñas y niños, dándoles solo un contexto en el que tienen que seguir un rol conforme a su sexo. Es ahí cuando el comportamiento de un niño ante una muñeca, ante un producto de belleza o imitaciones de utensilios para el hogar es de desprecio o de rechazo.
Marissa Soriano agrega que en el supermercado o plazas comerciales en general, lo primero que encuentras es el área de juguetes, montones de Barbies, muñeca histórica que representa la imagen de la mujer perfecta, rubia, tez blanca, con dimensiones corporales fuera de la realidad, perfectamente maquillada.
Juguetes electrónicos
La experta en temas educativos, reconoce que en los últimos años la tecnología se ha metido en todos los ámbitos posibles, ahora las niñas y niños quieren y en la mayoría de los casos tienen una tableta, un celular o un videojuego.
Sin embargo rerfiere que esta nueva manera de entretenimiento también puede convertirse en sexista, cuando el contenido que se ve o busca va encaminado a crear estereotipos, como las aplicaciones que se descargan, “donde las niñas aprenden a pintarse las uñas o a vestirse, pero los niños son introducidos a ver guerras, espadas o pistolas, a eliminar o aniquilar a su adversario”.
No todo está perdido, juguetes asexuados
Sin embargo no todo está perdido, la especialista con maestría en Educación en el Instituto de Ciencias de la Educación de la UABJO explica que existen también muchos juguetes asexuados, estos buscan crear una convivencia sana entre la niña y el niño y que además ponen a prueba sus habilidades mentales y corporales.
La idea dice, es dar la posibilidad de que la niña o el niño descubra que pueden ser capaces de analizar, de imaginar, de proponer y que además, tienen oportunidades de ganar o de perder, sin que necesariamente represente una derrota.
Refirió que los juguetes tradicionales mexicanos pueden ser un buen ejemplo de esta categoría, entre los que se encuentran las loterías, memoramas, cuerdas, baleros, trompos, entre muchos más, que sobre todo ponen a prueba la motricidad de las y los pequeños.
Dentro de la gama se incluyen también rompecabezas, bicicletas, instrumentos musicales que además tienen en el plus de sensibilizarles, también los que están relacionados con oficios, en el que lo ideal es que pueden experimentar indistintamente a ser doctoras o médicos, fotógrafas o fotógrafos, panadero o panadera, etcétera.