Redacción
México. «La experiencia nos demuestra que cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano, la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo”, dijo el Papa Francisco frente a Peña Nieto en Palacio Nacional.
“Hoy vengo como misionero de misericordia y paz pero también como hijo que quiere rendir homenaje a su madre, la Virgen de Guadalupe, y dejarse mirar por ella”, dijo el Papa Francisco.
Al agradecer las palabras de bienvenida del presidente de México, el Pontífice dijo que “es motivo de alegría poder pisar estas tierras mexicanas que ocupan un lugar especial en el corazón de las Américas”.
“Buscando ser buen hijo, siguiendo las huellas de la madre, quiero, a su vez, rendirle homenaje a este pueblo y a esta tierra tan rica en culturas, historia y diversidad”, señaló Francisco ante miembros del gabinete del gobierno mexicano, del cuerpo diplomático acreditado, representantes de la sociedad civil y miembros del Episcopado.
“En su persona, señor Presidente, quiero saludar y abrazar al pueblo mexicano en sus múltiples expresiones y en las más diversas situaciones que le toca vivir. Gracias por recibirme hoy en su tierra”, dijo en Palacio Nacional en la Ciudad de México.
“México es un gran país. Bendecido con abundantes recursos naturales y una enorme biodiversidad que se extiende a lo largo de todo su vasto territorio”, dijo Francisco, quien llegó la víspera a la Ciudad de México para una gira pastoral de siete días por cinco entidades del país.
“Su privilegiada ubicación geográfica lo convierte en un referente de América y sus culturas indígenas, mestizas y criollas, le dan una identidad propia que le posibilita una riqueza cultural no siempre fácil de encontrar y especialmente valorar”, destacó Jorge Mario Bergoglio.
“La sabiduría ancestral que porta su multiculturalidad es, por lejos, uno de sus mayores recursos biográficos. Una identidad que fue aprendiendo a gestarse en la diversidad y sin lugar a dudas, constituye un patrimonio rico a valorar, estimular y cuidar”, enfatizó.
“Pienso, y me animo a decir, que la principal riqueza de México hoy tiene rostro joven; sí, son sus jóvenes. Un poco más de la mitad de la población está en edad juvenil. Esto permite pensar y proyectar un futuro, un mañana. Eso da esperanza y proyección. Un pueblo con juventud es un pueblo capaz de renovarse, transformarse; es una invitación a alzar con ilusión la mirada hacia el futuro y a su vez, nos desafía positivamente en el presente”, señaló el l jefe del Estado Vaticano.
Bergoglio señaló: “esta realidad nos lleva inevitablemente a reflexionar sobre la propia responsabilidad a la hora de construir el México que queremos, el México que deseamos legar a las generaciones venideras”.
“También a darnos cuenta de que un futuro esperanzador se forja en un presente de hombres y mujeres justos, honestos, capaces de empeñarse en el bien común, este ´bien común´ que en este siglo XXI no goza de buen mercado”.
“El pueblo mexicano afianza su esperanza en la identidad que ha sido forjada en duros y difíciles momentos de su historia por grandes testimonios de ciudadanos que han comprendido que, para poder superar las situaciones nacidas de la cerrazón del individualismo, era necesario el acuerdo de las instituciones políticas, sociales y de mercado, y de todos los hombres y mujeres que se comprometen en la búsqueda del bien común y en la promoción de la dignidad de la persona”, señaló el papa.
Dijo que “una cultura ancestral y un capital humano esperanzador, como el vuestro, tiene que ser la fuente de estímulo para que encontremos nuevas formas de diálogo, de negociación, de puentes capaces de guiarnos por la senda del compromiso solidario”.
“Un compromiso, señaló, en el que todos, comenzando por los que nos llamamos cristianos, nos entreguemos a la construcción de ´una política auténticamente humana´ y una sociedad en la que nadie se sienta víctima de la cultura del descarte”.
El máximo jerarca católico señaló que es a los dirigentes de la vida social, cultural y política, les corresponde de modo especial trabajar para ofrecer a todos los ciudadanos la oportunidad de ser dignos actores de su propio destino, «en su familia y en todos los círculos en los que se desarrolla la sociabilidad humana, ayudándoles a un acceso efectivo a los bienes materiales y espirituales indispensables: vivienda adecuada, trabajo digno, alimento, justicia real, seguridad efectiva, un ambiente sano y de paz”.
“Esto no es sólo un asunto de leyes que requieran de actualizaciones y mejoras,siempre necesarias, apuntó, «sino de una urgente formación de la responsabilidad personal de cada uno, con pleno respeto del otro como corresponsable en la causa común de promover el desarrollo nacional”.
“Es una tarea que involucra a todo el pueblo mexicano en las distintas instancias tanto públicas como privadas, tanto colectivas como individuales”, agregó.
Dijo que en este esfuerzo, “el gobierno mexicano puede contar con la colaboración de la Iglesia católica, que ha acompañado la vida de esta nación y que renueva su compromiso y voluntad de servicio a la gran causa del hombre: la edificación de la civilización del amor”.
El papa Francisco comentó que “me dispongo a recorrer este hermoso y gran país como misionero y peregrino que quiere renovar con ustedes la experiencia de la misericordia como un nuevo horizonte de posibilidad que es inevitablemente portador de justicia y de paz”.
“Me pongo bajo la mirada de María, la Virgen de Guadalupe, para que, por su intercesión, el Padre misericordioso nos conceda que estas jornadas y el futuro de esta tierra sean una oportunidad de encuentro, de comunión y de paz”, señaló.