Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

Mujeres marcaron precampañas en Oaxaca, como subordinadas

Rocío Flores

OAXACA, Oax. El papel de las mujeres como personas  subordinadas,  leales, sujetos de publicidad y en roles claramente tradicionales, estereotipados, limitados, asociados a una relación de subordinación y dominación, dominó en el periodo de precampañas para la gubernatura en Oaxaca.

Un monitoreo de dos medios impresos de mayor circulación en el estado, realizado por la Comisión de Género y no Discriminación del Consejo Local del Instituto Nacional Electoral evidencia esta posición de inequidad y discriminación hacia las mujeres  y fue visible durante 26 de enero al 24 de febrero, periodo que el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca (IEEPCO) fijo para las precampañas para la gubernatura.

El documento fue presentando por la consejera local Laura Susana Chía, quien informa que  el mayor porcentaje de imágenes publicadas durante las precampañas se refiere a las mujeres como sujetos de publicidad, convocadas a “alzar la mano al candidato “, legitimadoras de poder, merecedoras de apoyo  y no como personas con posibilidades de acceder al espacio público político.

De acuerdo al reporte, el objetivo del monitoreo y análisis es visibilizar el papel de las mujeres en un espacio público político electoral local y la relación o posición respecto a los candidatos.

Así se puede observar  que de un 100 por ciento de imágenes (201 fotografías analizadas), el 78 por ciento se refiere a ellas como legitimadoras del poder de un hombre ; el 15% por ciento son representadas por hombres (con poder) y en el  7 por ciento son merecedoras de apoyo,  y reproducen discursos ideológicos (de la reproducción de discursos para merecer).

Del análisis también se desprende que las mujeres en las precampañas han sido “sujetos de publicidad”: en un 41 por ciento de las imágenes las mujeres aparecen con el aspirante a candidato, en un 36 por ciento el candidato aparece con todos los electores, mientras que la imagen del candidato solo aparece solo en el 13 por ciento, en otro 10 por ciento el candidato aparece con con hombres vestidos de manera urbana, empoderados empresarios u otros pertenecientes a los «altares de poder»  a diferencia de las mujeres que en la mayoría de los casos está representada por mujeres en ropa indígena, lo que evidencia estereotipos y subordinación, refiere el  documento.

En  este período de precampañas  dice la consejera en su informe, “existe una clara pedagogía el representar a las mujeres como “la mujer” dentro de un entorno social marcado por roles claramente tradicionales, estereotipados, limitados, asociados a una relación de subordinación y dominación, nunca de insubordinación, roles que las anclan a permanecer ahí sin la  posibilidad de su acceso al poder y trascender a los espacios políticos que ahí mismo vienen ocupando los hombres”.

Lo anterior es  una forma de discriminación, segregación y violencia política hacia las mujeres –por acción y por omisión- y el monitoreo de las imágenes así lo demuestran, puntualiza Chía Pérez en su informa ante el órgano electoral local.

Mientras que en el caso del candidato (hombre) “está representado con un carácter político, urbano, empresario, digno representante de un partido político nacional, como agente social capaz de transformar la política pública, la economía, la educación y la salud, que equivale a otorgarle un estatus y poder único”, a ellas se les representa como un conglomerado de mujeres sin estatus ni poder, sonrientes, alegres, deseosas de tomarse “la foto” o una “selfie” con él.

Se visibiliza así, señala la consejera,  un paisaje de poderes desiguales, con una imagen nada real y muy negativa de mujeres en grupos, en masa.

En su conclusión la refiere que estas imágenes no contribuyen al empoderamiento de mujeres para ocupar espacios públicos y de representación reservados al hombre ya que alimentan en la población imaginarios falsos, engañosos y desproporcionadamente inequitativos, de subordinación, de poder reservado a los hombres y de discapacidades en las mujeres, “por eso, solo por ser mujeres”.

Susana Chía lamentó que pese a que México  cuenta con un marco jurídico nacional e internacional (CPEUM, Ley General de Acceso a las Mujeres a Una Vida Libre de Violencia, CEDAW (1981), Belem Do Pará(1994)) que define el papel y las tareas puntuales que deben realizar los medios de comunicación en relación a la erradicación de la violencia, la no discriminación, la no reproducción  de los roles que contribuyen a perpetuar dicha discriminación y violencia, continúan  haciéndolo  en sus mensajes y dicha pedagogía de la violencia inhibe el derecho a los derechos humanos a las mujeres y no así a los hombres.