“Los proyectos no están nunca solos, siempre tienen un entorno, los acompaña un paisaje, una situación económica, una cultura, las costumbres de cada gente”: Óscar Hagerman
Rocío Flores/Foto: Cortesía del MACO
OAXACA, Oax. Cuando se estudia un problema en busca de dar respuestas, el lenguaje de esa solución tiene que ver con la gente a la que se responde, se le propone o para quien se diseña, así resume el arquitecto Óscar Hagerman su propuesta denominada Diseñando para las personas.
Hagerman estuvo el fin de semana pasado en Oaxaca y compartió una charla con estudiantes y aficionados al diseño en el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca.
Dijo que la riqueza más grande para diseñar es la gente y el reto es crear un espacio o muebles u objetos que les pertenezcan, que ellos sientan suyos.
“Nunca debemos de perder la dimensión de la hermandad”, planteó en entrevista exclusiva para Oaxaca Media, previa a la charla en el MACO.
“La gente habla de muchas cosas de sus angustias, de sus carencias, de sus hijos que están en los Estados Unidos, yo voy conociendo cómo viven, escuchando sus necesidades y así es como diseño”, dijo el arquitecto de origen sueco, nacido en La Coruña, España, y nacionalizado mexicano, quien es maestro de cientos de estudiantes en México.
Óscar Hagerman ha construido en México hospitales, albergues, viviendas y escuelas, entre ellas las instalaciones de Centro de Apoyo al Niño de la Calle de Oaxaca, ubicado en la capital del estado y el Instituto Superior Intercultural Ayuuk, ubicado en Jaltepec de Candayoc, en la región Mixe.
Cuenta que ahí construyeron con palma porque es lo que había en la zona y era lo que la comunidad pedía, en esa universidad los espacios tienen doble ventilación para que el viento corra dentro de las aulas.
De esa experiencia de hace aproximadamente 12 años resume: “me gustó mucho trabajar en Oaxaca, me gusta trabajar con los pueblos indígenas porque cada uno tiene una visión del mundo diferente y es un reto, cómo aprendes y cómo das una respuesta”. Las respuestas a la arquitectura están en cada lugar, en su lenguaje, agrega.
En el campo del diseño, Hagerman ha creado diversos objetos, cajas, muebles para personas adultas y para niñas y niños. Modesto, reconoce la influencia en su trabajo de diseñadores universales, de Japón, Escandinavia y de otros países, pero también del diseño local, básicamente del mueble popular mexicano.
La silla arrullo
A partir de su aprecio por la relación física y emocional del mueble con las personas, Óscar Hagerman creó, en sus inicios como diseñador, una sobria silla de madera que fuera funcional para todas las personas y a la cual le llamó silla arrullo. Ésta fue su principal creación en los años 50 y ahora la vemos en casi todo México y en diferentes partes del mundo.
“La silla arrullo es de todos. Está un poco fuera de tiempo, la dibujé hace 50 años pero sigue siendo de ahora” apuntó Hagerman, quien comenta: “cuando diseño un mueble trato de pensar en las personas que lo van a usar. Trato de que un mueble sea cómodo y durante más de 50 años he estado aprendiendo cómo lograrlo”.
Actualmente, el arquitecto dedica gran parte de su trabajo a diseñar muebles, según sus cálculos, en los últimos años ha diseñado más muebles que el resto de su vida.
Hagerman sigue dando clases en la Universidad Autónoma de México y en la Universidad Marista de Mérida, Yucatán, y hace talleres para artesanos en diferentes partes de la República.