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A nuestros primeros conciertos sólo venían nuestros papás

Elisa Ruiz

OAXACA, Oax. (sucedióenoaxaca.com). Los primeros conciertos en la Sala Cuicacalli eran los que brindaban para sus padres los alumnos de la pianista Dula Cedillo y el violinista Daniel Cruz Espinosa, quienes a su vez también empezaron a ofrecer conciertos a los cuales también, al principio, sólo asistían sus padres y familiares más cercanos, recuerdan bromeando los concertistas.

Hoy, a doce años de distancia, este espacio cultural habilitado en lo que fue la sala comedor de la familia Cruz Cedillo, es un sitio donde mes con mes acude el público melómano de la ciudad a disfrutar de la música de cámara con programas de gran calidad e impecable ejecución.

La Sala Cuicacalli es la sede oficial del dúo Cruz-Cedillo, que suele transformarse trío con una chelista, en quinteto con una viola y otro violín, o en otro tipo de ensamble a fin de brindar un amplio repertorio a la altura de otras salas de conciertos del país, y tal vez del mundo, si tomamos en cuenta que el formato de “Home concert” se realiza en países como Alemania.

Pero antes de ser lo que es hoy, un sitio emblemático de la ciudad y el único en su género al ofrecer música de cámara de manera periódica a lo largo del año, esta sala de conciertos fue el centro del hogar donde retozaban y crecían, perfilados por la música, los tres hijos de la pareja.

¡Fuera sala y comedor!

La historia de la Sala Cuicacalli inició cuando Daniel Cruz, en aquel entonces (2005) integrante de la Orquesta Sinfónica Nacional, decidió volver a su ciudad natal, junto con su esposa, Dula Cedillo.

“Le comenté a mi maestro Manuel Suárez que me pensaba regresar a Oaxaca y él me dijo: Si Oaxaca tiene 570 municipios, puedes dar un concierto diario en cada uno. Eso era motivador, pero luego yo le comenté que en Oaxaca no habría muchos espacios para tocar, a lo que yo mismo respondí, un poco en broma: pues toco en la sala de mi casa”.

Y así lo hizo.

Al principio, recuerda la maestra Dula, cuando decidieron sacar los sillones de la sala y el comedor para dejar únicamente el piano de cola, la sala se utilizaba para que sus alumnos brindaran algunos conciertos ante sus padres y familiares.

Después, ella y su esposo se dieron a la tarea de remodelar la fachada de su casa, un inmueble antiguo que se encontraba muy deteriorado, para poder contar con espacio digno donde brindaran ellos mismos, y otros solistas, recitales de música clásica.

Los primeros conciertos

En 2006, el Dúo Cruz-Cedillo empezó a ofrecer algunos conciertos abiertos a todo el público y en algunas ocasiones los concertistas eran músicos reconocidos, amigos suyos, traídos a la ciudad con patrocinios de vecinos, amigos, familiares, y el apoyo de algunos hoteles para darles alojamiento.

“La primera temporada de 2006 iba muy bien, incluso en pleno conflicto dimos un concierto aunque sólo llegaron  cinco personas. La segunda temporada fue más complicada, hubo necesidad de cancelar un concierto porque los músicos no pudieron llegar a la ciudad”, recuerda el violinista.

Gracias a un círculo de amigos de la Sala Cuicacalli ha sido posible llevar a cabo muchos conciertos. Menciona a personas como Nora Jaquez, el doctor Iturribarría y su esposa, Martha Vila de Carteles editores, y Arturo Stillium, un melómano norteamericano, entre sus filántropos.

“Pero era muy desgastante. Nuestros hijos estaban pequeños y para nosotros ha sido una prioridad estar con ellos. Recuerdo que cuando íbamos a inaugurar la sala, cinco minutos antes del concierto llegó mi hija llorando a verme porque se había lastimado y a esa hora la estaba curando”, relata el maestro Daniel.

Otra anécdota de los inicios de la Sala, la comenta la maestra Dula. “Estábamos muy concentrados en el adagio cuando escuchamos que iba pasando en la calle el señor que vende tamales. ¡Tamales! Cosas de ese tipo nos han ido obligando a mejorar cada vez las condiciones de la sala para ofrecer conciertos de calidad”.

El «Home concert» es un formato que se estila en Alemania, donde ensambles de orquestas reconocidas van a los domicilios de algunos benefactores a brindarles recitales privados.

Oaxaca, la ciudad de los artistas

Desde hace 25 años, Francisco Toledo, el artista plástico que ha convertido sus casas en recintos culturales, fue uno de los primeros en trazar para Oaxaca una ruta que han seguido otros creadores.

Alejandro Santiago y Demián Flores, también abrieron brecha con la fundación de espacios culturales independientes como La Telaraña en la colonia Alemán, y La Curtiduría, en el barrio de Jalatlaco.

Rolando Beattie y Guadalupe Villa lo hicieron en las artes escénicas a finales de los años 90 con la creación de la “Casa de los teatros”, y en 2016 surgió “La Locomotora” foro escénico fundado por Rodrigo Hernández.

Estos son sólo algunos ejemplos de una afortunada tendencia que no se limita a la capital del estado sino que aplica en diversas regiones de la geografía oaxaqueña. El Centro cultural “El Ocote”, en Juchitán, es uno de los más activos.

En el caso de la música, la Sala Cuicacalli ofrece un programa de conciertos de música de cámara a lo largo de todo el año, donde además de exponer su virtuosismo particular, el Dúo Cruz-Cedillo comparte el escenario con otros reconocidos atrilistas, invitados a fin de ampliar y enriquecer su repertorio.

Este 2017, brindaron un homenaje a Mozart el 28 de enero, con la interpretación de la Sonata K. 296 en Do mayor de del compositor austriaco, y en febrero deleitaron al público el pasado sábado 25 con un programa compuesto por obras de Beethoven y Astor Piazzolla.

Para el 25 de marzo preparan un Quinteto de Schumann, Música de Feria de Silvestre Revueltas y el Adagio de Barber, con la participación de la violinista Patricia Hernández, la violista  Gwendolyn Matías Ryan, y la chelista Yalissa Cruz Espino.

El maestro Daniel Cruz Espinosa fue nombrado recientemente Director Huésped Principal de la Orquesta Sinfónica de Oaxaca con la cual abrirá temporada el próximo jueves 16 de marzo.