Rocío Flores
El Viernes del Llano es una tradición que se remonta a seis décadas atrás. Con reminiscencias religiosas, en opinión de profesionistas y especialistas en temas de género, esta tradición es sexista y representa un tipo de violencia hacia las mujeres.
Cada año el parque El Llano es el escenario para representar un pasaje histórico religioso denominado los Viernes de Cuaresma. Ahí se rememoran los tiempos en los que las jóvenes en los 60 salían del templo de Guadalupe y eran cortejadas por los jóvenes, quienes se acercaban para obsequiarles flores como muestra de simpatía y como cortejo.
Con el paso del tiempo lo retomó la Escuela de Ciencias y Artes de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO) como parte de sus tradiciones. Durante cinco viernes antes de la Cuaresma las jovencitas preparatorianas y universitarias recorren en círculo un área del parque y son rodeadas por jóvenes que les ofrecen flores en reconocimiento a su belleza o simpatía. De un grupo de aproximadamente 20 participantes, un jurado selecciona a las ganadoras, como madrinas de la celebración, por su belleza, carisma y fotogenia.
Aunque la tradición busca fortalecer la convivencia entre las y los estudiantes, este acto representa para algunas especialistas una práctica machista que cosifica a las estudiantes, es decir, que destaca los atributos físicos de las mujeres e ignora las capacidades intelectuales, lo que las coloca en una situación de desigualdad.
La cosificación en ambientes académicos impacta en la percepción que pueden tener de sí mismas, por ejemplo con la sensación de ser juzgadas por su físico y no por sus habilidades intelectuales.
Esta práctica, refieren feministas consultadas, refuerza estereotipos de género, ubica a los hombres como conquistadores y a las mujeres como objetos de conquista.
“Estos esquemas sociales encubiertos de tradiciones cosifican a las mujeres y permiten seguir naturalizando una situación desigual”, opinó Patricia Mena antropóloga con estudios de género.
Por su parte Ruth Orozco, promotora de lectura y editora con perspectiva de género, opinó que este tema se tiene que reflexionar desde los espacios universitarios para que sean las y los jóvenes quienes a partir del conocimiento del tema puedan decidir si quieren y cómo participar.
Consultado al respecto, el rector de la Máxima Casa de Estudios, Eduardo Bautista, argumenta que esta tradición no es fomentada por la administración central a su cargo, sino que es parte de las tradiciones de escuelas preparatorias que particularmente se han encargado de recrearla año tras año.
Sin embargo, a propósito del tema, la universidad documenta en su página oficial, “Revive la UABJO Viernes del Llano”, en un texto en el que destaca esta actividad como parte de su formación integral.
Resignificar la tradición
Bautista concedió que esta tradición, como buena parte de las que persisten en Oaxaca, tiene reminiscencias religiosas, festivas. Sin embargo, dijo, las tradiciones no se pueden clausurar por decreto, son tradiciones que tienen que resignificarse a partir de los nuevos contextos.
“Que no sea únicamente una oportunidad para entregar flores sino para ratificar posicionamientos que los estudiantes vayan nutriendo en su formación”, opinó.
La Rectoría ha asumido una posición clara dice el rector: la igualdad de género debe ser un eje transversal en la formación de los universitarios.
“Más que anular o criticar esta tradición tendríamos que procurar nuevos significados para propiciar políticas de igualdad”, apunta. Por ejemplo, dijo, “el rechazo a toda forma de violencia hacia las mujeres, el rechazo a la discriminación, a la exclusión; y que no se convierta únicamente en la reproducción y el reparto de flores y nos permita ir formando una política de igualdad en la universidad, pero esto es parte de un proceso”.
Se le cuestiona al rector por qué fomentarlas si el objetivo de la universidad es formar estudiantes en el ámbito de la ciencia más que en el de la tradición religiosa.
Bautista reitera “estas son tradiciones que las escuelas preparatorias han venido realizando, no es una función de la universidad la organización de los festejos, son iniciativas propias de la comunidad universitaria”.
Desde su perspectiva los cambios deben darse con un conjunto de políticas asociadas a un propósito, construir una nueva cultura de género.
“No es únicamente criticando acciones aisladas, sino como parte de un conjunto de acciones afirmativas a favor de la igualdad de género”, señala.
¿La Universidad ha emprendido acciones paralelas para apoyar en la igualdad de género en el ámbito universitario? se le pregunta.
En respuesta, el rector señala que hará llegar una agenda, que es una de las acciones afirmativas a favor de la igualdad de género y que refleja la política institucional que se quiere seguir en su administración.
“El discurso de la agenda lo queremos multiplicar en las escuelas preparatorias para que estos sean los nuevos contenidos de las antiguas tradiciones que se están reproduciendo”, agrega.
La agenda tiene a manera de introducción un discurso que señala que la Máxima Casa de Estudios es sensible a la necesidad de pluralidad en el ámbito universitario y ratifica su compromiso en la construcción de políticas afirmativas. Lo que se comparte en las páginas de esta agenda son los logros de las estudiantes en su formación académica.