Foto: Jorge Luis Plata
Transgéneros, muxes, mujeres y vírgenes son los personajes centrales en la serie fotográfica Apócrifo, que el artista chileno Mauricio Toro Goya expone en Oaxaca.
En la narrativa fotográfica del artista nacido en Vallenar, Chile, en 1970, prevalece un discurso político. Toro Goya pone en el centro a quienes, para él, representan los más marginados del modelo neoliberal.
El fotógrafo chileno comparte en entrevista algunas reflexiones sobre los vínculos de estos personajes con algunos simbolismos, habla también de la condición del arte y la posición del artista como un actor político y generador de discursos.
Toro Goya explica su conexión con ellos porque su interés está en el margen, “ahí navega una esperanza de que las cosas cambien”.
Las piezas del artista —considerado como uno de los fotógrafos chilenos con mayor proyección internacional— revelan una sensibilidad vinculada a lo femenino; sostiene que, de alguna manera, las mujeres son el centro de su obra.
Todo lo que no sea de género masculino es lo que marca la condición de mi obra. No estoy comparando a una mujer con un transgénero ni con un transexual, lo que digo es que todo lo que no sea del género masculino, es lo que me interesa.
Mauricio Toro Goya es un artista multidisciplinario, tiene estudios en arte, diseño, fotografía, antropología, religión; su obra se caracteriza por un enfoque crítico de la cultura y la política, se coloca como un ente político en el campo del arte.
Desde ahí, reconoce que quizá su obra no puede verse con un enfoque de género, porque está hecha por un hombre, y habitualmente son las mujeres quienes abordan esta perspectiva, sin embargo, considera que la condición orgánica sexual no tiene por qué ser determinante de tu pensamiento político.
“Son dos cosas distintas. La sociedad aún no logra separarlas, pero los artistas, creo que tenemos cierta condición o cierta libertad para poder plantearnos desde otras condiciones políticas”.
Toro Goya piensa que la reflexión, investigación y meditación, son indispensables para colocarse en una posición política distinta, no determinada por su sexo.
“Antes la vida no era así, creo que era más hormonal y esa condición era aceptada tanto del hombre hacia la mujer, como de la mujer hacia el hombre; era más natural, después empieza el control y el poder, las civilizaciones”.
El autor de más de una decena de libros sobre la estética habla sobre la crisis de la civilización. El chileno explora las salidas a esta problemática, piensa que en esta discusión debe plantearse cómo participamos todos, cómo abrimos nuestro pensamiento y establecemos una conexión.
Él ve una salida a esta crisis en un mundo no masculino, con un pensamiento más universal, donde tú te aceptas y aceptas al otro, sin una condicionante.
“No podemos seguir condicionando la participación en la sociedad en función de cosas tan mediocres como una cuestión de género. Me parece muy básico… claro estoy hablando desde la posición de un hombre, que parece mucho más fácil, por el hecho de que el mundo fue construido y controlado por hombres, aunque yo hablo desde un margen”.
Toro Goya abunda en lo anterior, dice que eligió ser excluido y esa fue su posición ante el mundo; por ello piensa que no tiene problema con tener una jefa, tampoco porque una mujer sea presidente de su país, o que esté en el mundo del arte o la religión.
“Tengo problema con los que controlan el mundo de forma nefasta, más allá si son hombres o mujeres, gay o transgénero”.
Mauricio retoma el tema de la crisis social; apunta que hay una tendencia en la gente de ser eurocéntrica, neoliberal. Destaca que la prueba de que ese modelo económico llegó a la cumbre, es Donald Trump, lo que viene ahora es el declive, el fin de la civilización actual, generado por un modelo económico en el que todo se transa y todo se negocia, dónde hay una búsqueda constante del éxito y la belleza instituida, la fe, todo lo que representa poder.
“Vivo en un país que ha pasado tragedias tremenda, es una eterna tragedia. Latinoamérica está marcada por esta crisis. Somos la antesala del Purgatorio”.
El arte, una condición elitista
Frente a ese escenario está el arte, “una condición elitista, a la que accede solo un grupo de personas que tuvieron la opción de formarse y obtener otro tipo de conocimientos”.
Desde ahí Toro Goya plantea su obra para llegar a espacios donde está esa elite y poder instalar el discurso “de las bases” al que dice pertenecer.
“Voy articulando los espacios para que este pensamiento circule, pues son muy cerrados. Los espacios públicos, museos, galerías, no han logrado transmitir ese conocimiento que propone el arte a esa comunidad masiva”.
El artista sostiene que cuando el arte es sólo para el goce estético, es parte de la misma estructura neoliberal, en la que no milita.
Por el contrario, afirma, cuando el arte busca prevalecer por una cuestión política y social, dejando lo estético en segundo plano, es cuando está cumpliendo una función, aunque sea mínima.
Apócrifo es una serie de 11 piezas fotográficas elaboradas con la técnica denominada ambrotipo, que tuvo su auge a mediados del siglo XIX, a través de ésta produce las placas fotográficas de manera autónoma. La muestra, es una propuesta de autor, con curaduría y se expone en la galería Resplandor, ubicado en la calle Constitución número 100A.
Mauricio Toro Goya prepara para el 2018, un proyecto basado en las cantos de María Sabina, relacionado con los estados emocionales de las mujeres. En palabras del autor, este proyecto tiene que ver con la mujer y el paisaje, la mujer y la palabra; la mujer y las armas.