Parte II
Existen dos formas de interpretar la vida, según el zapoteco Jaime Martínez Luna. Desde fuera y desde dentro.
“Cuando tú ves el mundo desde fuera, dices, eso me gusta, te lo apropias. Pero cuando estás dentro, valoras lo que está ahí y lo otro, porque todo tiene relación, eres un todo integrado” explica el intelectual, originario de la Sierra Norte.
Jaime es investigador, músico, antropólogo; a lo largo de varios años ha reflexionado sobre dos conceptos en aparente contradicción: comunalidad y desarrollo.
A ese primer concepto se refiere cuando habla de ver el mundo desde dentro, una manera de fortalecer lo suyo, lo nuestro, para que se defina la vida y determinen (mos) claramente que llega de fuera y que es de ellos o de nosotros. “Para que sean más fuertes y la resistencia, permita un modelo de vida más sano”.
Hablamos ahora de resistencia, frente al concepto de desarrollo. Martínez Luna considera que las comunidades fortalecidas valoran su espacio, y de ahí puede derivarse la fortaleza frente a los ideales del neoliberalismo.
“Cuando te separas del mundo, te apropias del mundo, y haces de él, lo que se te pega la gana. Eso es el pensamiento occidental, es el poder que deriva en propiedad y la propiedad en el mercado”, explica en esta segunda parte de una entrevista realizada en Guelatao de Juárez.
Dice que el individualismo ha generado este modelo de vida neoliberal donde pagas tus impuestos y te olvidas de todo y el Estado se convierte el dador y tú no conoces ni a tu vecino. En esencia el liberalismo es el aislamiento, resume.
Añade que este modelo busca exactamente lo contrario a la comunalidad, a la integralidad. Aquí la palabra desarrollo ha desaparecido. En la comunalidad, el desarrollo es sólo un ejercicio, un movimiento de vida, nada más.
—¿Entonces cada comunidad definiría sus movimientos ante el desarrollo? ¿Cómo piensa el caso del Istmo, donde desde hace más de siete años se oponen a los proyectos eólicos?
—Sí, en cada región la geografía es diferente y por ello la resistencia es diferente. Las montañas de la Sierra son un importante caparazón que nos permite defendernos, pero en el Istmo es distinto, ahí se aglutinan muchas redes de intercambio comercial, no solamente por el valor que puede tener energéticamente el viento. Esa multiplicidad de relaciones sociales hace que se debilite el pensamiento comunal. La característica de ese suelo hace que prive la ciudad, que las comunidades se conviertan en ciudades y éstas fortalezcan la existencia de partidos. La subdivisión social se retrata en la elección de partidos y eso hace más complicado el proceso de resistencia. Por eso en esa región conciben la comunidad como algo que tienen que aprender a reproducir con una perspectiva futura. Ahí estamos proponiendo seis centros: Ixtepec, Comitancillo, Ixhuatán, Unión Hidalgo, San Juan Guchicovoi y Chimalapas. Queremos encontrar las bases de esta forma de vida y empezar a reconstruirla.
Martínez Luna es maestro universitario, ha diseñado una licenciatura a través de la UABJO para compartir esta perspectiva.
—¿Qué cree que pasaría?
En principio, que el régimen de partidos políticos tendería a estar conscientemente blindado por la sociedad civil.
—¿Cómo?
— Buscando la Asamblea en barrios en colonias, o en secciones, como en Juchitán.
—¿Cuánto tiempo llevaría eso?
— Quién sabe, nadie sabe porque cada región, cada comunidad, o población tiene su tiempo, y tiene su espacio.
— En la Sierra hubo una fuerte resistencia a la mina y a la tala de bosques ¿por qué Guelatao estuvo en el centro de la lucha si no tiene bosques?
— Porque tiene una personalidad política y una naturaleza que ha fortalecido en su ciudadanía una visión totalmente diferente y crítica, a lo mejor contradictoria en diversos momentos, pero diversa a final de cuentas. Creemos que Comunalidad es la síntesis de la diversidad, aunque no es lo bonito, lo perfecto, lo ideal, son fracasos son discusiones, y en algún momento conflictos serios, pero una cosa sí, es mucho respeto. Nadie sale contento, porque nadie sale ganando, el individuo desaparece. Aquí definimos un nuevo lenguaje, somos seres integrales porque dependemos de todo, eso es interpretar la vida desde dentro.
¿Esta es una nueva manera de vivir en los pueblos, es como una postura política?
Exactamente, es revalorizar lo propio, darle orden, sustento. Pareciera que es crear nuestra propia ciencia, pero no es eso. Es reconocer lo científico que tiene nuestra manera de vivir, sin despreciar lo otro, de lo contrario no estaríamos dando entrevistas, no tendríamos la radio comunitaria, no tendríamos el espacio audiovisual, no tendríamos el cimiento, todo lo que puede ayudarnos de lo ajeno, de allá para acá, pero a nuestra manera, a nuestra lógica, sin dejar de ser nosotros.
—¿Cada pueblo tendría que vivir su proceso?
Exactamente, no hay recetas, se trata de definir nuestro propio modelo. No es romántica la propuesta porque enfrenta retos. Un principio básico en esto es el lenguaje, hay que resignificarlo. Por ejemplo aquí decimos que la libertad no existe, ese concepto neoliberal quiere separarte del mundo. El Ser comunal depende del entorno, del mundo en el que vivimos. Todo está vivo, por eso el campesino le pide permiso a la milpa y por eso es importante resignificar la palabra libertad o desarrollo, si no, no estás avanzado.
DATO: Comunalidad y desarrollo son dos conceptos que serán abordados en el Segundo Congreso de Comunalidad, que tendrá lugar del 5 al 9 de marzo en Guelatao de Juárez. Consulta los detalles aquí.
1 Comentario
Leodegario Ramirez
Excelentes conceptos maestro…me gustaría escuchar sus ponencias…si es posible envieme lugar y fechas…Saludos y mucho éxito
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