Redacción
CIUDAD DE MÉXICO. A medida que la humanidad crece, los recursos disminuyen y caminamos al colapso: “se nos viene un abismo energético”, dijo en la UNAM Edgar Ocampo Téllez, consultor, analista y especialista en temas de energía.
Decir que las fuentes renovables de energía son inagotables, infinitas, es un paradigma falso; tienen limitantes técnicas y físicas, además de problemas de intermitencia, expuso en el auditorio del Jardín Botánico del Instituto de Biología (IB).
Al dictar la conferencia “Desafíos de un modelo energético sostenible: México 2050”, el experto resaltó que dejar de usar los combustibles fósiles es una necesidad urgente, no sólo para detener las emisiones de dióxido de carbono, el calentamiento global y su impacto en el ambiente, sino porque se están agotando.
«Pareciera que para lograrlo sólo se tendrían que utilizar energías renovables, pero ese giro en el consumo energético es muy complicado, porque estamos esclavizados a los combustibles fósiles», dijo Ocampo Téllez. Recordó que en los últimos ocho mil años la humanidad estuvo conformada por menos de 300 millones de habitantes, pero hoy somos siete mil millones. El momento de inflexión del crecimiento poblacional coincide con el inicio de la explotación de los combustibles fósiles, en particular el carbón y el petróleo.
El especialista reiteró que el aumento exponencial del gasto de energía es muy reciente: después de la Segunda Guerra Mundial consumíamos dos mil millones de toneladas de energéticos, y ahora lo hemos multiplicado por siete, a 14 mil millones de toneladas.
Hemos agotado el 43 por ciento del petróleo del mundo: cada día se utilizan 90 millones barriles, 33 mil millones al año; se trata del principal recurso energético, con 38 por ciento del total. 22 por ciento es carbón y 21 por ciento gas. Es decir, 80 por ciento de los combustibles son fósiles y es un reto muy difícil llevar a las energías solar y eólica a esas proporciones.
Otro factor que agrava la explotación de los recursos fósiles y renovables son las condiciones de dispersión geográfica y alta concentración de los mismos; la distribución no es homogénea. Por ejemplo, 14 países de 200, entre ellos Venezuela, Arabia Saudita e Irán, tienen prácticamente todo el petróleo del planeta; mientras que en México la capacidad eólica se concentra en el Istmo de Tehuantepec, Tamaulipas y las costas de Yucatán.
Ocampo Téllez mencionó que el potencial renovable de nuestro territorio es de 44 terawatts de energía hidráulica, 87 de eólica, 200 de solar y 52 de geotérmica; en total, 400 terawatts hora anuales; pero nos faltarían 600 más. “Ése es el predicamento en el que se encuentra el modelo energético mexicano, y no es de fácil solución”. Se requiere un inventario del potencial de los recursos energéticos fósiles y renovables para adaptar la demanda de energía a su disponibilidad.
Sugirió reducir el tamaño de los vehículos: que no pesen más de 800 kilos y el motor no exceda los 80 caballos de fuerza. Además, sustituir el consumo de gas en las viviendas con calentadores termosolares. Otra medida positiva podría ser vivir más cerca de los trabajos. Y también, dijo, el “descrecimiento”, que propone la reutilización de los objetos, repararlos y seguirlos usando como una estrategia más inteligente que el reciclado.
Fuente: UNAM