Los habitantes de Macuiltianguis reconocieron en el bosque la capacidad
de renacer después del fuego
Rocío Flores
OAXACA, Oax. Un incendio forestal de gran magnitud marcó en 1983 a la población de San Pablo Macuiltianguis, ubicada en la Sierra Norte de Oaxaca. Arrasó con el 30 por ciento de la superficie boscosa.
El episodio fue el comienzo de un proyecto sustentable, la oportunidad para recuperar y cuidar un bosque prodigioso, anteriormente, concesionado para su explotación a una fábrica de papel.
«Fueron 15 días de llamas que sacudieron nuestra forma de pensar, el fuego corría tan rápido que no lo podíamos detener, se consumió hasta que llegó a las zonas húmedas», recordó David Rafael Pérez, presidente del comisariado de bienes comunales en esa época.
Los habitantes pensaron que su patrimonio natural estaba perdido. Tres meses después, comenzaron a surgir nuevos ejemplares de árboles en el lugar.
La población reconoció en el bosque la capacidad de renacer después del fuego, y se dio a la tarea de preservarlo, igual que a la fauna del lugar.
Establecieron una veda de cinco años en la zona afectada para permitir la recuperación de venados cola blanca, con el apoyo del Instituto Nacional de Investigaciones Sobre Recursos Bióticos (INIREB), del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y el Fondo Mundial de la Silvestre de los Estados Unidos (WWF- U.S).
Realizaron un monitoreo para detectar la presencia del venado, a través del conteo de huellas, excretas y lampareo nocturno, “principalmente en la zona donde ocurrió el incendio», contó David Rafael.
El estudio concluyó en 1984. En esa época se registró un incremento de estos mamíferos debido a que el incendio de un año antes favoreció el crecimiento de vegetación, la cual les ofreció gran variedad de alimento y refugio.
En San Pablo Macuiltianguis, ahora predominan especies de pino pátula, pseudostrobus y ayacahuite, además de que en las partes bajas de la comunidad se pueden encontrar árboles de cedro.
Después de 35 años de este incendio forestal, tienen nueve mil 257 hectáreas de pino que tienen diámetros que van de los 30 a los 60 centímetros y entre 30 y 40 metros de alto.
La comunidad se conformó oficialmente como empresa y en 2014 crearon un aserradero para el aprovechamiento sustentable del bosque. Actualmente proveen de madera a Oaxaca, Puebla y Veracruz, con el permiso que le otorgó la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) en 2015, con el cual pueden aprovechar 54 mil metros cúbicos anuales de madera.
Además, se organizaron para realizar su ordenamiento territorial, lo que les ha permitido delimitar las áreas dedicadas exclusivamente para actividades agrícolas, ganaderas y forestales.
Macuiltianguis recibió en 2017 una certificación internacional del Consejo de Manejo Forestal (FSC, por sus siglas en inglés) por el buen manejo de sus bosques.
En 2013, la comunidad recibió el Premio Nacional al Mérito Forestal en la categoría de Manejo y Ordenamiento Territorial, otorgado por la Comisión Nacional Forestal (Conafor).