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‘El México que nos han dicho que somos es una mentira’: Mardonio Carballo

¿Cuántos aquí hablan una lengua indígena? ¿Cuántos de aquí tienen padres que hablan una lengua indígena? ¿Cuántos, sus abuelos hablaron alguna?, Bienvenidos al México que sí somos, lanzó Mardonio Carballo, periodista nahuahablante.

El público concentrado en el Foro Panorámico de la FILO se miraba entre sí, con las manos levantadas, descubriendo por primera vez que en este país un gran porcentaje de los ciudadanos es (sin saberlo) parte de esa categoría que llamamos población indígena.

La mesa era moderada por la reportera Rocío Flores y también participaba la lingüista y escritora Yásnaya Elena Aguilar Gil.

“Al final, todos somos indígenas, sí entendemos por indígena lo que realmente significa: originario de un país”, explicó Yásnaya, y Mardonio aclaró que en realidad el nombre no es lo que importa, sino lo que hay de fondo:

«En México a los pueblos indígenas siempre se les mira con mucha compasión, dicen que los indígenas somos todos buenos y yo digo que así se nos quitan maldad, se nos quita deseo, no somos capaces de amar, nos reproducimos a lo güey. También se nos quita responsabilidad, dicen cosas como: no se lo des a ese, lo va a hacer mal porque es indio, ellos no saben hacer cosas

Mardonio Carballo.

Bajo esa lógica se ha venido desdibujando la  construcción de los pueblos  coinciden, “nos han contado que México es un sólo himno, una lengua, una religión, pero en realidad México es muchas naciones, múltiples lenguas, religiones, himnos. El México que nos han dicho que somos es una mentira.”

Ante eso, consideran que lo verdaderamente importante ha pasado segundo término, “nos olvidamos del adeudo que tiene el Estado hacia ellos, de la necesidad de una resarcimiento”.

Lo anterior -explican- se pone en evidencia aludiendo a cuando México era una colonia de España, “en ese momento el porcentaje de hablantes de una lengua originaria era del 70 por ciento, y luego de 200 años de independencia, la cifra se redujo apenas el 6.5 por ciento como consecuencia de la castellanización del país por parte del Estado Mexicano.”

Por una hora se abrió un  espacio para analizar el tema  y concluir que la modernidad ha buscado encajonarnos en  naciones, cuando en realidad dentro de los casi 200 países que conforman el mundo, hay alrededor de siete mil pueblos que no llegaron nunca a ser Estado. Ellos cuentan con una historia lengua e identidad propias, mismas que muchas veces son más ricas y más antiguas que el resto.

Y al hablar de las lenguas, se llega punto central de su lucha por permanecer y de las batallas que libran por su territorio. “Iniciamos visibilizando sus lenguas, abundando en ellas y terminamos en el territorio, porque invariablemente lo lingüístico es político”.

“Dejar de hablar una lengua es una consecuencia de una violación sistemática de derechos humanos, porque no conozco a ningún hispanoparlante  que al aprender inglés diga: ay por fin puedo dejar de hablar español y a partir de ahora le hablaré a mis hijos sólo en inglés, al fin lo logré, pero eso pasa continuamente en las comunidades indígenas”, señaló Aguilar Gil.