El viaje de Rakar es el relato de una travesía por 67 pueblos olvidados de Chile, donde el fotógrafo Ramón Ángel Acevedo fue encontrando abandono, olvido, postergación, pero también mucha poesía. Y es lo que ilustra en su libro.
El viaje de Rakar es un texto de poesía visual, antropológico, etnográfico, un fotolibro que documenta modos de vida. A pesar de las circunstancias en las que vive la gente en esos lugares, el chileno explica, que su viaje no fue para documentar la pobreza, o la marginalidad.
Acevedo considera que su trabajo no estaba en la fotografía política, no quería y no tenía por qué retratar policías baleando gente durante la Dictadura. Aunque se integró a un grupo de fotógrafos independientes que hacían eso, finalmente desistió. Su visión de lo político no está en lo establecido, sino en el margen.
Yo diría que lo político, igual que la belleza, está más en los márgenes que en la oficialidad”.
Por ello, de 1995 a 2007 Ramón Ángel Acevedo viajó por la V Región de su país llevando como pretexto la Fotografía. Primero planeó visitar 13 pueblos, luego sumó los 26, después 40 y finalmente fueron 67.
En su camino encontró que la gente en esos lugares, vive el día a día con cierto heroísmo, con dignidad, lo cual difiere de algún modo del discurso político, no por la inexistencia de la pobreza, sino por la concepción de ésta.
El chileno explica que los políticos en Chile ─igual que en México, y en Oaxaca en particular─ dicen “vamos a visitar a esa pobre gente”, pero no siente que haya infelicidad. “Hay más infelicidad en las grandes urbes, la gente corre de un lado a otro”, comenta en entrevista a propósito de la presentación de libro en esta ciudad del Sur del país.
A diferencia de las ciudades y de las grandes urbes, ahí en esos pueblos remotos hay mucha tranquilidad y paz. Sí, hay carencias, sin duda, pero también hay mucho heroísmo”.
El viaje de Rakar es también un recorrido interior, como el viaje iniciático que cambia una visión del mundo que podías haber tenido anteriormente, confiesa el autor.
Ramón ha vivido también en Santiago de Chile, vivió durante un tiempo en Oaxaca visitando comunidades olvidadas de la Sierra Sur. De esa experiencia concluye que hay muchas semejanzas entre el paisaje de Chile y de México, las formas de vida. La diferencia dice, es que aquí hay más raigambre indígena, es decir, antecedentes, hábitos, historias que ligan a las personas a lugares determinados, a alguna comunidad de cualquier región del estado.
En Chile no es así, reflexiona el fotógrafo cuya vida ha sido un poco itinerante, por ello el viaje por esos remotos poblados de la zona central de su país, constituyó también un gran pretexto para su destino individual.
En su libro aparecen sus mapas, sus rutas, los retratos de mujeres, hombres, animales que fue haciendo al realizar su proyecto, como si fuese una visoria de su infancia, como un recuerdo del viaje que hizo con su padre hace unos 40 años. Las imágenes tienen una narrativa que integra la poesía de Charles Baudelaire.
El libro fue presentando el pasado fin de semana por Abraham Nahón, investigador social y director de la revista de arte y literatura Luna Zeta, en el Centro Cultural San Pablo, de esta ciudad, gracias al financiamiento del Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile.