Inauguran la muestra Francisco Toledo, obra reciente
Texto: Rocío Flores/Fotografía: Jorge Luis Plata
OAXACA, Oax. La literatura y la pintura son inseparables en la obra del pintor Francisco Toledo, del mismo modo que la tradición oral y escrita; en sus imágenes igual están plasmadas las reflexiones de autores como Franz Kafka, Michel Pastoureau o J. B. Yernaux, como los relatos de la cultura zapoteca o ikoot.
Una muestra de ello, se puede observar en la exposición Francisco Toledo, obra reciente. Las piezas son como una puesta en escena de la literatura que ha permeado en su obra y la memoria activa del pintor de origen juchiteco.
Inaugurada ayer en la galería Quetzalli de la ciudad de Oaxaca, bajo la curaduría de la artista la Trine Ellistgaard, las más de 100 imágenes de la obra reciente de Toledo proponen un campo de reflexión al público.
Algunas pinturas y dibujos fueron realizados para una serie de textos de su columna Toledo Lee, publicada en la revista Proceso de agosto de 2016 a diciembre de 2017, donde quiso compartirlos para provocar a los jóvenes a la lectura.
Previo a la inauguración, el artista explicó que surgieron de un proyecto anterior llamado Comejen para dar a conocer algunos libros que estaban en la biblioteca de Artes Gráficas de Oaxaca, en avenida Juárez de esta ciudad.
En la revista Proceso la primera colaboración fue sobre el texto Espulgando Cartas, un libro sobre cartas a personajes famosos o escritas de forma amorosa. A partir de éste, el artista compartió dibujos y viñetas surgidas de sus lecturas más entrañables.
De la tradición oral, el artista pintó pasajes, leyendas, mitos y anécdotas de su región, recuperadas de la relación con sus abuelos, sus padres, sus tías; también hay imágenes del terremoto que impactó en el Istmo y la reconstrucción.
Una de esas piezas está inspirada en una leyenda ikoot o huave en la que una mujer sostiene una relación con su amante venado, que luego mató, pero lo siguió recordando a través de un pene de cera; la historia, contó el artista y activista, fue recuperada de un estudio sobre tradiciones de esa cultura, escrito por Elisa Ramírez.
También están las manos azules del abuelo, una obra que le recuerda a ese hombre de su familia “él mataba cochinos, era campesino y sembraba añil”, dice el autor mientras comenta esa imagen derivada de la actividad de su abuelo en la siembra, cosecha y extracción del colorante natural.
Igual se puede observar “el dedo que quita la virginidad”, imagen relativa a una tradición aún vigente en esa región; un gesto grosero de hacer higas, y otras imágenes que de alguna manera, remiten a la infancia o la transformación de la vida del artista y defensor del legado cultural y natural del estado..
La muestra está dividida por temas: osos, pieles, pulpos, hormigas, maíz, Durero, la vía láctea, el Istmo, el terremoto, la reconstrucción temas que le han ocupado recientemente, pero de los cuales, dijo, no sabe si existe una articulación.
[quote]“No podría decir si hay alguna relación entre los temas, pero en mi trabajo siempre ha habido imágenes de la tradición oral y también de lo escrito. No es algo nuevo. Cuando estaba en París y tenía nostalgia por la casa de Juchitán me dedicaba a recordar las imágenes del abuelo matando cochinos y eso dibujaba. Entonces, esta literatura y pintura van juntas, han estado ahí siempre.”[/quote]
En Francisco Toledo, obra reciente también se incluyen nuevos autorretratos, que a decir del juchiteco, «son solo un registro de las barbas blancas y canas del autor».
La exposición estará en la bodega y la galería Quetzalli, ubicadas en Murguía 407, y Constitución 104-1, respectivamente, ambas ubicadas la colonia Centro de esta ciudad.