OAXACA, Oax. Reconocer y enunciar las violencias que sufren las mujeres no es cosa fácil, sobre todo si han sido normalizadas históricamente, de ahí la importancia del #MeToo, movimiento de denuncia sobre acoso y abuso sexual que resurgió en México y en Oaxaca hace un par de semanas, señala Charlynne Curiel, antropóloga social y profesora del Instituto de Investigaciones de la UABJO.
Es una nueva ética de acompañarse y tiene como objetivo que las denunciantes se den cuenta que no son responsables de ese acto”:Charlynne Curiel, docente de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca.
En Oaxaca algunas acusaciones se publicaron en la página de Facebook Marea Verde Oaxaca, pero fueron pocas y varias optaron denunciar en #MeToo Oaxaca cuando se creó, refiere Betzabé Peralta Reyes, psicóloga e integrante del Movimiento Marea Verde Oaxaca.
Betzabé menciona que en el estado no hay una forma de denuncia digna, por eso muchas deciden seguir la estrategia del #Metoo. Cuando van a las fiscalías a denunciar, la respuesta es falta de interés de las autoridades, cuestionamientos sobre ellas y no sobre los victimarios, es decir las revictimizan. “Van corriendo la voz y se sabe lo que sucede. Se crea una cultura de anti-denuncia”, apunta Betzabé.
#MeToo contra el pacto de silencio
Desde la perspectiva de la antropóloga Charlynne Curiel, la sociedad ve en las mujeres que denuncian abuso sexual algo como una traición, pues están rompiendo un acuerdo de silencio que históricamente ha mantenido al patriarcado en su lugar.
En la Academia a ese acuerdo o pacto le llaman el “derecho a no saber”, muy conveniente en la sociedad, apunta Charlynne Curiel, porque si se saben las cosas se tienen que reconocer y asumir la responsabilidad, lo cual implica hacer muchas cosas para cambiar la situación, pues deja de ser un tema entre dos personas, para volverse un problema social.
Las denuncias
La comunicadora feminista Anel Flores Cruz coincide con Charlynne en observar, que al ser una red social al alcance de todas las personas, Twitter se ha convertido en una plataforma de denuncia, ante la indiferencia de las instituciones y la omisión del Estado, un sistema de justicia fallido para atender este tipo de casos, situación que 一dicen一 debe rediseñarse para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia.
Recuerda que si bien algunas denuncias se hacen desde el anonimato no debería deslegitimarse ni el movimiento ni las acusaciones, debido a que no todas están protegidas, pueden perder trabajos, o están sujetas a la sanción social y los ataques a los no quieren verse expuestas.
Para muchas es complicado enfrentarse a un Ministerio Público, autoridades de una universidad o del trabajo, agrega. La comunicadora y conductora del programa ‘Feministas al aire’, destaca: en el movimiento #MeToo la sociedad es la interlocutora, no le está pidiendo nada al Estado, porque se ve la impunidad, no se garantiza la sanción por delitos sexuales.
Twitter y el #MeToo
Aunque el #MeToo es una herramienta de denuncia, o una alerta sobre lo que hizo un agresor, según la antropóloga de la UABJO, no es una estrategia para pensarse a largo plazo, pues tarde o temprano se va a desgastar o a perder legitimidad. Su propuesta es reflexionar socialmente sobre las estrategias que se han tenido que utilizar para terminar con estas violencias.
Anel agrega que el acoso sexual es un tema que la gente no quiere abordar, causa morbo, pero no va más allá en las reflexiones. Sin embargo, reconoce que las jóvenes están cansadas, tienen cero tolerancia a cualquier manifestación de abuso, y ahora lo pueden decir desde Twitter.
Un ejemplo es la denuncia anónima por abuso sexual que se presentó contra el integrante de la banda Botellita de Jerez Armando Vega Gil, a través del #MeTooMúsicosMexicanos, la cual logró ‘viralizarse’. Posteriormente el músico publicó una carta y se suicidó. En su mensaje pedía no culpar a nadie, pero la respuesta fue contra el movimiento y las denunciantes.
En esta reacción suceden dos cosas, explica Charlynne: la sanción contra las mujeres por la acusación y relacionarla con el suicidio. En su opinión, esto es una lectura rápida y fácil que sucede por ignorancia cultivada, es decir por el desconocimiento de la realidad de las mujeres.
“Pensar en el #MeToo es también observar, si los hombres denunciados tienen una formación, incluso trabajan con perspectiva de género o escriben sobre la violencia contra las mujeres, es decir si en la academia, en el periodismo, la música y otras disciplinas las cosas están así, cómo estarán en otros ámbitos”, agrega la antropóloga a manera de conclusión.
¿Están los medios de comunicación a la altura del #Metoo?
Como especialista en temas de género y feminismo, Flores Cruz considera que los medios nacionales y locales no le dieron la intención política y social al movimiento.
Inicialmente no tuvo un impacto “porque no era vendible”, hasta que se dio el suicidio de Vega Gil. Ese episodio se retomó a través de titulares que finalmente incidieron en responsabilizar al movimiento. “Los medios de comunicación no hicieron el trabajo de analizar el fenómeno”, determina.